Bilbao - Con cuarenta túneles que alcanzan los 38,7 kilómetros de longitud, su seguridad es uno de los caballos de batalla del departamento foral de Desarrollo Económico y Territorial. Desde 2006, la Diputación aborda la seguridad en los túneles de una forma integral y establece requisitos, verificaciones y controles durante todo el ciclo de vida del túnel, desde el mismo proyecto hasta su explotación, de forma que se garanticen las condiciones de seguridad previstas en la normativa y se asegure un uso seguro del mismo por parte de los usuarios a lo largo de toda su vida útil. Este año, el presupuesto para que los túneles se encuentren en buen estado alcanza casi el millón de euros en las cuentas forales.

El dispositivo para garantizar la seguridad en los túneles de Bizkaia incluye desde cámaras capaces de detectar por sí mismas y en tiempo real cualquier incidencia -desde un conductor kamikaze a un incendio-, galerías paralelas para permitir la evacuación y sistemas inteligentes de ventilación que son capaces de medir la dirección e intensidad del viento para ponerse en marcha y dirigir el humo hacia la boca adecuada. Los túneles están continuamente vigilados desde los centros de control, equipados con sistemas de seguridad para proteger a las personas y a la propia infraestructura y cuentan con protocolos de actuación ante cualquier incidencia que pudiera ocurrir.

En los túneles de doble tubo, por ejemplo, uno por cada sentido de circulación, existen galerías cada 300 metros, como ocurre en los de la Supersur o Malmasin. En caso de accidente, se cortan al tráfico ambas galerías, para que las personas puedan salir por la otra. Estas galerías están, además, presurizadas, para que en caso de incendio el humo no pueda entrar en ellas. En túneles de doble sentido, como el de Bermeo, se construye una galería paralela para poder evacuar a las personas o se habilita una salida directa al exterior, como en el tubo de Artxanda que une Deusto y Zumalakarregi.

Los túneles cuentan también con instalaciones propias para luchar contra el fuego, como extintores manuales, depósitos de agua, bombas, columnas secas, hidrantes... Solo los de San Mamés disponen de sistemas de extinción propios, a través de agua nebulizada, pero su función no es extinguir el fuego sino mantener una temperatura baja, ya que al no ser de roca natural, el fuego puede dañar el hormigón del que están construidos y venirse abajo.

Para garantizar su funcionamiento en caso de una caída de tensión en la red de energía, cuentan con sistemas de alimentación ininterrumpida, baterías con una autonomía de hasta una hora y grupos electrógenos. Todo el sistema está duplicado, para que la corriente tenga una vía alternativa en caso de avería.

La directiva europea obliga no solo a que los túneles tengan que cumplir una serie de características, sino también establece una serie de medidas para establecer quiénes deben ser los responsables de garantizar esta seguridad y unos procedimientos para ello. En el caso de Bizkaia, desde 2006 el Consejo de Gobierno de la Diputación es la autoridad administrativa en esta materia y se designó un Organismo de Inspección de Túneles de Bizkaia, que lleva a cabo las actuaciones de evaluación, pruebas e inspecciones para asegurar el cumplimiento de los requerimientos normativos sobre seguridad. Este organismo asesora además a la Diputación en este ámbito, impulsando el desarrollo tecnológico para seguir garantizando a futuro condiciones de seguridad en estas infraestructuras subterráneas. - A. Atxutegi