Abanto-Zierbena - El Museo de la Minería del País Vasco de Abanto-Zierbena cerró el ejercicio 2019 con un incremento del 6,3% en el número de visitantes hasta alcanzar las 17.008 personas frente a los 16.000 registrados en 2018. Un incremento que supone marcar un nuevo récord en la trayectoria del museo que se vio apoyado por la celebración de la fiesta bienal del hierro, Burdin Jaia, y las Jornadas Europeas de Patrimonio que situaron al mes de octubre, con 2.397 visitas, como el de mayor afluencia del pasado año. Un ejercicio que estuvo marcado por varios hitos como la inauguración de la cantina Peñuco Mendiola ubicada en los bajos de una casa de mineros restaurada, la mejora de la accesibilidad al edificio principal del Museo o la consolidación del grupo de voluntarios con la incorporación de un nutrido grupo de restauradores auspiciado por la BBK.

“Este año ha sido de una gran importancia para el Museo tanto en términos cuantitativos, con el incremento en más de 1.000 persones del número de visitantes, como cualitativo puesto que hemos obtenido el reconocimiento -junto con otras joyas vascas del patrimonio industrial como la ferrería de El Pobal o la fábrica de boinas La Encartada, del certificado europeo ERIH lo que nos introduce en el circuito del patrimonio industrial y cultural europeo”, valora la directora del Museo minero de Gallarta, Haizea Uribelarrea. “Esperamos que este certificado de las rutas nos ayuden a atraer a nuestro museo a un mayor número de público cultural del Centro y Norte de Europa”, sostiene Uribelarrea quien destaca que en 2019 fueron más de 360 los visitantes extranjeros, de 21 nacionalidades, que se acercaron a las instalaciones del barrio de Campodiego.

No obstante el grueso de los visitantes a este cofre que atesora la memoria de la minería vasca sigue siendo vizcaino -13.622 visitantes- seguido de gipuzkoanos (1.053), alaveses (548) y navarros (245). A nivel de visitas procedentes del resto del Estado, Cantabria (225), la Comunidad autónoma de Madrid (179), Cataluña (162), Castilla y León (126) y Andalucía (120) son el origen más frecuente de visitantes. A nivel internacional Francia, Reino Unido y República Checa ostentan los primeros lugares entre quienes han visitado el museo gallartino.

“Esperamos que el ERIH ayude a promocionar nuestro museo en Europa y quienes, por ejemplo, se acerquen al Titanio del Guggenheim vengan a conocer el Hierro del Museo”, apunta Uribelarrea, quien remarca que “las principales vías por las que se conoce la oferta del museo son la página web “y el boca a boca ya que el museo apenas hace publicidad”. No en vano la visita al Museo Minero introduce al espectador en una época histórica de Meatzaldea y de Euskadi, la de la minería y la industrialización, “que aunque tiene elementos lejanos en el tiempo también los tiene relativamente recientes y eso hace que mucha gente se sienta identificada y cercana a esta historia y colabore en su difusión”, valora Haizea.

Voluntariado Para la directora del museo, que está volcado desde su apertura en 2002 en la recuperación, restauración y exposición del legado minero, una de las alegrías más significadas de este pasado año ha sido la creación de un nuevo grupo de voluntarios que desde septiembre se ha implicado en tareas de restauración. “Es un grupo que participó en el programa Gaurko Nagusiak donde presentaron una iniciativa de restauración que dio pie a que nos plantearan una colaboración. Son en su mayoría de Ortuella aunque algunos voluntarios vienen de Bilbao o Lezama. Ellos al igual que el grupo de mujeres que lleva con nosotros casi cinco años se encargarán de restaurar varias piezas, desde una troqueladora a una máquina de escribir, un barril de madera o un genéfono que era un tipo de teléfono que se usaba en las minas”, señala Uribelarrea, destacando la importancia de este voluntariado para el museo.

“En este momento contamos con tres grupos principales de voluntarios que se componen de unas 45 personas. Por un lado esta el grupo que nosotros llamamos de la vieja guardia y por otro están el grupo de mujeres y ahora este grupo de Ortuella. Durante el pasado año dedicaron 5.450 horas de voluntariado por lo que su dedicación es fundamental para nuestro museo, sobre todo porque nosotros estamos muy volcados en nuestra colección que no d ja de crecer”, valoró.