OINCIDIENDO con el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, que se celebra hoy lunes, la residencia José María Azkuna de Amorebieta muestra ocho paneles que dan a conocer, mediante texto y fotos, las historias de vida de ocho de sus residentes. "Las historias de vida que presentamos en nuestro centro son relatos en primera persona que plasman la dureza de la época a través de sus propias experiencias", explicó Irene Ruescas, trabajadora social de la residencia.

Bajo el título Voces de Mujeres, la exposición permite conocer la vida de ocho zornotzarras, entre ellas Eusebia Batiz. Nacida en Muxica en el año 1922, vivió en un baserri ubicado en el barrio de Markesasti de Amorebieta. Séptima de nueve hermanos, Eusebia dejó los estudios a los 14 años par a ayudar a sus padres con las labores del hogar. Contrajo matrimonio con Francisco y tuvo dos hijos: Bixenti y Emilio. Compaginando las labores de trabajo doméstico con el cuidado de sus hijos y hermanos pequeños, Eusebia también debió que asumir el cuidado de su madre hasta su muerte. "Guardo muy buenos recuerdos de esa época, disfrutando de mi familia y del caserío. También he sufrido duros golpes, como el encarcelamiento de uno de mis hijos por razones políticas, el fallecimiento de mi marido y años más tarde la muerte de mi hijo Bixenti", recoge el panel de la exposición.

Otra de las protagonistas de la exposición es la zornotzarra Mariví Echevarría. Nacida en 1934, estudió en Las Carmelitas y desde niña acudía al frontón a jugar a pelota mano, pero tuvo que dejarlo por una fractura de clavícula a los 17 años. De su infancia, "recuerdo con alegría cuando a mi hermano Javier le fichó el Athletic para jugar como portero, de reserva de Iribar". Reconociendo que "siempre he sido una persona muy sociable y alegre", lamentó que "la mayoría de mis amigas más queridas han fallecido y las recuerdo con mucha nostalgia", cuenta.

En 1932 nació la zornotzarra Basi Agirre. Octava de nueve hermanos, se crió en un caserío ubicado en el barrio San Antonio. Con tan solo 5 años en plena Guerra Civil, tuvo que trasladarse a casa de unos familiares lejanos en Gallarta. Tiempo después, cuando regresó con su familia se encontraron el caserío en ruinas . Tuvieron que empezar de cero y levantarlo desde los cimientos. "Fui a la escuela hasta los 14 años. También ayudaba a mis padres con las labores del caserío, por lo que en ocasiones me veía obligada a ausentarme de las aulas", repasa con respecto a su infancia.

A la edad de 26 años se casó con José Luis y tuvieron una hija Maite. Con 42 años le ofrecieron trabajar como cocinera en una empresa de Amorebieta. Guarda muy buenos recuerdos de esos cinco años dedicados a los fogones, ya que trabajó con su hija. "En el 1980 dejamos el caserío para mudarnos al centro del pueblo", puede leerse en su panel.

El resto de las protagonistas de la exposición son Josefa Vicandi, Julia Vizcaíno, Consuelo Sánchez, Puri Ares y Tomasa Galache. En la jornada de hoy, 8 de marzo, la residencia se vestirá de gala para exponer los relatos en el salón del centro. Además, efectuarán una pequeña concentración en el jardín cumpliendo con todas las medidas sanitarias y se dará lectura al poema Somos mujeres de Elvira Sastre.