Bilbao - Se trata de la primera gran retrospectiva dedicada al pintor Ignacio Zuloaga (Eibar, 1870-Madrid, 1945) en los últimos veinte años, pero no es una cualquiera. El Museo de Bellas Artes ha hecho un trabajo “casi de arqueología” para presentar a partir de mayo una exposición que reconstruirá el mito del pintor guipuzcoano y proporcionará una nueva visión de su obra y figura.

La profunda investigación llevada a cabo en los últimos años “ha permitido mostrar por primera vez al público muchas obras y facetas desconocidas del artista”, según indicó el director de la pinacoteca, Miguel Zugaza.

La muestra estará patrocinada por BBK y forma parte del programa de actividades organizadas por el museo en colaboración con la fundación bancaria, presentado ayer con la presencia del propio Miguel Zugaza, que estuvo acompañado por el director general de BBK, Gorka Martínez; la jefa del Departamento de Educación y Acción Cultural de la fundación bancaria, María Victoria Antoñanzas, y el jefe del Departamento de Colecciones y cocomisario de la exposición, Javier Novo.

La muestra estará conformada por las piezas más relevantes que tiene el museo bilbaino en sus fondos y obras que llegarán de todas partes del mundo. Del centenar de piezas, cerca de 60% se muestran al público por primera vez, dado que son “rigurosamente inéditas”, y que a la muerte del pintor fue imposible reunir, debido al nivel de diseminación de sus cuadros, repartidos por países como Portugal, Francia, Reino Unido, Bélgica, España, País Vasco, Italia, Austria, Polonia, Rusia, Estados Unidos, Canadá, México, Cuba, Uruguay, Argentina e incluso Japón. Zuloaga tuvo una prolífica trayectoria profesional y pintó en su vida más de mil cuadros.

La muestra, que se exhibirá del 29 de mayo al 20 de octubre, estará dividido en tres bloques, el primero de los cuales está dedicado a las obras de juventud (1889-1898), cuando Zuloaga se quería parecer a todos los demás artistas de su época; el segundo al Zuloaga que se convierte en mito de la pintura (1898-1925), y el tercero a la consolidación del mito y de la figura del artista tanto en el panorama estatal como internacional (1925-1945). Porque Zuloaga fue un artista de enorme éxito, hasta su muerte, ya que en 1925 fue objeto de una reconocida exposición en Nueva York.

un artista integral Zuloaga nació en Eibar en 1870, en el seno de una familia de tradición artística que le ofreció la posibilidad de estudiar Pintura en Madrid, donde eran frecuentes sus visitas al Museo del Prado para copiar a los maestros, y en Roma, a donde viajó en 1889 para completar su formación. Sin embargo, su inquietud hacia la modernidad le llevaría ese mismo año al París de la Belle Époque. Allí residió, de manera intermitente, durante 25 años, hasta el estallido de la primera Guerra Mundial. Fue amigo de Rodin, se codeó con Durrio, Casas, Nonell, Rusiñol y conoció a un jovencísimo Picasso. Se casó con una aristócrata francesa, Valentine Dethomas. Su suegro era banquero. Formaba, pues, parte de la élite intelectual parisina. lo que le dio un estatus de retratista con el que llegó a inmortalizar a importantes personalidades de la época, como la condesa de Noailles, que supone una de las joyas de la colección de la pinacoteca bilbaina.

En Castilla, el pintor vasco encontró como otros miembros de la Generación del 98, un resumen de la esencia de España, que reflejó en paisajes de cielos sombríos, en el interés por la vida campesina, que plasmó en grandes lienzos. Sus protagonistas fueron figuras singulares y tipos humildes, mendigos, gitanas, prostitutas, bailarinas, cantantes, cupletistas, picadores o toreros.

Con esta exposición, producción propia del museo bilbaino, sus autores reconstruyen su figura y aportan “la justificación al mito sobre el pintor que conocemos todos como uno de los principales retratistas de la España más castiza, la de santos, anacoretas, celestinas, toros, nobles, y tipos humildes, y la relevancia internacional que tuvo Zuloaga”, explicó Novo.

El Bellas Artes mostrará una selección ambiciosa con la que procura ofrecer una visión retrospectiva de su trayectoria con obras datadas entre 1888, cuando apenas tenía 18 años, y 1945, fecha de su muerte.

Pérez-llorca Por otra parte, el director del Museo, Miguel Zugaza, recordó su etapa al frente del Prado junto a José Pedro Pérez-Llorca, fallecido ayer, asegurando que fue “una relación privilegiada” y en la que tuvo “mucho apoyo” del presidente del Patronato de la pinacoteca madrileña. Zugaza hizo hincapié en “ese vínculo final tan especial” que tuvo Pérez-Llorca con la cultura a través de la presidencia del Patronato del Prado.