LONDRES. Ese es el eje central sobre el que gira la retrospectiva con la que la National Portrait Gallery de Londres ha querido rendir tributo a esta inusual fotógrafa, de la que, según el comisario Paul Moorhouse, mucha gente tiene una percepción equivocada.

Al ser la propia Sherman la protagonista de todas sus instantáneas, son muchos los que piensan que es una egoísta o una narcisista, apuntó el experto a los medios de comunicación.

"Se trata de un error muy común, pero las fotografías no tienen nada que ver con la propia personalidad de Cindy, lo que hace ella es crear personas imaginarias", explicó.

La estadounidense, de 65 años, tiene un planteamiento de la fotografía alejado de cualquier tipo de convencionalismo, en el que trabaja en completa soledad pero se transforma en una ristra de personajes que posan en situaciones inventadas creando así un universo ficticio.

Valiéndose de disfraces, pelucas, accesorios y, sobre todo, mucho maquillaje, Sherman es capaz de transformarse en casi cualquier tipo de persona, como puede apreciarse desde sus primeros trabajos en los años setenta, cuando estudiaba en la Universidad Estatal de Búfalo y descubrió su fascinación por cambiar su apariencia.

En la obra "Murder Mystery", que puede contemplarse al inicio de la muestra, Sherman creó trece personajes basándose en el casting de una película de los años cuarenta, en la que no podía faltar un detective, un mayordomo o una señora adinerada.

El gusto de la artista por el séptimo arte puede apreciarse asimismo en una serie de instantáneas de aspecto cinematográfico en las que se transforma en estereotipados papeles de mujer.

A partir de mediados de los años noventa, Sherman incrementó la presencia de máscaras en su obra, potenciando la artificialidad de su apariencia y llegando incluso a un punto siniestro en la serie "Clowns" (Payasos).

En esa misma década comienza su "controvertida relación" con la moda, señaló Moorhouse en la presentación de la muestra, una relación que continúa en la actualidad con "múltiples colaboraciones" con marcas y revistas de moda.

El comisario definió esa relación como "amor-odio", porque aunque "Cindy adora la moda, al mismo tiempo le repugna" y esa discusión puede distinguirse en varios de sus trabajos plagados de ironía.

La exposición también recrea el solitario estudio neoyorquino de la creadora, en el que da vida a los múltiples individuos que copan sus retratos y donde se nutre de los medios de comunicación para inspirarse.

La televisión, la publicidad, las revistas, las películas o el arte, todo forma parte de su contemporáneo lenguaje visual.

Casi dos centenares de instantáneas se reparten por la galería y ponen de manifiesto la versatilidad de una fotógrafa que juega a manipular su propia imagen para hacer pensar al espectador en uno de los mayores misterios del ser humano: "¿quién soy yo?".

Considerada una de las artistas más influyentes de su generación, esta exposición, que abrirá sus puertas el jueves 27 de junio hasta el próximo 15 de septiembre, recorre cuarenta años de trayectoria de Sherman, con algunas obras nunca antes vistas en el Reino Unido.

Para el director de la National Portrait Gallery, Nicholas Cullinan, las imágenes de la estadounidense parecen ahora más "relevantes y proféticas que nunca en la era de las redes sociales y los 'selfies'".

En un mundo donde las apariencias se han vuelto cada vez más importantes, Sherman lleva cuatro décadas explorando sobre la propia imagen en un tono mordaz y satírico del que ahora el visitante podrá empaparse.