Los cinco, que es lo que significa en su lengua natal, el Luganda de Uganda, Aba Taano, actúan hoy jueves en el teatro de la Sociedad Filarmónica, mañana viernes en la iglesia de San Pedro en Basauri y pasado en Arrasate. Su gira de esta temporada tiene marcados cerca de 200 conciertos. Ya han pasado antes por Bilbao, Portugalete o Algorta y vienen de Medinaceli, Valls, Alcalá de Henarés o Madrid capital.

Se trata de cinco voces cálidas que ofrecen un espectáculo total durante el que derrochan humor, alegría y dinamismo a lo largo de 90 minutos. La materia prima son los cantos a cappella, escenificados, movidos y amenos. Interpretan gospel africano, mayoritariamente zulú, en el que intercalan temas puramente étnicos y también pop.

Así es cómo han sumado más de una decena de premios internacionales, han conocido los auditorios de una quincena de países y escuchado más de dos mil ovaciones de las que, invariablemente, cosechan al final de cada concierto. Su repertorio está recogido, de momento, en cinco álbumes de estudio y otros dos más en directo.

Los cinco son Derrik Ssenteza, director y barítono; Joshua Kimeze, barítono; Morris Kamoga, bajo profundo; Louis Manyanja, bajo; y Harriet Nabbaale, contralto y mezzo soprano. Admiran a Soweto Gospel Choir, Lady Smith Black Mambazo y los coros de Umoja.

Aba Taano llevan años girando por Europa. Pero siempre parten de Kireka, un suburbio de Kampala, capital de Uganda. Y siempre regresan a ese punto. Allí es donde todo comenzó en 2005. Y en Kireka es donde se ubica la sede de la ONG Música para salvar vidas. Un orfanato en el que se han educado niñas, niños y adolescentes que viven allí ahora mismo. Además de recibir una educación integral, reciben formación en música y danza. “Nos dimos cuenta de que resulta terapéutico: se les recoge de las calles con muchísimos problemas y permanecen en el orfanato hasta que son capaces de vivir por su cuenta con un trabajo digno”, explica Elisabeth Michot, fundadora de la ONG.

El 75% de la financiación de la entidad procede de la recaudación de los conciertos no solo de Aba Taano, si no también de otros conjuntos musicales como el coro infantil Uganda Natumayini y el de danza y percusión Af Ndanza/Ugandan Sticks.

“Mayanja, el bajo, ingresó en nuestro orfanato en el año 2005; era un niño callado, introvertidísimo y con muchos problemas de relación y comunicación: hoy en día, es cantante y compositor y su vida ha cambiado por completo”, evoca Michot.

Derrik, el director, entró en Música para salvar vidas en 2007. Siempre recuerda que mantiene muy presente su primer día en “nuestro orfanato, cuando escuchó el canto Zayeni interpretado por peques de la casa: se dio cuenta de que amaba la música por encima de todo y de que no quería hacer otra cosa”, relata la generadora del proyecto. Harriet, por su parte, llegó en 2008, cuando perdió a sus padres, en tanto que Kamoga y Kimeze entraron más tarde y de modo algo más profesional.

Aunque muchos peques del orfanato pasan por el coro Uganda Natumayini, que dirige Jingo George, no todos se enfocan a la actividad artística. Hay quienes prefieren la mecánica, la enfermería, la cocina, la contabilidad o la costura. Tales son los empleos hoy de jóvenes que han crecido en el orfanato de Kireka, en los suburbios de la dura Kampala. Sus oportunidades recibieron el arrullo de las voces de Aba Taano.