En el mundo rural vizcaino, el término cofradía hace referencia a una institución en torno a la cual se organiza administrativamente un grupo de casas o familias de ámbito vecinal, con la finalidad de dar una respuesta adecuada a las necesidades de tipo comunal. Esa era su filosofía en sus orígenes, aunque con el paso del tiempo su principal labor se ha focalizado en salvaguardar y transmitir su tradición cultural. Así lo van a volver a hacer, el sábado 4 de octubre, las entidades de Altzua, Altzusta, Asterria, Ibarguen, Ipiñaburu-Undurraga, Otzerinmendi y Uribe. Las siete cofradías o barriadas del municipio arratiano de Zeanuri tienen una cita ineludible con una jornada dedicada al juego de bolos típico de este enclave y que sus habitantes se esfuerzan por poner en valor, difundir y preservar.
Ya el pasado mes de agosto se disputó, junto a la ermita de San Lorenzo, el campeonato individual de Zeanuri, donde resultó campeón Jaime Gartzia. Ahora toca el campeonato por equipos, un campeonato anual que fue ganado, en la anterior edición, por la cofradía anfitriona, Altzusta. Su equipo se hizo con la txapela de campeón, con 18 bolos derribados, mientras el segundo y tercer puesto fueron para las cofradías de Otzerinmendi y Asterria con 16 y 15 bolos derribados.
El escenario de tan arraigada tradición es siempre la bolera de San Miguel de Altzusta. Allí mediran sus fuerzas los equipos que representarán a las barriadas de Zeanuri. Todos estarán conformadon por 4 bolaris. cada uno de ellos dispondrá de 6 tiradas y el equipo que más bolos derribe resultará el vencedor. En caso de que haya igualdad de puntos entre cofradías, tiene lugar un desempate, denominado en la zona como gerrea.
Modalidad propia
Si actualmente el juego de bolos es un deporte minoritario, antiguamente fue casi tan popular como la pelota. Tanto es así que existen numerosas modalidades, a nivel de Euskal Herria y de otras zonas del Estado. Solamente en el territorio de Bizkaia se pueden contabilizar unas quince diferentes, algunas de ellas ya desaparecidas.
No es el caso de Zeanuri que, gracias en gran parte a la pasión y dedicación de sus cofradías, mantiene aún viva la costumbre de poner en práctica y jugar su propia modalidad de bolos, con unas singularidades que, una vez más, se van a poner en práctica en el campeonato del sábado.
Sus boleras tienen una longitud aproximada de entre 19 y 26 metros y una anchura que oscila entre los 2,50 y los 3,50 metros. Al final del recinto de juego se colocan cuatro bolos o txirloak: tres del mismo tamaño, de unos 40 centímetros, y a su izquierda otro más pequeño, de unos 20 centímetros. Tras ellos está el tronco denominado zubile, que indica el final de la bolera. Si la bola no toca este tope el lanzamiento será nulo y se dice que ha sido txorra. Además, en la zona izquierda, aproximadamente a la altura de la mitad de la bolera, hay una pequeña estaca –katxine– y si el lanzamiento toca en ella, tampoco es válido. “El juego consiste en derribar los bolos y cada uno de ellos vale un punto. Si se derriba el bolo pequeño de la izquierda con la bola, no se consigue ningún punto puesto que ese bolo tiene que ser derribado por uno de los tres grandes”, detallan.
Otra curiosidad del juego en Zeanuri es que junto al tope se suele colocar una persona, normalmente un niño –etxerue– que se encarga de devolver las bolas al lugar donde está el lanzador –bolari– y de colocar los bolos en pie. Esa tarea tiene su recompensa ya que, al final de la competición, suele recibir una propina de mano del ganador. Y otra costumbre que aún se mantiene viva en Zeanuri es que, antes de jugar, el bolari ha de depositar una pequeña cantidad de dinero –uno o dos euros–, que se denomina arrapea. Una vez pagado, tiene derecho a lanzar tres bolas y es el ganador del campeonato el que se lleva el dinero depositado por todos.
Campeonato individual
Además de de este popular campeonato que enfrenta a los equipos de las siete barriadas de Zeanuri, también se juega a lo largo del año un torneo local individual en cinco boleras del municipio: en Altzuaga; en Undurraga; en Ipiñaburu; en San Justo y en San Lorenzo. Los tres mejor clasificados de este certamen disputan la final individual en la bolera San Lorenzo el día siguiente a la festividad. Este año ha sido Jaime Gartzia el vendedor de la txapela de campeón. Lo que todo aficionado a este deporte espera saber ahora es quien se llevará el trofeo del campeonato de cofradías.