Un africano sin papeles que empieza sus andanzas en el barrio de San Francisco haciéndose pasar por adivino, con una pequeña dosis de picaresca y otra de supervivencia. Esos fueron los ingredientes con los que el escritor Jon Arretxe confeccionó la descripción del detective Touré, el protagonista de la saga literaria que lo acompaña desde hace más de una década. “Él es el eje de las nueve novelas”, reconoce el autor basauritarra, que acaba de publicar Tiempos para la Lyrica. En esta última entrega, sigue los pasos del carismático personaje. “Estoy enganchado a él y noto el feedback de los lectores, lo bien que cae a pesar de las fechorías que haga”, expone el autor sobre el detective, protagonista de una miniserie que comenzará a rodarse este mismo lunes en San Francisco, otro personaje más en la ficción. “Como persona es muy interesante ver lo que ocurre en San Francisco, pero como escritor resulta una mina”, asevera Arretxe.

Como viajero curtido, el basauritarra confiesa su inclinación por los africanos. “El porcentaje de buena gente que he encontrado en el África negra, sobre todo, no lo he visto en ningún sitio. Me enamoró como me trataban fuera de los sitios turísticos”, afirma el autor al argumentar el origen de Touré, un personaje que en su lucha por sobrevivir se agarra a lo que puede: “por 20 euros hace de cabezudo, trabaja de gigoló o de figurante en una ópera”. Sin embargo, la vida le maltrata. “En algunas novelas no tiene nada de santo, es el chivato de la policía o incluso un sicario”. Con todo, el detective de origen burkinés no pierde el favor de los lectores. “Tiene mucho encanto”, asevera Arretxe sobre Touré, que “podría ser cualquiera de los cientos de africanos que se ven en San Francisco”.

Touré es un superviviente nato que se agarra a lo que puede: los mismo hace de cabezudo, que trabaja como gigoló o figurante de ópera

Para el autor basauritarra, el contexto de sus novelas es tan importante como el propio argumento. Tras escribir varias obras ambientadas en el extranjero, con 19 kamara (2012) Arretxe cambió de tercio dando comienzo a la saga. “Me decidí por el barrio más apropiado para novela negra en toda Euskal Herria”, expone sobre San Francisco. “Me gusta que los marcos tengan mucho peso en la novela”, añade el autor, afincado en Arbizu, quien está habituado a escribir desde el lugar en el que ambienta sus historias. Y, de hecho, explica que las novelas sobre Touré las ha escrito desde el propio barrio gracias a amigos que le dejaron sus pisos. “Basta con pasear por ahí, observar desde el balcón y estar con la gente. Todo lo aprovecho para mis novelas”, indica.

Tramas ágiles

La aventuras de Touré se publican primero en euskera y, unos meses después, en castellano. En ambos idiomas ha congregado a un buen número de lectores fieles deseosos de avalanzarse sobre cada nueva entrega que se publica, más o menos, una vez al año. “Ya estoy escribiendo la décima”, anuncia Arretxe, quien intenta que “las tramas sean ágiles, con mucho ritmo y sorpresas”. En el último volumen, Touré vuelve a San Francisco tras haber estado en Madrid, París y Nafarroa, sobreviviendo en barrios como Lavapiés o Belleville. “Es un hombre al que el destino le mete en problemas y acaba huyendo prácticamente al término de cada novela”, revela el basauritarra.

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En imágenes: así ha sido el casting para buscar figurantes africanos en Bilbao Oskar González

En su última etapa en Madrid, el detective Touré estaba viviendo un momento dulce gracias a un saco de joyas robado en París que le proporciona un modus vivendi acomodado. Pero todo se va al garete y decide volver a Bilbao, su segunda casa. En Tiempos para la Lyrica se narra, precisamente, ese empeño por continuar en Europa e intentar una vez más. “Una de las razones principales para volver a Bilbao es que tras su visita a Madrid intuye que algo le ocurre a su amiga, amante y compañera Cristina. Le vio unas marcas, unos moratones y ella no le quiso dar explicaciones. Él se huele que alguien la está maltratando y dice: ‘se va a enterar de quién soy yo”, expone Arretxe sobre el pretexto argumental de su última novela.

El Contexto

Sin embargo, más allá de las acciones, también refleja las problemáticas del barrio. “Todas mis novelas se sitúan en la actualidad y son una pequeña crónica de la sociedad”, indica Jon Arretxe. Así, en el regreso de Touré a Bilbao, se percibe que esa gentrificación que ya se veía unos años antes en San Francisco sigue su curso. “El propio Touré, en la sexta novela, empieza a trabajar como comisionista para un agente inmobiliario que ha llegado al barrio para comprar locales y puticlubs con el fin de venderlos después más caros”, indica el escritor sobre el detective, que contribuye a ese fenómeno urbanístico y social. La saga tampoco es ajena a la transformación que pueda conllevar el soterramiento de la estación de Abando con la llegada del tren de alta velocidad.

Jon Arretxe toma el pulso a la realidad del barrio a través de la estrecha relación que tiene con las diversas asociaciones radicadas en San Francisco: Comisión Antisida, Askabide, Posada de los Abrazos, Alduri Fundazioa... Concretamente, explica que para documentarse sobre las situación de las mujeres que ejercen la prostitución recorrió Las Cortes de la mano de Askabide, como un voluntario más, escuchando sus preocupaciones. “La prostitución debería desaparecer, pero una cosa es la teoría y otra, la práctica. Hablas con ellas, que son unas supervivientes natas y tienen otro punto de vista: Si nos quitan esto, ¿qué hacemos?”, revela el escritor sobre esta encrucijada que periódicamente se plantea desde el ámbito político y también se refleja en su última novela. “Touré trabaja como segurata en la puerta de un club”, expone Arretxe sobre el polifacético detective.