Desorientados por los temporales marítimos o exhaustos por perseverar ante la mala mar; o ambas a la vez. Así embarrancan en la costa vasca cada año alrededor de 40 animales marinos: cetáceos principalmente, pero también focas, tortugas e incluso algún que otro tiburón.

La mayoría de las veces llegan en unas condiciones de salud muy delicadas o directamente sus cuerpos son arrastrados sin vida hasta las playas sin que la red de voluntarios pueda hacer nada por devolver al agua.

El año pasado, por ejemplo, fueron realizados 41 avistamientos (24 de cetáceos y 11 de focas, 1 tortuga y otros 5 de animales marinos más) y la mayoría de las ballenas, delfínes y demás miembros de la familia de los cetáceos murieron. Mejor suerte corrieron los pinnipedos (focas) cuyo índice de supervivencia fue mucho mayor.

Los datos han sido dados a conocer en la Estación Marina de Plentzia donde, además, se ha querido agradecer la labor de esa red de voluntarios que atiende y rescata todos los varamientos que son avistados en la costa vasca. El año pasado, la mayoría (28) se registraron en Gipuzkoa, ha apuntado Amaia Barredo, viceconsejera de Medio Ambiente del Gobierno vasco.

Cada año ocurren entre 30 y 40 varamientos en la costa vasca, concentrados entre diciembre y abril (los pinnípedos aparecen durante el invierno mientras que los varamientos de cetáceos pueden producirse durante todo el año, con un pico claro entre enero y marzo). El viento y los temporales influyen en la llegada de animales a la costa. Los municipios con más varamientos son Donostia, Zarautz y Zumaia en Gipuzkoa, y Getxo y Sopela, en Bizkaia.

El número de varamientos atendidos varía mucho en función de la disponibilidad de personas voluntarias, explicaba Leire Ruiz, presidenta de AMBAR (Sociedad para el estudio y la conservación de la fauna marina).

"Hay que tener en cuenta la cantidad de kilómetros de costa accesibles y número de habitantes de cada municipio. No es casualidad que las localidades con mayor número de varamientos sean aquellas con grandes playas, totalmente accesibles y concurridas durante todo el año", ilustraba.

La Red de Varamientos se activa con una llamada a SOS Deiak. Cualquier persona que encuentre un animal marino varado en una playa solo tiene que llamar al 112 y las personas voluntarias de AMBAR se pondrán en marcha para valorar la situación y decidir los pasos a seguir, describía.

La colaboración entre Medio Ambiente del Gobierno vasco y AMBAR para mantener la Red de Varamientos arrancó en 2017 y la firma de un convenio dio mayor estabilidad a este grupo de voluntarios. Ahora atienden todos o casi todos los varamientos que son accesibles, con lo que prácticamente se han duplicado los varamientos asistidos. En 2013 fueron 18, en 2017 hubo 26 y desde ese año las intervenciones han sido 45, 48 y 40 este pasado 2020.

"Los mamíferos marinos proporcionan una información muy útil para el diseño de medidas de conservación. Es por eso que el Gobierno vasco subvenciona la labor de asistencia a los cetáceos y pinnípedos varados en el litoral" apostillaba Asier Arrese, director de Patrimonio Natural y Cambio Climático.