A menudo minusvalorada como “la banda de acompañamiento de Bob Dylan” en los 60, The Band es, con la perspectiva de las décadas, una de las mejores agrupaciones de música popular de todos los tiempos gracias a clásicos como The Weight y The Night They Drove Old Dixie Down. Un grupo a recordar tras el fallecimiento este jueves de su compositor, guitarrista, líder y uno de sus cantantes, el canadiense Robbie Robertson, a causa de “una larga enfermedad”, según sus allegados más cercanos.

Banda que recuperó para el rock las raíces más rurales, se movió cómoda entre pasajes rockeros, el blues, el folk, el country y el soul, dejando un legado que se vislumbra medio siglo después en la obra de muchos de los adalides del mejor country alternativo y Americana y de grupos como Counting Crows, The Wallflowers y The Black Crowes. Robertson y sus excelsos instrumentistas y colegas de nacionalidad, Garth Hudson (teclado, piano, trompeta), Richard Manuel (teclado, voz, batería) y Rick Danko (bajo, voz, violín), al que se sumó el único estadounidense, Levon Helm (batería, voz, mandolina), acompañaron a Dylan en una época controvertida, tras curtirse como The Hawks con Ronnie Hawkins, cuando el autor de Blowin´ in the Wind se pasó a la electricidad y sus fans le gritaban “Judas”.

Después de su fructuosa colaboración con Dylan, Robertson lideró a The Band en una carrera seminal y que merece ser rescatada periódicamente –sus discos se han ido reeditando bajo su supervisión en los últimos años– hasta que su líder optó por la retirada con un concierto–película inolvidable, The Last Waltz (1978), dirigido por Martin Scorsese y rodeado de amigos de finales de los 60 y principios de los 70 como Van Morrison, Neil Young, el propio Dylan…

Desde la separación de The Band, Robertson ha alternado la edición guadinesca de discos de sonido diverso y éxito destacable con su trabajo como asesor musical de las películas del director de Casino, Malas calles y Taxi Driver. De hecho, su último trabajo con Scorsese, Killers of the Flower Moon, permanece inédito y será ya póstumo, ya que se estrenará el 20 de octubre.

De cara al fin de semana les dejamos con cinco clásicos del fallecido Robbie Robertson, tanto en solitario como junto a The Band.

THE WEIGHT

Esta canción, considerada entre las 500 mejores de todos los tiempos, puede que sea su tema más conocido gracias a sus múltiples versiones, de Diana Ross & The Supremes a Aretha Franklin, pasando por Jackie DeShannon o The Staple Singers. Curiosamente, no tuvo éxito en su momento, llegando solo al puesto 63 de las listas de venta estadounidenses. Estaba incluida en el debut discográfico de The Band, titulado Music From the Big Pink (1968) y, según Robertson, se inspiró en Luis Buñuel.

THE NIGHT THEY DROVE OLD DIXIE DOWN

Un año después, en 1969, llegó el segundo disco de The Band, de título homónimo. Ahí se incluía The Night They Drove Old Dixie Down, el otro gran éxito del grupo que ha logrado permanecer vivo 50 años después. También la compuso Robertson y se ambienta en los últimos años de la Guerra Civil de USA. Rescatamos el video del tema incluido en The Last Waltz.

FOREVER YOUNG & BABY, LET ME FOLLOW YOU DOWN

El rescate de The Band quedaría inconcluso sin que sonara alguna de sus canciones compartidas junto a Bob Dylan. En el vídeo, rescatado de The Last Waltz, comparten la popular Forever Young y la unen con otro tema más desconocido y juvenil del de Luluth, en clave más rockera y eléctrica. La interpretación de Robertson a la guitarra solista resulta sublime.

BROKEN ARROW

Ya en solitario, Robertson debutó con un disco homónimo en 1987, que logró el premio Juno a Álbum del Año. En él se nota la mano –y los característicos sonidos etéreos y atmosféricos– del productor Daniel Lanois. El disco contó con las colaboraciones de Bono, de U2, y de Peter Gabriel, colaboradores de Lanois en aquella época. El álbum, en el que participaron sus compañeros de The Band Rick Danko y Garth Hudson, incluyó éxitos como Sweet Fire of Love, Fallen Angel y este Broken Arrow.

COYOTE DANCE

Llegamos al final con la primera de las contribuciones de Robertson a las bandas sonoras, en este caso al documental Music for The Native Americans, que firmó junto a Red Road Ensemble. Editado en 1994, rescata el espíritu y las tradiciones de la cultura de los indios nativos de Estados Unidos. No debe olvidarse que Robertson tenía sangre india en sus venas.