nueva york - “Los artistas que están dedicados a su labor bajan la cabeza y siguen, pero ayuda mucho recibir un poco de reconocimiento”, dice la escritora estadounidense Siri Hustvedt, premiada este año con el Princesa de Asturias de las Letras por una carrera, asegura, “ambiciosa” desde el inicio. Hustvedt abre las puertas de su casa en Brooklyn y deja patente su inabarcable pasión por las humanidades y la ciencia. “Estoy agradecida de que se haya valorado todo mi trabajo, porque durante largo tiempo he estado interesada en muchas disciplinas, incluyendo las ciencias. Uno de los problemas en la vida académica es que la gente se mete en su campo (...) y nunca mira a derecha o izquierda”, pero eso podría “resolver problemas”, explica.

Productora prolífica de literatura, ensayos y poesía, y experta en neurociencia y psicoanálisis, Hustvedt asegura con resolución: “Siempre he sido ambiciosa con mi trabajo, aunque al mismo tiempo una no tiene absolutamente ni idea de cómo será recibido”. “Mucha gente que elige ser artista sabe que tiene que prepararse para que su trabajo nunca sea bien recibido. Los artistas que están dedicados a su labor bajan la cabeza y siguen. Es doloroso para la gente trabajar sin ningún reconocimiento”, agrega.

Preguntada por si siente que ha debido trabajar más duro para ser reconocida debido a su vida personal (esposa de Paul Auster), admite haberse enfrentado a la “hostilidad” de quienes dicen que Auster ha escrito sus libros o que sus obras se parecen a las de él, “que realmente no es el caso”, apostilla.