Sira ha vuelto a la vida madrileña más evolucionada, más escéptica y dura. Atrás queda aquella modista inocente que se embarcó en un viaje vital a Tánger y donde vivió la Guerra Civil.

El retorno de Sira doce años después muy poca gente lo esperaba, aunque muchos lectores lo deseaban desde que se publicó 'El tiempo entre costuras'.

—No lo pensé en su momento. Pero aquel universo que estaba dentro de la primera novela daba para muchas historias y yo tenía claro que no podía escribir otra en la que la protagonista no fuera Sira. Enlacé personaje y espacio y surgió esta historia.

En 2009 usted apareció prácticamente de la nada...

—Ja, ja, ja... Es verdad. Yo no era nadie entonces y, de repente, mi libro se convirtió en un boom. Yo tampoco entendía nada de lo que estaba ocurriendo.

Muchos nos preguntábamos quién era María Dueñas.

—Yo era profesora de universidad, no había hecho ningún pinito en el mundo literario. Mientras seguía con mi vida, decidí escribir esta novela sin saber si iba encontrar una editorial que la quisiera publicar. Tuve la inmensa suerte de que la publicó Planeta en Temas de Hoy y aquí estamos hablando doce años después. Pero fue una tirada pequeña, 3.500 ejemplares.

Que se agotaron enseguida.

—Cierto. Fue gracias a los lectores, a los libreros y a vosotros, los medios. Se creó una bola de nieve y aquí seguimos doce años más tarde.

¿Cuál ha sido la tirada inicial de 'Sira'?

—Ha multiplicado un poco aquella tirada de El tiempo entre costuras. Son 500.000 ejemplares. Es mucho, muchísimo, pero ya es la tercera novela que sale con este volumen. Las hijas del capitán y La templanza también tuvieron una tirada como Sira. Pero hay que tener en cuenta que no solo es para España, también es América Latina.

Recuerdo que en alguna entrevista anterior me comentó que estaba relativamente saturada de 'El tiempo entre costuras' y de Sira.

—No tanto del personaje. Todo fue un proceso muy largo. Hubo un tiempo que me levantaba con Sira y me acostaba con Sira. Primero vino la edición en español, luego saltamos a América Latina. No fue simultáneo, cada país en su momento, iba y venía constantemente. Después llegó la serie y todo eso fue convirtiéndose en una gran bola y yo me sentía, cómo decirlo...

¿Devorada por el éxito y por su protagonista?

—No. No diría que fue así. Pero sí es cierto que me di cuenta de que si no ponía el freno no iba a poder salir de aquella bola que se había formado alrededor de El tiempo entre costuras. Había que parar.

¿Por eso ha dejado pasar doce años para volver a hablar de Sira y convertirla de nuevo en protagonista?

—Supongo que sí. Cuando me planteé hacer una nueva novela, sabía que tenía que salir del camino en el que estaba y no quedarme en un bucle. Para nada estaba agobiada, estaba agradecida, pero me convenía dar un paso adelante.

Su protagonista ha cambiado mucho en este libro, 'Sira'.

—Ha evolucionado. Pero ella evoluciona mucho a lo largo de El tiempo entre costuras. La conocimos como una modistilla inocente y candorosa. Era una joven muy protegida por su madre, le engaña el desgraciado que ella consideraba que iba a ser el hombre de su vida y que en el fondo resulta un canalla. En Sira recuperamos a esta mujer justo cuando ha terminado la Segunda Guerra Mundial. Se casa y busca un poco de sosiego después de una vida muy convulsa.

¿Va a encontrar el sosiego?

—No, no lo va a tener. Gran parte del libro va a suponer una reconstrucción de ella como mujer. Se va a endurecer con el tiempo. Se va haciendo más escéptica, más crítica, y adopta otras posturas ante la vida. Ella va tomando las riendas de su destino. En la novela anterior se dejaba empujar o arrastrar por las voluntades de otros o las coyunturas que se le cruzaban en los caminos que atravesaba.

