El 8 de mayo de 1960 el balmasedano Francisco Rodríguez salió victorioso de una apuesta: sería capaz de subir y bajar el monte Kolitza a la carrera en menos de una hora. Las zapatillas le quedaban grandes, por lo que un zapatero de la villa le acomodó algodón en su interior, la chuleta que había desayunado se le indigestó y el viento sur de aquel día “me ahogaba”, según relató a DEIA en 2016 a los 90 años al rememorar la gesta. Porque consiguió el objetivo: tocó la línea de meta a los 55 minutos y 42 segundos. Así nació el récord del Kolitza, que hoy vivirá otro emocionante capítulo.
Con la ayuda del masajista José Larrinaga, el rápido, que entonces comenzaba su trayectoria en la fisioterapia y hasta entonces “sin apenas entrenamiento” el guarda forestal sentó las bases del desafío que ha evolucionado a su formato actual de 12 kilómetros y los 879 metros a la altura de la ermita de San Sebastián y San Roque como punto más elevado.
En 1969 lo intentó Alfredo Uría, que “realizó una buena subida, pero en el descenso perdió todas las oportunidades”, describen desde la agrupación Kolitza Balmatrail, que organiza el desafío de hoy y seis marchas y carreras de montaña que reunirán a más de 1.300 personas. Ese mismo año siguió sus pasos José Luis Lejarza, que abandonó. Adelino Santos lo hizo en 1970 en su segundo intento.
En 2006 Pedro Galarza introdujo el evento en su etapa contemporánea con las marcas de Ricardo Mejía y Marco de Gasperi en tres ediciones sucesivas. En 2016 se realizó un emotivo tributo a Francisco Rodríguez. Su organizadora, Mamen Palacín, recibió un homenaje ayer con José Larrinaga y Pedro Galarza. Oihana Kortazar estrenó el récord femenino en 2022. Las marcas actuales datan de mayo de 2024 a cargo de los keniatas Patrick Kipgngeno y Joyce Muthoni Njeru.
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