A pesar de su juventud, cumplirá 18 años el proximo mes de mayo, el abadiñarra Unai Morán demuestra gran madurez encima de su bicicleta, pero también cuando se baja de ella. El ciclista de Café Dromedario Flotanet Durango acaba de lograr la medalla de oro con la selección de Euskadi Junior en el campeonato de España de Pista celebrado el pasado fin de semana en Palma. Se subía a lo más alto del pódium en la prueba de persecución por equipos; además se enfundaba otras dos medallas de plata en velocidad por equipos y puntuación individual. “La verdad que es un auténtico orgullo poder representar a Euskadi y lograr estos resultados en una cita tan importante. Antes del campeonato me veía bien y sabía que teníamos opciones de lograr buenos resultados y así ha sido. Formamos un gran equipo y lo hemos podido demostrar subiéndonos a lo más alto del pódium”, valora satisfecho con los logros obtenidos en la prestigiosa cita.
Fue hace cuatro años cuando Unai Morán decidió colgar las botas de fútbol para iniciarse en el mundo del ciclismo. El hecho de defender la portería de Astola todos los fines de semana no le llenaba lo suficiente y sus sensaciones dentro del terreno de juego tampoco le animaban a continuar bajo palos. Por este motivo decidió desenfundarse los guantes en primer año de Infantil para subirse a la bicicleta. “No encontraba mi sitio y decidí dejar el fútbol. Desde pequeño siempre he salido los fines de semana a andar en bicicleta al monte con mi padre y sentía un gusanillo especial por la bicicleta. Cuando dejé el fútbol me animé a vivir desde dentro lo que podía significar pertenecer a un equipo ciclista y rápidamente me di cuenta que era lo que quería. Empecé con Mountain Bike y cuando pasé a cadetes me centre en carretera y pista”, repasa sus inicios.
Su sueño
En la actualidad, Unai entrena casi todos los días de la semana. El momento de subirse a la bicicleta siempre es especial. El momento de poder aparcar los libros de estudio para salir a rodar con sus compañeros se convierte en el momento más esperado del día. En este sentido, el ciclismo también le ha hecho madurar y ser más responsable. Y es que pronto entendió que la dedicación y el compromiso son innegociables en este deporte. Por ello, cuenta con la ayuda de un nutricionista y las salidas con los amigos quedan aparcadas en temporada de carreras. “El ciclismo es un deporte muy exigente y hay que dedicarle mucho tiempo. Es verdad que en cadetes no me cuidaba tanto. Ahora ya estamos en un nivel en el que todos estamos al milímetro de todo. La verdad que cuesta quedarse en casa cuando los amigos están de juerga, pero es lo que toca si quieres rendir a buen nivel y conseguir tus metas”, reconoce con madurez.
Preguntado por sus referentes lo tiene muy claro. Responde con rotundidad y sin dejar casi tiempo de plantear la pregunta completa. Y es que el ciclista esloveno Tadej Pogacar es el deportista que más le gusta y admira. Además, pudo conocerle en persona. El hecho de poder conocer al tricampeón de la ronda fue algo muy especial para el abadiñarra. “Cuando el Tour de Francia pasó por Amorebieta conseguí el pase VIP y pude estar con él. Menuda locura de momento estar con el jefe. La cercanía y el buen rollo que transmite siempre, la tuvo conmigo ese día. Es una persona muy normal, tiene valores y encima de la bicicleta es imparable”, describe con admiración el joven.
Reconociendo que “sueño con llegar a profesionales y poco a poco conseguir las metas que me voy poniendo”, Unai tiene claro que lo más importante es disfrutar cada día con lo que hace. De momento, esto es lo que siente cada vez que se sube a la bicicleta. Analizando todo lo que tiene por delante a corto plazo, este fin de semana correrá en Zegama. Después llegará el campeonato de Euskadi a finales de mayo en Getxo y marcado en rojo también tres vueltas, Gipuzkoa, Bizkaia y Cantabria. Además, en verano se disputará el campeonato de España de carretera en Granada y espera poder estar nuevamente representando a Euskadi. “Creo que tengo opciones; estoy muy motivado y confío en mis posibilidades”, reconoce ilusionado con la carrera.
Con los pies en el suelo y consciente de la dificultad que entraña este deporte, Unai desea seguir completando muchos kilómetros. Agradecido a sus compañeros de equipo, tiene muy claro que “soy feliz encima de la bicicleta; se me olvida todo, estoy concentrado y peleo por mis objetivos porque soy muy competitivo en las carreras. Lo mejor del ciclismo es la satisfacción y la alegría de ir consiguiendo tus metas”.