bilbao - Con su oboe reproduce sonidos que tocan la fibra de los oyentes. Su pasión y su sensibilidad para tocar este instrumento hacen de Alfredo Bernardini (Roma, 1961) un oboísta de referencia. Hoy, ofrecerá junto al violinista Pedro y Gandía y la Orquesta Barroca Propitia-Sydera un concierto muy especial en el marco del ciclo de la Colegiata de Ziortza, que cuenta con el apoyo de BBK. No es la primera vez que Bernardini toca en el País Vasco, pero sí que lo hará en la histórica Colegiata de los monjes cistercienses. “Cuando se toca en un lugar como este, en una iglesia, que tiene más resonancia acústica, hay más satisfacción porque los sonidos se mezclan mejor”, asegura este oboísta que llegó el pasado jueves a Bilbao para ensayar el concierto junto a los miembros de la orquesta vasca.

“Ziortza es una maravilla, un entorno mágico y el interior de la Colegiata es el sitio idóneo para interpretar música barroca por la acústica y la cercanía al público”, le explica Pedro Gandía, miembro del Trío Passamezzo Antico, director artístico de la Orquesta Barroca de Sevilla y profesor de Musikene. No será la primera vez que ambos músicos toquen juntos. “Nos conocemos hace años, pero es un placer poder contar con él para este concierto”, confiesa este violinista, un habitual de esta cita cultural. Gandía forma parte de la Orquesta Barroca Propitia-Sydera, “formada mayoritariamente por músicos vascos, que nació para responder a las necesidades del festival. Una orquesta que pudiera invitar a maestros como Alfredo Bernardini”, explica.

El programa que interpretarán en Ziortza, a partir de las 18 horas, “es muy veneciano. Vivaldi es el más conocido, pero también vamos a interpretar obra de Alessandro Marcello, y terminaremos con Bach, un concierto en do menor para oboe, que es una prueba de la admiración que el compositor alemán tenía por la música italiana”, desgrana este prestigioso oboísta.

pasión por el oboe Pero ¿cómo descubrió Bernardini su pasión por el oboe y qué es lo que le conquistó de este instrumento? “Cuando era un adolescente, me encantaba, en particular a la edad de 14 años me impresionaron muchísimo las cantatas de Bach, donde el oboe tiene un papel importante; hay muchas arias de Bach para oboe. Cuando escuché el sonido, que suena como un cantante, solo que sin palabras, me impresionó mucho. La decisión ya estaba tomada, aunque empecé con la flauta de pico a la edad de siete años, pero la pasión verdadera empezó más tarde, cuando descubrí el oboe”. “Mis inicios fueron con el oboe moderno, pero pronto me interesó más el barroco, por eso me fui a estudiar a Holanda, en aquella época, en los años 80, solo había dos escuelas, donde se podía estudiar la música antigua”, dice Bernardini.

Este prestigioso oboísta ha sido profesor en el Conservatorio de Amsterdam 22 años y 9 años de la Escuela Superior de Música de Barcelona, y desde hace cinco años imparte clases en la universidad musical Mozarteum de Salzburgo. “Los jóvenes empiezan con el oboe, pero es difícil, también porque tenemos un trabajo manual que no tiene que ver con la música. Las cañas tienen una vida muy corta, estamos todos los días fabricándolas... Por eso es un instrumento que no tiene la difusión de la flauta o el clarinete. No hay demasiados oboístas, pero su papel es muy importante en la orquesta”, dice convencido el músico italiano.

acercar la música antigua Bernardini asegura que en la actualidad asisten a los conciertos público de todas las edades. “Se le llama música antigua, pero en realidad es música actual. Habla de una manera muy directa a los sentimientos humanos, nos mueve, nos habla... No pasa de moda, gente de todas las edades se emociona escuchando esta música”. “El público es relativamente más joven en estos conciertos que en los sinfónicos. Y creo que es porque perciben un cambio de actitud, está un poco menos encorsetada. Salvando el paralelismo, hay como en el jazz, un componente improvisatorio que conecta con el público”, concluye Pedro Gandía.