El escritor vasco Anjel Lertxundi y la autora mexicana Cristina Rivera Garza, dos voces literarias muy diferentes, viven a 9.000 kilómetros de distancia, pero como ha recordado el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, “están unidas por el deseo de indagar en las esencias más ocultas del ser humano, en su pasado, en sus grandes retos de ayer, de hoy y de siempre”. Ambos escritores han recibido este viernes los segundos premios BBK Gutun Zuria Bilbao por sus respectivas trayectorias literarias impregnadas de una fuerte sensibilidad social.

Tras recibir la makila de honor de manos de Aburto, el novelista, ensayista y crítico literario, y Premio Nacional de Ensayo 2010 y Premio Euskadi de Literatura en 1983 y 2001, Anjel Lertxundi (Orio, 1948) ha realizado un discurso muy crítico con el capitalismo “despiadado y motor de la globalización que solo busca el beneficio, que no tiene en cuenta a las personas y que olvida las periferias, como el arte y la cultura”.

Según Lertxundi, los que no participan o quedan excluidos de la globalización deben de adecuarse a la velocidad a la que funciona el mundo y mirarlo con los ojos actuales “aunque yo, cada vez que aparece la palabra globalización, automáticamente pienso en la periferia y en que tenemos que cuestionar permanentemente esa globalización”.

Apenas cumplida la mayoría de edad, la escritura cautivó a Anjel Lertxundi, una pasión que mantiene viva más de medio siglo después.Nadie podría imaginar que la evolución del euskera iba a ser la que está siendo. Al comienzo escribía en castellano pero en un momento determinado decidí hacerlo en euskera, entre otras cosas, porque lo más interesante culturalmente del país en esos momentos se estaba produciendo en torno a nuestro idioma. No fue únicamente una elección política, fue más cultural, me atraía muchísimo más hacerlo así y por otra parte, el euskera era mi lengua”.

“Las cosas poco a poco fueron mejorando, fue un milagro, nunca nos vamos a dar cuenta del trabajo que se hizo y de lo que supuso para el euskera. Afortunadamente los resultados están a la vista”

Compremetida

Gorka Martínez, director General de BBK, ha sido el encargado de entregar la makila a la novelista, poeta, cuentista y ensayista mexicana Cristina Rivera Garza, “una voz comprometida con las personas y los derechos humanos”. La autora ha agradecido a las instituciones que “sigan creyendo en la literatura y en su importancia para la sociedad”.

Ha apuntado que su trabajo literario en Estados Unidos, donde produce tanto libros en español como en inglés, le ha servido para “estar siempre en un estado crítico y de alerta, respecto a lo que el lenguaje hace en nuestro mundo a lo que nosotros mismos somos capaces de hacer a través de él”.

“En todo caso para mí lo importante es la capacidad del lenguaje para poner en cuestión y subvertir, cuando se pueda, las narrativas del poder, con las que pretenden convencernos de que las cosas son así y que así se van a quedar”.

Porque a Cristina Rivera Garza no le gusta escribir novelas cómodas. “Una de los tantos poderes de la escritura consiste en lanzar preguntas y subvertir narrativas que muchas veces pasan por eternas, que no se acoplan a la realidad”.

Su libro más personal y difícil ha sido El invencible verano de Liliana, en el que retoma la memoria de su hermana, un testimonio doloroso pero necesario de un feminicidio que aún reclama justicia y que hoy más que nunca se vuelve vigente. La escritora confiesa que le ha tomado 30 años escribir la historia de Liliana.