Bilbao - Allí donde los bomberos profesionales tardan más en llegar, su labor resulta primordial para luchar contra el fuego. Son la diferencia entre que las llamas calcinen solo un contenedor o se propaguen por toda la fachada. En Bizkaia, medio centenar de técnicos de Protección Civil tienen una formación específica en extinción de incendios y medios para actuar en ellos, lo que antiguamente se denominaban bomberos voluntarios, prestando servicio en Orduña, Otxandio, Bermeo, Lanestosa y Karrantza.

Cuando a mediados de los años 80 se creó el servicio de extinción de incendios de Bizkaia, los ocho parques de bomberos se distribuyeron por todo el territorio con unas isocronas de veinte minutos. Esto es, que se tardara ese tiempo en llegar a cada uno de los municipios incluidos en cada zona. Sin embargo, algunas localidades quedaban fuera de ese rango y los servicios tardan media hora e incluso más en llegar hasta ellas.

Por ese motivo, la institución foral, en colaboración con los ayuntamientos de esos municipios, decidió impulsar la creación de parques de bomberos voluntarios, para que puedan dar una primera respuesta en un tiempo rápido. Los primeros fueron los de Orduña, Otxandio, Lanestosa y Karrantza. Los consistorios cedían un local que sirviera de base para estos voluntarios, mientras que la Diputación lo acondicionaba y ponía los medios para su funcionamiento.

Su principal objetivo es garantizar una primera intervención, lo más rápida posible, en aquellos municipios a los que los servicios de bomberos profesionales tardan más en llegar, y servir de apoyo al trabajo de estos. “Hacen un primer ataque y una valoración primaria, con unas funciones limitadas”, explica Isusko Mendizabal, oficial del Servicio de Extinción de Bomberos de la Diputación. “Nunca van a sustituir el trabajo de los bomberos profesionales, porque no tienen ni la formación, ni el entrenamiento ni los medios para ello, pero tienen lo básico para hacer una primera intervención y ofrecer apoyo logístico y de conocimiento del lugar. No se les permite actuar, por ejemplo, cuando un incendio está desarrollado, sino en sus fases iniciales y su trabajo de apoyo es fundamental: corte de propagación, localización de accesos...”. A esos cuatro primeros parques se ha unidos recientemente Bermeo, que ya disponía de una agrupación con experiencia en estos ámbitos.

Actúan principalmente en incendios urbanos, forestales o industriales, aunque algunos también tienen formación especializada para intervenir en accidentes de tráfico, por ejemplo estabilizando el vehículo o asegurando la zona. El número de voluntarios varían de un parque a otro: nueve en Orduña y Lanestosa, 18 en Bermeo, diez en Otxandio y trece en Karrantza, estos últimos incluidos todos los miembros de su asociación de Protección Civil. La normativa obliga a que la dotación sea de al menos seis personas.

Precisamente hace pocas semanas, la Diputación renovó los convenios con los ayuntamientos de Orduña, Otxandio, Lanestosa y Bermeo. Mediante ellos, los miembros de estas agrupaciones de protección reciben formación y los recursos técnicos necesarios para que puedan actuar en primera instancia hasta la llegada de los bomberos profesionales. Cada parque cuenta con un camión autobomba, cisterna o un vehículo todoterreno, además de los equipamientos completos para los voluntarios -traje, botas, casco y guantes- y material de extinción.

Aunque a lo largo de los últimos años estos bomberos voluntarios -así se denominaban antiguamente, aunque con la actual normativa en vigor han perdido dicho nombre- han recibido una completa formación tanto teórica como práctica para actuar en los incendios, hoy en día ya para incorporarse a las agrupaciones de Protección Civil en las que se han constituido tienen que superar un curso generalista sobre las diferentes actuaciones en las que puedan tener que actuar. Posteriormente, será completada con una formación más específica para incendios de mano de la Diputación, más cursos de reciclaje.

Su presencia ha sido una constante en todos los incendios que se han producido en sus municipios, desde los últimos fuegos forestales de Karran-tza a las llamas que asolaron el casco viejo de Bermeo en 2013. “Su trabajo es muy importante. Por mucho que tarden, van a llegar antes que las dotaciones y la labor que se hace en esos momentos iniciales es determinante”, destaca Mendizabal.