El tocón del centenario cedro del Centro Formación Somorrostro se ha transformado en un enorme lienzo de madera en el que el escultor santurtziarra Gorka Urreiztieta está plasmando la historia de la zona minera y siderometalúrgica. Al mismo tiempo también se refleja el sentido que tiene el C.F. Somorrostro en esta comarca y lo que ha supuesto para este entorno geográfico y para el municipio su presencia desde que hace 75 años lo pusiera en marcha el padre Marcelo Gangoiti.

“Para mí es todo un reto personal y profesional no solo por las dimensiones del soporte, con 13 metros de alto y casi dos de diámetro, sino porque este es el que es, no se puede cambiar, y eso te marca el desarrollo de la obra”, señala el reconocido tallista vizcaino quien estima que, tal como avanza la escultura, podría estar finalizada para el próximo día 27 de enero, fecha prevista para la celebración de los premios empresariales Marcelo Gangoiti. “De todas formas no es un fecha imperativa y podría posponerse al 4 de febrero cuando se cumple un año de la plantación del retoño de cedro de Líbano dentro de los actos de conmemoración del 75 aniversario”, matiza el imaginero quien indica que “la meteorología” –ya que la obra se realiza en el exterior– es un “factor a tener en cuenta, no tanto por la lluvia, porque hemos colocado algunos toldos y plásticos que protegen bastante, sino por el viento, porque a parte de que te molesta, te recoge todo el serrín que hay por la base del árbol y te lo acaba metiendo en los ojos, en la boca y donde sea, hasta en los bolsillos, y es un auténtico incordio”.

Inasequible al desaliento, el escultor no ha parado ni el día de Nochebuena ni el de Nochevieja para avanzar en la realización de esta obra que se compondrá de varias imágenes principales y diversos detalles relacionados con los protagonistas de este tótem que mezcla historia y arte. “La parte principal está muy avanzada y la idea es poder acabar lo fundamental para el día 15 ya que luego hay que rematar detalles, limpiar, desinfectar y barnizar el conjunto”, plantea el escultor.

Un ferrón con su horno, acompañado de tres cestos de mineral, una pala, un yunque y un fuelle compondrán la parte baja de la obra. En el primer nivel se situaría un barrenador con su barrena de madera hecha exprofeso, un conjunto en el que aparece una madre con un niño al que acaricia antes de partir rumbo al trabajo en la mina y una niña más pequeña asida a su ropa y una chica con un ordenador. En el segundo nivel se apreciará un libro sujeto por unas manos, una careta de soldador con soplete y una polea de la que cuelga una cadena que baja al horno ferrón.

“He tratado de simbolizar con diferentes elementos la interrelación e implicación del centro en el desarrollo de una comarca con una profunda huella minera y metalúrgica”, resume Urreiztieta que en el último nivel, cerca de la copa, ha situado dos hojas de roble que son el logotipo oficial del centro. “Me ha sorprendido gratamente que algunos estudiantes hayan mostrado curiosidad, incluso ha habido algunos que se han animado a subir a los andamios para ver de cerca las esculturas”, comenta el autor. Al fin y al cabo ellos también forman parte de la historia del Somorrostro.