Síguenos en redes sociales:

La cultura vasca recuerda a la librería Verdes

El festival Loraldia reúne en el Arriaga a los últimos propietarios, amigos, escritores y músicos euskaldunes

La cultura vasca recuerda a la librería Verdes

bilbao -Lo de ayer en el teatro Arriaga fue una emotiva reunión de amigos, de agradecimiento, un encuentro entre música y literatura de euskaltzales para agradecer a los responsables de la librería Verdes todo lo que les aportaron. Convocados por los responsables del festival Loraldia, acudieron al Arriaga escritores, músicos y representantes del mundo cultural, además de numerosos clientes a los que este referente espacio dejó huella de alguna manera en sus vidas. Un espacio que desde su inauguración en 1906 en la calle Correo, hasta que cerró en 2005 trabajó sin descansar por la difusión de la cultura vasca y el euskera.

Fue el impresor y librero bilbaino Emeterio Verdes quien abrió la librería Verdes. Miembro del Partido Nacionalista Vasco, en su imprenta se publicaron los folletos, carteles, etc., así como gramáticas y textos literarios en lengua vasca. Fue una empresa fuerte de artes gráficas (sucesora de Juan Eustaquio Delmas) que cuando inició su actividad en la calle Correo de Bilbao en 1906, contaba con 36 operarios.

En 1973, a través de una propuesta del Grupo Iker (grupo que elaboraban entre otras cosas los primeros libros para las ikastolas), se hizo cargo de la librería Asun Zuluaga quien junto a Javier Escudero -siendo ambos trabajadores de la misma-, continuó con la librería y pasó a llamarse Verdes Iker hasta la fecha de su cierre en 2005. El objetivo de la librería era ser un escaparate de libros en euskera.

En los 70 esta librería supuso un refugio para el euskera en Bilbao. Situada en el corazón de las Siete Calles, se convirtió en un lugar de encuentro para creadores culturales vascos, en muchos casos en la clandestinidad. Fueron años complicados para la difusión de la cultura vasca.

La librería tuvo que superar incluso un atentado del Batallón Vasco Español en julio de 1977. Un domingo a las 7 de la mañana una explosión reventó las lunas del escaparate y provocó importantes daños en el interior. Esta librería, que estaba situada en la misma calle que el primer diario íntegramente en euskera Eguna, supo superar todos los obstáculos del momento y llegó a convertirse en referente de la cultura vasca y en euskera, a donde acudían importantes artistas y escritores, tanto a buscar y comprar libros y discos como a presentar sus obras en sus instalaciones.

música y literatura Algunos de ellos se reunieron ayer en un evento sencillo en el foyer del teatro bilbaino, donde en la primera fila se encontraban también los últimos propietarios de la librería, Asun Zuluaga y Javier Escudero. El encuentro literario-musical contó con la participación de Bernardo Atxaga, que vivió durante un tiempo muy cerca de la librería, en la calle Somera, y leyó dos textos ante los asistentes. El título de uno de ellos lo decía todo: Verdes, de la amistad.

Para Atxaga fue una librería fundamental en su vida y “para la de nuestra generación que empezamos a escribir en los años 70. Fue un lugar de encuentro donde ir, en Verdes había mucho afecto, mucho cariño”.

Participaron además en el encuentro, que fue presentado por Ana Pikaza, la escritora Miren Agur Meabe y los músicos Natxo de Felipe, Juan Carlos Pérez, Ruper Ordorika y Gorka Benítez. Además, Ana Pikaza leyó una entrañable nota del escritor euskaldun Joseba Sarrionandia, enviada desde La Habana. “Los libros para mí eran muy importantes en aquella época; en la España nacional católica eran la forma de abrirme a otros mundos, a través de ellos podía conocer a los personajes vivos y muertos y aprendía sobre el pasado y el futuro, la guerra y la paz. En aquella época, los euskaldunes teníamos la entrada prohibida a los libros que se publicaban en euskera, en cambio, llegar a la librería Verdes era encontrar todos aquellos libros perfectamente colocados en las estanterías”.

Sarrionandia señaló que allí consiguió libros como Idazlan Hautatuak, de Jon Mirande, Manifestu atzeratua, de Joxe Azurmendi, Ehun metro, de Ramon Saizarbitoria, Ziutateaz, de Bernardo Atxaga... “Era una forma de salir a todos los mundos y llegar a aquellos mundos que habían estado prohibidos en aquel tiempo. Verdes era la puerta de entrada”, explicó en su nota el escritor vasco.