El Museo Guggenheim Bilbao acoge un proyecto del artista José Manuel Ballester con fotografías de la capital vizcaina vacía, tomadas durante el confinamiento del pasado marzo por la pandemia, que representa "lo que estaba viviendo el mundo en ese momento, a través de Bilbao", e incluye una réplica del Guernica de Picasso sin personajes.

En la presentación de la muestra, Ballester ha explicado que su exposición, "como el mundo que ahora vivimos, tiene carácter bipolar" y que, desde lo local, ha tratado de plasmar lo universal, sobre cómo desde el encierro se hacía frente a una pandemia global.

Refleja así "la dicotomía" del momento, en el que tuvo la posibilidad de hacer esas fotos que representaban para él una "ilusión, frente al drama" de quienes estaban padeciendo la enfermedad.

Así, desde "el respeto hacia quienes están sufriendo" por el coronavirus, ha reconocido que disfrutó durante los tres días en que pudo retratar Bilbao sin personas, "escuchando solo a los pájaros" y "con una primavera escandalosa que hacía que las vías del tranvía estuvieran cubiertas de flores", ha descrito.

"Lo positivo y lo negativo" de un momento histórico que le permitió fotografiar entornos urbanos sin presencia humana, como Ballester ha hecho en otras muchas ciudades del mundo a lo largo de su carrera, desde Nueva York, hasta Venecia o Wuhan, pero en todos esos sitios tenía que preparar las fotos y buscar momentos en que no hubiera gente, y sin embargo, "en esta ocasión, el escenario de Bilbao desierto es perfectamente real", ha explicado.

El Guggenheim mostrará durante tres meses cinco fotos de gran tamaño de Ballester, que se han reproducido en los Estudios Durero de Durango, que en su opinión "es el mejor laboratorio fotográfico del mundo", junto a una versión del Guernica vaciado de personajes, como ya hizo este artista con otras grandes obras de la historia del arte como Las Meninas y El Nacimiento de Venus.

En esta ocasión, ha destacado que al retirar los personajes destacan la bombilla en la parte superior del cuadro y en la parte inferior la espada rota sobre la que nace una flor. Es así "una obra que trata de la vida y la muerte", como "el drama y la esperanza" de esta situación mundial de amenaza de la covid-19, como su proyecto de Bilbao, ha reflexionado.

En la sala que acoge este proyecto artístico, el Guggenheim ha abierto una ventana de tres cuerpos de manera que la obra de Ballester podrá ser contemplada por quienes se encuentren en el Paseo de Abandoibarra, y la muestra se completa con un vídeo que recoge otras fotos tomadas por Ballester en esos días, junto a un texto del periodista Carlos del Amor y también del propio artista, ha explicado la curator del museo, Petra Joos.

Además, Ballester ha incorporado a su proyección los bertsos de Andoni Egaña y Mailajen Lujanbio, que representan "la transmisión de la tradición oral, tan ancestral" del bertsolarismo en euskera, al momento actual, y dan testimonio de lo vivido.

El director general del Museo Guggenheim Bilbao, Juan Ignacio Vidarte, ha destacado que esta exposición ha logrado "inmortalizar la ciudad en ese momento tan especial" en que "las calles estaban vacías, pero las casas llenas".