¿Fue tanto el caos vivido en la terminal por el temporal ‘Kirk’?
—Fue un día complicado, con más de 50 desvíos y cancelaciones, un tercio de las operaciones del día afectadas y muchas historias humanas detrás que intentamos aliviar.
Y dos días después surge lo que nadie esperaba: Nueva York.
—Era la ruta soñada por el territorio. Va a suponer un gran salto cualitativo, porque turistas de Estados Unidos ya tenemos vía indirecta por Madrid, Barcelona, Dublín...
Pero el directo es el gran atractivo.
—Obviamente facilita que tengamos más turistas de Norteamérica o que la gente de aquí pueda viajar allí. Tiene un efecto llamada importante.
¿Catapulta a ‘La Paloma’?
—Es entrar en un grupo de aeropuertos a otro nivel. Ahora las compañías aéreas nos van a ver con otros ojos.
¿Ha mirado para reservar con United Airlines a Nueva York?
—Sí, ya lo hemos hablado en familia, aunque tenemos una niña muy pequeña, pero para el año que viene igual sí. Yo conozco la ciudad, pero mi mujer y mis hijos no.
¿Cómo está yendo la venta?
—No lo sé. Estamos iniciando los contactos con ellos a efectos operativos, cómo va a ser la escala, qué necesidades tendrán para adecuarnos a ellas.
La apuesta es muy fuerte, tres conexiones semanales. Es inaudito.
—Es una compañía que tras la pandemia buscó nuevos nichos de mercado en Estados Unidos, Iberoamérica y Europa. Aquí implantó rutas en Palma de Mallorca, Tenerife Sur y Málaga que han funcionado muy bien e igual hay un efecto arrastre, además de valorar nuestra oferta turística.
Aquí no hay un turismo de sol y playa como en esos aeropuertos.
—Evidentemente, pero aquí se han fijado en una zona de producto interior bruto alto, con una renta per cápita elevada que atraiga a un pasajero que gaste dinero en el territorio y en eso Euskadi encaja muy bien.
Además, aquí se buscaba esa ruta con ahínco desde hace años.
—Ha confluido ese deseo también, claro. El territorio y las instituciones llevan muchos años trabajando. Esto no es flor de un día, ni cuestión de suerte; ha habido mucha constancia por parte de todos.
¿Ese interés ha pesado también?
—United lo valora y también que se hacen las cosas con seriedad. Hace dos años aumentamos en 20 las rutas por el trabajo de los miembros del Grupo de Conectividad. El enlace de Nueva York es la guinda del pastel de un trabajo hecho durante muchos años.
¿United espera más norteamericanos que vuelen hacia aquí o más vascos que viajen hacia allí?
—En primera instancia, más americanos que lleguen aquí, pero para que tenga éxito el enlace, ida y vuelta deben tener buena ocupación. Y creo que va ser importante la conectividad que tiene Bilbao. Cuando saltan el charco muchos norteamericanos buscan Bilbao, Euskadi y España, pero también Europa. Vamos a ser su puerta de entrada haciendo escala aquí.
Creí que sería al revés, que desde Nueva York muchos vascos irían a otros destinos de Estados Unidos.
—También, tiene prácticamente 60 rutas directas y va a venir bien a los empresarios que quieran hacer negocios en Estados Unidos.
¿Va a recibir dinero público United Airlines por la ruta, como ocurre en otros aeropuertos?
—No, ese nunca ha sido el modelo aquí. Podremos hace campañas conjuntas de marketing, pero el territorio nunca ha apostado por subvenciones directas. Y está funcionando bien.
Si tiene éxito la ruta, ¿cree que se postulará alguna otra aerolínea?
—Es osado pensar eso ahora, pero esta ruta puede tener un efecto llamada porque es muy simbólica, y nos posiciona a otro nivel y puede que otras aerolíneas se pregunten por qué viene United aquí.
¿Será difícil que de ruta de verano pase a volar todo el año?
—El primer paso es que la compañía aérea esté contenta, que el servicio que demos en el aeropuerto sea perfecto, después mantener la ruta y si se puede, expandirla más adelante. Es el proceder lógico. Vamos paso a paso, aunque ojalá amplíe.
La van a cuidar como oro en paño.
—Como si fuera la perla del Caribe.
Con la ruta a Nueva York conseguida, ¿ya a relajarse?
—No, no nos hemos relajado. Esperamos otros nuevos enlaces para el verano próximo. Para conseguir una ruta se trabaja dos o tres años antes y por eso fructifican nuevos destinos. Hay capitales europeas con las que no tenemos vuelos directos y trabajamos en ello.
Por ejemplo...
—Con Estocolmo, Berlín, Islas Británicas, el centro de Europa... Tenemos todavía mucho margen de mejora.
Analice la temporada estival: 2.675.000 viajeros de junio a septiembre, la mejor cifra histórica.
—Parece que no acabamos de tener fin, son datos muy buenos. Eso significa que hacemos las cosas bien, pero que sobre todo la gente tiene ganas de viajar y nos está eligiendo porque tenemos un amplio abanico de destinos, prácticamente 65 ciudades en Europa, Turquía y norte de África, y casi 100 rutas.
Y la desestacionalización en vuelos turísticos es cada vez mayor.
—Es cierto. Los crecimientos en verano han sido importantes, pero en febrero y marzo fueron en torno al 17%, mucho más elevados que julio y agosto. Esto es bueno para el aeropuerto y para el territorio porque viene gente todos los meses.
Este año se batirá seguro el récord de 6,3 millones de viajeros del año pasado. ¿Se llegará a los 7 millones?
—No lo creo, andaremos cerca, pero no llegaremos.
Con todo lo dicho, la terminal tiene que crecer sí o sí.
—Bueno, ya estamos creciendo, mejorando instalaciones como la sala VIP, un nuevo parking, el próximo cambio de las pasarelas telescópicas... Mejoramos la calidad de los servicios.
Pero se va a ampliar la terminal.
—Ya estamos trabajando en ello, en la primera fase del diseño funcional para luego desarrollar cómo será esa ampliación. l