La preparación para que la feria del Último Lunes de Octubre de Gernika luzca todo tan bello es un proceso que suele arrancar algunos meses antes. La primera cuestión a amarrar desde la organización suele ser la participación de los productores. En todo caso, siempre hay varias preguntas que suele sobrevolar este tipo de eventos ligados a la gastronomía en los que el sector primario vasco vende, y sin intermediarios, a los consumidores de una forma directa. ¿Cómo se garantiza la calidad? Qué filtros se deben superar? ¿Existen los controles? ¿Quién los ejerce?

En primer lugar, cabe destacar que las propias bases del certamen apuntan que “la concesión de un puesto de venta estará supeditada a la vinculación del solicitante con el sector primario”. Es condición “indispensable” ser persona autora y productora “de todos los artículos que se expongan y que estos hayan sido procesados por medios artesanales, no estando permitida la venta de productos fabricados con procedimientos industriales, ni la reventa de artículos producidos por terceros”. Asimismo, los agricultores, además del resto de la documentación solicitada, “deberán acreditar su inscripción en el Registro de las Explotaciones Agrarias del departamento de Agricultura de la Diputación Foral de Bizkaia, y si es foráneo su asistencia estará supeditada a la invitación que le será cursada por su correspondiente organización supraprovincial, entidad que a su vez habrá sido invitada por la propia organización de este certamen”.

Los artesanos, además del resto de la documentación solicitada, “deberán acreditar su inscripción en el registro de artesanos de la Diputación y si es foráneo su inscripción en las diputaciones o Asociaciones de Artesanos reconocidas de Euskal Herria”. De la misma forma, durante el Último Lunes solo se puede vender “aquel producto previamente solicitado en la instancia y previamente autorizado por la organización del certamen”. Y es que, en caso contrario, de no cumplir con esta circunstancia “podrá dar lugar a la retirada inmediata de los productos no autorizados y/o a la correspondiente sanción conforme a la normativa vigente”.

Igualmente, y ya para el mismo día de la celebración de la feria, “cada stand está identificado con el nombre y la localidad de procedencia del baserritarra o artesano que lo ocupe, así como con la indicación del producto que se expone”. “Los stands serán tratados por los expositores con la diligencia debida: tanto el interior como su entorno se mantendrán exentos de envases y suciedad durante el transcurso de la feria. Y los precios de venta de los productos deberán estar expuestos al público “de forma clara y visible”. Además, cada puesto deberá de disponer de hojas de reclamaciones a disposición de quienes las soliciten.

La organización del Último Lunes de Octubre incluye entre sus requisitos que “en ningún caso se podrán vender productos que no posean su correspondiente registro sanitario”, que todos los productos envasados “deberán estar correctamente etiquetados, indicando su fecha de elaboración / caducidad y que en “ningún caso se podrán vender productos a los que se les atribuya propiedades terapéuticas o curativas”. De la misma forma, “en ningún caso se podrá manipular los alimentos in situ” y toda la documentación (registro sanitario, albaranes, etiquetado y demás documentación que pueda identificar el origen del producto) “deberá estar en el puesto a disposición de la inspección municipal correspondiente”. La falta de dicha documentación “dará lugar a la retirada inmediata de los productos no identificados y/o a la imposición de la correspondiente sanción conforme a la normativa vigente en materia sanitaria”.