BILBAO. Hace nada menos que 25 años que Urtz comenzó a ensayar en un local de Pasaia; y una década desde que dijeron agur y no se sabía nada de ellos. Sin prisas y tomándose su tiempo, el legendario grupo euskaldun de rock, que dejó clásicos como Kaixo y Ez gaitu inork geldituko, ha regresado con Astiro (Baga Biga), un disco en el que el rock del cuarteto vuelve a enfangarse en toneladas de melodías coreables y pop. "No hemos perdido el gusanillo por la música", aseguran.
Astiro, séptimo trabajo de Urtz, se grabó entre septiembre y octubre en los estudios Sonido XXI de Esparza de Galar, en Nafarroa, con su colaborador habitual, Javi San Martín, a los controles y producción, y las colaboraciones de profesores y alumnos de la Escuela de Igeldo y Zuhazti. Azken eguna, su último CD y DVD, reflejó su último concierto, en 2003, pero la banda no se había disuelto oficialmente. "El grupo siempre ha estado ahí porque detrás de Urtz hay mucho más que un grupo musical", explica el cuarteto. "Hay un grupo de amigos, un proyecto, una ilusión. Fue necesario hacer una pausa porque era muy complicado compaginar la vida personal y laboral de cada uno con la exigencia del día a día de un grupo de rock", apostillan.
Músicos ante todo, los componentes de Urtz aseguran que "aunque estén alejados de los escenarios, un músico difícilmente pierde el gusanillo de la música, y en nuestro caso no ha sido diferente". De una manera u otra, cada uno de ellos -Xabier Camarero (voz y guitarra), Asier Arocena (guitarra), Víctor G. Argüelles (bajo) y Josu Ariztegi (batería)- han seguido ligados a ella, por lo que ya tenían "un puñado de pequeños tesoros en forma de canción" cuando recibieron la oferta de grabar Astiro.
El disco de regreso ofrece las guitarras rock de siempre y los estribillos y coros melódicos habituales del cuarteto, desde el inicial Marinero, en el que incluyen un párrafo en castellano, pasando por Loren-tzo o Txuri-beltzean hasta llegar al postrero y luminoso Gaur pozik nago, declaración de principios sobre el amor, la amistad y los corazones "abiertos". El cuarteto deja claro que "se mantiene la esencia de Urtz en este nuevo álbum y, además, los componentes actuales del grupo son lo que formamos originalmente la banda".
Urtz explica que sus nuevas diez canciones son fieles a su forma de entender y transmitir la música, aunque enriquecida con la experiencia y el aprendizaje acumulados durante estos últimos diez años. "Hemos tenido la inmensa suerte de grabar en cada momento aquello que llevábamos dentro y nos apetecía compartir, sin ningún tipo de censura o limitación. De ahí que muchos de las canciones de nuestros discos sean tan diferentes entre sí, con la riqueza que ello genera", concluyen.