Si a su protagonista le ha cambiado la vida desde la primera página de 'El tiempo entre costuras' hasta la última de 'Sira', su vida también ha cambiado mucho en estos últimos doce años, ¿no?

—No tanto, no creas. Ha cambiado en cuanto a que no estoy ya en la universidad. Ahora me dedico a escribir y todo esto resulta muy grato. Tengo el aplauso de los lectores que para mí ha sido fundamental para poder seguir adelante, tengo un equipo editorial magnífico. Voy muchos lugares a hablar de mis historias... Pero más allá de esto tampoco mi vida se ha trastocado. El tiempo entre costuras me pilló en una edad en la que ya había en mi vida cosas que no se podían cambiar.

Seguro que tampoco es la misma persona que en 2009.

—La edad hace que evoluciones, pero no que te conviertas en otra persona. Sigo siendo la misma en mi vida personal. Está mi familia, siempre está ahí; están mis amigos y sigo viendo la vida como la veía antes. Ha habido cambios muy buenos, pero no me trasmutado en otra persona. No he tenido una evolución tan grande como la de Sira.

¿Echa de menos la vida académica, la universidad?

—Si te digo que sí, te voy a mentir un poco. La vida académica ha cambiado mucho en la universidad española. Ahora está dentro del sistema europeo del Plan Bolonia, pienso que no sería capaz de adaptarme otra vez a la vida universitaria. En cambio, en este otro mundo, en el literario, estoy muy cómoda con lo que creo que me voy a quedar aquí un rato más. Mientras todos mis lectores me dejéis, yo me quedo. Estoy disfrutando mucho escribiendo estas historias y encontrándome cada cierto tiempo con mis lectores. La escritura me ha dado muchas alegrías.

¿De verdad que nunca en su vida había soñado con ser escritora?

—Nunca, jamás, te lo digo con la mano en el corazón. Tenía mi carrera académica, era exigente y me pedía el cien por cien de mi atención. Todo cambió durante una estancia en Estados Unidos como profesora visitante cuando tuve un poco de tiempo y de descanso. Ya tenía mi posición y mi plaza consolidada.

Y así, de repente, se pone a escribir y le sale un libro como 'El tiempo entre costuras'.

—Ja, ja, ja... Surgió como algo colateral a la enseñanza. Pero sin pensar hasta dónde iban a llegar esos escritos y sin haber sentido antes la ilusión de escribir.

Pues hay que reconocer que le salió muy bien.

—Fue todo totalmente inesperado. Ni yo misma me lo creía cuando el libro iba alcanzando cotas altas de ventas y se iba traduciendo a otros idiomas.

Siempre decimos que la literatura no tiene género, pero se sigue hablando de libros para mujeres.

—Eso es un prejuicio que se asigna a todo lo que escriben las mujeres. Sí que existe la literatura femenina, pero no es la mía. El hecho de que tenga más lectoras que lectores, no implica que mi literatura sea femenina. Confío en que podamos quitarnos esa venda de los ojos. Que mi protagonista sea mujer no quiere decir que solo tenga que interesar a las mujeres y no a los hombres. La mujeres no hemos dejado de leer a los autores masculinos cuando sus personajes eran hombres. Creo que ese mismo respeto merecemos las autoras mujeres. Etiquetar por sistema y decir que lo que escribimos las mujeres es para mujeres, me parece algo muy caducado ya.

¿Tiene visos 'Sira' de convertirse en una serie de televisión?

—Supongo que sí. Es muy posible que Sira sea una serie, pero no de momento. Lo que quiero es que el libro alce su vuelo como lo que es, un libro, que los lectores lo reciban y que vaya abriéndose camino en la librerías. Es pronto aún para pensar en verlo convertido en serie.

"Supongo que 'Sira' se convertirá en serie, pero aún no. Quiero que esta historia alce el vuelo como lo que es, un libro, después veremos"

"Nunca me había planteado escribir. Fue en una estancia en Estados Unidos donde surgió 'El tiempo entre costuras"

"No echo de menos la vida académica, la universidad ha cambiado mucho con el Plan Bolonia. Yo me encuentro muy feliz con mis novelas"