BILBAO. La muestra ha sido presentada este martes en una comparecencia en el museo en la que han estado presentes su director, Miguel Zugaza, los comisarios de la exposición, Javier Novo González y Mikel Lertxundi Galiana, y el director general de BBK, Gorka Martínez, como entidad patrocinadora de la exposición.

En palabras de los responsables del Museo, la muestra es "una oportunidad única y extraordinaria para comprender la envergadura y trascendencia" de la obra de Ignacio Zuloaga, nacido en la localidad guipuzcoana de Eibar en 1870 y fallecido en Madrid en 1945, que fue "uno de los artistas más importantes del panorama artístico de principios del siglo XX y referente absoluto de la pintura figurativa mundial".

En este sentido, han explicado que "su éxito incontestable en los principales escenarios artísticos internacionales provocó que sus composiciones más emblemáticas terminaran diseminadas por todo el mundo. Tras casi un siglo, y después de años de búsqueda e investigación, muchas de ellas volverán a reunirse por primera vez en el Museo de Bellas Artes de Bilbao".

Compuesta por 95 obras y articulada en 15 ámbitos, la exposición 'Zuloaga 1870-1945' es la primera gran exposición antológica organizada sobre el conjunto de la trayectoria del pintor, según han destacado desde el Bellas Artes.

La muestra está compartimentada en tres grandes periodos biográficos y comienza con "un nutrido, y apenas conocido, grupo de obras de juventud" que Zuloaga pintó en París en la década de 1890.

Se trata de un momento en el que se evidencian las influencias derivadas del naturalismo, el impresionismo y el simbolismo francés, y en el que temáticamente se interesó por "un realismo de corte social que dio como resultado unas obras de paleta fría y atmósfera poética protagonizadas por figuras anónimas procedentes de los suburbios parisinos", han explicado.

Asimismo, comenzó su trayectoria como retratista, género en el que Zuloaga terminó convirtiéndose en "un auténtico maestro". En estos primeros retratos "se reconoce una clara estética simbolista", así como la influencia concreta de pintores como Eugène Carrière o James Whistler.

Después de este primer periodo, en 1898, tras una estancia en Sevilla que le había llevado a "replantear su obra y alejarla de la influencia y el cosmopolitismo parisino", Zuloaga descubrió Segovia, que "se le reveló como un universo de inspiración creativa de tipos y escenarios absolutamente genuinos".

A partir de este momento, han apuntado los responsables de la muestra, "su pintura se apoderó de la arcaica identidad castellana y, mediante una particular fórmula estética que se valía del naturalismo y del simbolismo, y que hundía sus raíces en la cultura rural y en la tradición artística española, inauguró una nueva manera de entender la figuración en el arte europeo". Esta "genialidad" ha provocado que su obra "escape de cualquier clasificación convencional".

Según han explicado, gracias a numerosos préstamos inéditos se ha podido reconstruir "con esplendor" todo el amplio espectro temático que significó al autor y con el que consiguió "fascinar a la crítica y al público internacional". "Un rotundo éxito que generó una trascendencia inmediata, provocando una extendida moda por emular y servirse de los motivos y recursos estéticos utilizados por el pintor vasco", han apuntado.

En este ámbito "clave" de la exposición, que se extiende hasta 1924, destacan las escenas ambientadas en el "inhóspito" medio rural de Segovia, su codificación pictórica de la prostitución urbana y rural, su particular acercamiento al mundo taurino sevillano o la captación de las históricas y aldeanas costumbres religiosas de Castilla y La Rioja.

"Unas obras que fascinaron al público internacional, que las adquirió ávidamente pero que, sin embargo, le costaron duras críticas en España y la acusación de hurgar en la crisis nacional surgida tras la pérdida de las últimas colonias en 1898", han precisado desde el Bellas Artes.

Paralelamente, junto a estas composiciones, la exposición dedica una especial atención a su labor como retratista, género en el que, "mediante elegantes y distinguidas obras, se terminó consagrando como digno sucesor de pintores como Giovanni Boldini, James Whistler y John Singer Sargent".

El recorrido de la exposición concluye con una obra de madurez "íntima y luminosa", una época marcada por las circunstancias sociopolíticas. "Desde la redefinición del panorama artístico europeo hacia la tradición figurativa del 'regreso al orden' hasta la proclamación de la Segunda República y el estallido de la Guerra Civil, Zuloaga vivió estos acontecimientos en primera línea, viendo como, en gran medida, afectaron directamente a su vida y a su obra", han señalado.

Al igual que su periodo de juventud, se conforma con obras desconocidas pero, en este caso, tienen la particularidad de estar resueltas "con una paleta más cara y mayor precisión en el detalle".

A las "obras maestras" del pintor conservadas en el museo de Bilbao, como 'El cardenal' (1912) o el 'Retrato de la condesa Mathieu de Noailles' (1913), se suman en esta exposición préstamos de particulares e instituciones tanto del Estado como de Estados Unidos, México, Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Italia, Polonia, Reino Unido y Rusia.