A nadie le amarga un dulce y más si dicha creación recoge parte de la tradición y la historia de su municipio. Este sábado las mil barakaldesitas que se repartieron en el marco del Barakaldesita Eguna que se celebró en el parque de San Vicente, volaron, y endulzaron los paladares de muchos barakaldarras que, algunos, conocían la existencia de este dulce y de otros que, en la jornada del sábado degustaron por vez primera esta creación de repostería que, hace décadas, era la joya de la gastronomía de muchos hogares de la localidad fabril. Eso mismo era lo que buscaba la celebración de este evento, que los barakaldarras conozcan estos dulces y que quienes sabían de su existencia volviesen a paladearlo.

Ni el sol quiso faltar a esta cita que dio comienzo a mediodía y que llenó de historia y dulzura el parque San Vicente, otro gran símbolo de la historia de la localidad barakaldarra. Pero la cita no consistía tan sólo en degustar estos dulces, sino que también se trabajó para que la ciudadanía aprenda a decorarlos, a personalizarlos con un taller de decoración de barakaldesitas. Estos dulces son historia del municipio y, también pretenden ser futuro de la localidad fabril y, en todo ello ayudarán los embajadores y embajadoras que tomaron posesión en la jornada del sábado de su cargo. Pero no hay joya gastronómica que se precie sin su receta, sin esa base, sin esas indicaciones que sirven para que estas creaciones pasen de generación en generación.

La persona encargada de dar a conocer la receta en la jornada del sábado fue Juan Antonio Santamaría, el investigador barakaldarra que en 1992 encontró la primera referencia a este tipo de mantecado típico de la localidad fabril y que, poco a poco, fue perdiendo protagonismo en los hogares del municipio. Así las cosas, la receta para cuatro raciones consta de medio tazón de natas de leche (sustituible por mantequilla), tres cucharadas de azúcar, un huevo, tres cucharadas de harina, una cucharada de harina en polvo, un limón, mantequilla y levadura. Las natas habrá que trabajarlas con el azúcar, luego hay que añadirle el huevo hasta que ese huevo se incorpore perfectamente a la masa, para, más tarde, agregarle harina, levadura, ralladura de limón dándole vueltas suavemente con una cuchara de madera. Finalmente, hay que llenar los pequeños moldes que deberán ser untados con mantequilla y, justo antes de meterlos al horno, deberá espolvorearse las barakaldesitas con azúcar. Si se desea, se pueden partir por la mitad y añadirles dulce de fresa.

Esa es la manera más tradicional de realizar estas barakaldesitas que son ideales para tomar junto a un café o para una calmada sobremesa. La receta también se podrá ver en la web de Inguralde mediante un vídeo que se ha preparado para la ocasión, pero, por fortuna, quienes no sean duchos en el arte de la repostería o quienes, simplemente, prefieran no hacerlas, tendrán la ocasión de comprarlas en distintas pastelerías de Barakaldo que se han sumado a este proyecto. La historia gastronómica es tan amplia como desconocida y, desde este sábado, las barakaldesitas han salido del cajón del olvido general para tratar de, poco a poco, colarse en los mostradores de las pastelerías del municipio y, también, dentro de ese selecto grupo de recetas que se hacen en familia y en ocasiones muy especiales. Las barakaldesitas aspiran a seguir endulzando paladares durante décadas y todo eso es gracias a la labor investigadora que ha llevado a cabo Juan Antonio Santamaría, quien este sábado dio un paso más divulgando la receta de estos pequeños mantecaditos que ya tienen su propio día en Barakaldo. De hecho, el historiador junto con la actriz Maribel Salas y la alcaldesa fabril, Amaia del Campo, fueron designados como los tres primeros embajadores de la barakaldesita.