Bilbao - Necesitaba cambiar de registro y por eso ahora deja de lado del terror que han marcado sus anteriores montajes para dar el salto a una superproducción que no va a dejar indiferente a nadie. Más de cincuenta actores y actrices dan forma a Apocalipsis, un espectáculo en el que Suso Silva se coloca la cresta de ciberpunk y grita a los cuatro vientos, como líder de los clanes, un temor que lleva tiempo en su cabeza y que le atormenta. “¿Qué estamos haciendo con el planeta? Lo estamos destrozando”, destaca a DEIA Silva.

Mi corazón va a mil.

-Ja, ja. Bien, bien, me alegro que haya sido así, y no has visto todavía nada. Solo ha sido un aperitivo. El espectáculo es mucho más.

¿Eso es lo que quiere lograr en el público que vaya al Bilbao Arena a ver ‘Apocalipsis’?

-Quiero conseguir que el corazón retumbe, les salga del pecho, que la gente reflexione sobre lo que estamos haciendo al planeta y sus consecuencias... Quiero que la gente disfrute, que se ría y, por qué no, que también llore.

Ha pegado un golpe en la mesa.

-Sí, necesitaba hacerlo. Tenía un nudo en el estómago... Este proyecto no es más que la necesidad de desahogarme.

¿Cómo se gesta este montaje?

-La idea surgió por casualidad. Un día mi hijo de cinco años estaba viendo la televisión y vio cómo se ahogaban unos niños que llegaban de África en patera y me preguntó: ¿Papá, qué pasa con esos niños?

¿Y qué le dijo?

-Nada. No supe qué decirle. Cambié la cara. Y luego pensé: Vaya solución de mierda que le acabas de dar a tu hijo. Me senté con él y le dije: Niño, eres un privilegiado por vivir en un país que se está rompiendo en mil pedazos.

No somos conscientes.

-No lo somos y la estamos cagando. En este espectáculo yo no entro ni en partidos, ni en colores, ni en nada de eso, pero sí entro en las personas. Como sigamos jodiendo el planeta nos vamos a quedar sin agua. Cuando estemos en el límite nos echaremos las manos a la cabeza, pero entonces será tarde.

Perdemos el tiempo en tonterías.

-Así es, y lo importante es intentar ser felices, trabajar por el bien común... Todo eso lo dejamos de lado.

Loco romántico.

-Ese soy yo. Debajo de este bicho maleducado, provocador y borde se esconde un hombre muy loco y romántico.

En este montaje lo ha dado todo.

-Todo. Ha sido duro, mucho trabajo y una gran inversión, pero estoy satisfecho con el resultado. He dejado el terror a un lado y me he lanzado con otro tipo de montaje, con un plantel de artistas espectaculares, con una calidad en los números, en el sonido, en la iluminación...

Vaya voz la de la solista.

-Impresionante. Anes León no es solo una magnífica cantante, sino una excelente persona. La descubrí en un bar y ni ella misma creía en ella. No era consciente de su nivel.

¿Consigue desconectar?

-Me he comprado una Play Station para no pensar. Ese es el modo de hacerlo, volverme gilipollas. El montaje de Apocalipsis fue duro. Queremos exportarlo.

Suso es un hombre de teatro y esto lo supera.

-Se me ha ido de las manos. La técnica no está en mis manos y controlar todo es complicado. No sabes cómo me desgasta.

¿Qué tal lleva las críticas?

-Hablen bien o hablen mal, que hablen de nosotros. Hay quien me dice: Con lo maleducado que eres qué bien hablan de ti. ¡Cuánto te permiten! No me ponen límites.

Suso ya no tiene previsto cambiar.

-El que me acepte que lo haga tal y como soy. Soy un provocador.

¿Está todo inventado?

-¡Qué vaaaa! Pero hay que trabajar mucho. Yo no saco ningún personaje con el que no me identifique. Me miro dentro y soy el loco del Manicomio, estoy como una cabra; soy el Luciber del Cabaret Maldito, lascivo, sexual, me gusta jugar... y también soy el punk que sale ahora con su propia moto al escenario.

¿Tiene algún proyecto en mente?

-Claro, pero va a ser algo más íntimo. Voy a juntar a los mejores artistas de los cuatro shows para dar forma a una obra en la que vamos a desempolvar los recuerdos de cómo nació el Circo de los Horrores.