Mañana martes se cumplirán 702 años desde que el 11 de junio de 1322, María Díaz de Haro concediese a Portugalete la Carta Puebla que dio el estatus de villa al enclave. Desde el pasado año, el fin de semana previo a la celebración del aniversario de la fundación de la villa, Portugalete acoge Bizkaiko Txakolina Fest, una fiesta que, por un lado, pone en valor los caldos vizcainos y que, por el otro, sirve para recordar la tradición vitivinícola de Portugalete. No en vano, desde finales del siglo XIII y hasta el siglo XIX, fue uno de los productores más importantes de txakoli de Bizkaia. De hecho, se estima que en el siglo XIX había 56 hectáreas dedicadas al cultivo vitivinícola en Portugalete.
Así, el pasado sábado y ayer la villa se abrazó a su pasado y a su historia, y degustó más de 80 caldos vizcainos y maridó todo ello con charlas, catas, actuaciones musicales y hasta una batalla de bandos con la que Portugalete volvió a revivir algunos de los pasajes más importantes de sus siete siglos de historia.
La villa jarrillera mostró sus mejores galas desde el pasado sábado para celebrar una cita que tiene todos los visos de consolidarse en el calendario de actividades culturales de Portugalete. Todo el movimiento generado por Bizkaiko Txakolina Fest tuvo su epicentro en el paseo de La Canilla. Allí, se habilitó una carpa en la que, además de resguardarse de la lluvia, la ciudadanía pudo degustar los mejores caldos del Territorio y reponer fuerzas a base de talo. Todo ello estuvo ambientado con las distintas actuaciones musicales que tuvieron lugar en ese punto a lo largo del fin de semana. La experiencia volvió a ser todo un éxito porque la ciudadanía jarrillera –y foránea– respondió de forma muy positiva a esta actividad. “Podemos decir que esta edición de Bizkaiko Txakolina Fest ha sido todo un éxito. Ya en la jornada del sábado los productores habían vendido más txakoli que el año pasado y para el sábado a la noche ya se habían agotado las 1.800 copas especiales que se habían preparado para la ocasión. La respuesta de la gente ha sido magnífica y lo único que nos ha fallado ha sido el tiempo”, indicó Mikel Torres, alcalde de Portugalete.
70 vides
Aunque la carpa situada en pleno centro del paseo de La Canilla fue el epicentro de las actividades de Bizkaiko Txakolina Fest, el evento se hizo notar en otras zonas de la villa. Ejemplo de ello fue la actividad más madrugadora de la programación, el plantado de cerca de 70 vides en la ladera que está en las inmediaciones de la basílica de Santa María. Esta acción, impulsada por la recientemente constituida Portugaleteko Mahastizaleak Elkartea busca que las vides vuelvan a tener presencia en el paisaje jarrillero. Esta es la segunda añada que se planta en dichos terrenos y se espera que, poco a poco, vaya mejorando en calidad de uva y, con ello, de caldo.
Los guiños a la historia de Portugalete fueron constantes a lo largo del desarrollo de Bizkaiko Txakolina Fest. Ayer a mediodía, por ejemplo, el centro de la villa volvió la vista atrás casi siete siglos para recordar las batallas de bandos que hubo en Portugalete. Cada uno de los bandos partió desde una de las arterias principales de Portugalete –la avenida Carlos VII– y desde allí la comitiva fue bajando hacia el casco histórico. Cada vez más gente se agolpaba a un lado y al otro de la acera para contemplar un espectáculo que se llevó a cabo por vez primera con motivo de la celebración del 700 aniversario de la fundación de la villa. Tal fue la acogida de la iniciativa que esta representación organizada por Portugalete 701 Elkartea se está convirtiendo en una cita habitual de las jornadas más importantes de Portugalete. La comitiva llegó, finalmente, a pleno corazón de la villa y allí, en la plaza del Solar, junto a la casa consistorial tuvo lugar la gran batalla entre gamboínos y oñacinos ante la expectación del público que llenaba la plaza jarrillera.
Luego, para reponer fuerzas y refrescar los gaznates, mientras los participantes en la batalla de bandos acabaron en las instalaciones de Merkatua, la ciudadanía jarrillera se desplazó hasta La Canilla para seguir descubriendo y disfrutando los matices y detalles de casi ochenta tipos de txakoli vizcaino. Así, Portugalete recordó a lo largo de este fin de semana una parte de su historia mientras disfrutaba del sabor de este caldo.