El vicario general de la Diócesis de Gasteiz, Carlos García, mostró su confianza en restablecer puentes y que la “locura” desatada con la decisión de las clarisas de Belorado y Orduña de romper con la Iglesia católica quede en “un mal sueño”.

El vicario general afirmó que toda esta situación está precedida por la firma de un acuerdo de compraventa a través del que las clarisas de Belorado “se comprometieron a pagar una cantidad” a las clarisas de San Antonio, instaladas en Gasteiz y propietarias del Monasterio de Orduña, e “hicieron una entrega inicial y luego se comprometieron a pagar una cantidad”.

García apuntó que “parece ser que no se han pagado” las cantidades periódicas comprometidas y que, con posterioridad, “las clarisas de San Antonio se han vuelto atrás”.

“Como no se ha consumado del todo la venta porque no han hecho efectivo los pagos, se han vuelto atrás y ahora reclaman, lógicamente, la propiedad”, añadió el vicario general quien no se pronunció sobre la posibilidad de que todo pueda acabar en los tribunales de justicia. 

"LAS TENGO APRECIO Y CARIÑO"

“Nosotros no somos propietarios, la diócesis no es propietaria del convento de Orduña; la propietaria legal sería el convento de San Antonio, las clarisas de San Antonio, que son las que vendieron el Monasterio a las clarisas de Orduña”, indicó.

Carlos García manifestó que siempre se ha sentido “cercano” al Monasterio de Orduña. “Las tengo aprecio y cariño, no me esperaba para nada lo que ha sucedido”, manifestó, tras lo que reconoció que todo esto le está causando “mucho dolor y sufrimiento”.

Pese a todo, señaló que sigue “confiando” en este grupo de clarisas. “Vamos a ver si se restablecen puentes y todo esta locura se queda simplemente en un mal sueño”, puntualizó tras asegurar que son “buenas personas”.

“No son personas raras, son personas normales y creyentes, normales y corrientes”.

En esta dirección, consideró “posible” que estas personas se hayan visto manipuladas por Pablo de Rojas Sánchez-Franco, un obispo excomulgado, en el que estas monjas han depositado su confianza.

El vicario general afirmó que “todos tenemos fragilidades” y recordó que estas monjas “estaban pasando una grave situación económica”.

Sospecha García añadió que desde un tiempo tenían la “sospecha” de que “algo ocurría”, ya que estas monjas “dijeron que tenían un benefactor que quería comprar el Monasterio de Orduña”.

"HACE DAÑO A LA IGLESIA"

“Parecía extraño y se investigó, se les preguntó, y no contestaron”. Además, reconoció que desde hace unas semanas “ya nos olíamos algo”.

Respecto a la polémica generada por esta situación matizó que “hace daño” a la Iglesia, dado que uno de los valores fundamentales de esta institución es, precisamente, “la comunión”. 

Por ese motivo, lamentó que estas clarisas hayan “roto de repente, de esa manera, la comunión, de manera extraña y un poco caricaturesca”. No obstante, el vicario general insistió en que cree que “las aguas pueden volver a su cauce”.