Bilbao. David Rivas ha colocado la esterilla junto al coche de autoescuela en el que hace prácticas. Se quita las zapatillas y se sienta en el asiento del conductor. No es ningún ritual; David conduce con los pies. Nació sin brazos, pero ello no ha impedido que esté a punto de conseguir su carné de conducir: hoy mismo se examina de la parte práctica. Una autoescuela vizcaina ha sido la encargada de conseguir que este joven madrileño vaya a ser el primer europeo en poder conducir utilizando solo sus extremidades inferiores.

"Siempre me han gustado los coches, pero nunca me había planteado conducir. La verdad es que fue todo un poco por casualidad", admite David. Hace algo más de un año, buscando información en internet, conoció la historia de Juantxu, un joven de Basauri con distrofia muscular que había logrado el carné de conducir gracias a un sistema de joystick. "Lo leí porque me pareció curioso, no porque me hubiera planteado hacerlo. De hecho, fue mi pareja, Bea, la que me animó", recuerda. Llamó a José Mari Andrés, director de la autoescuela Irrintzi, dedicada a enseñar a conducir a personas con discapacidad desde hace más de 30 años, y este le dijo que acudiera a probar el sistema. Era un martes; el sábado, David estaba en Basauri. Demostró a Jose Mari que tenía habilidad suficiente en los pies para manejar el sistema, comprobaron que había posibilidades y se citaron para un segundo encuentro, ya con el coche adaptado, dos meses después. "Tengo que admitir que incluso a mí me sorprendió. Era el más difícil todavía. Hemos tenido personas sin pies y sin brazos que conducen con prótesis, pero ningún caso como el de David; es la única persona en Europa que conduce con los pies", afirma Jose Mari, que se ha encargado, en estos cuatro últimos meses, de preparar a David para el examen. Nació sin brazo derecho y con el izquierdo de reducidas dimensiones. "Una agenesia congénita. Al parecer, por una radiografía que le hicieron a mi madre cuando aún no sabía que estaba embarazada", explica. Por ello, desde muy pequeño sus pies han sido sus segundas manos y ha desarrollado una impresionante habilidad que le permite trabajar con total normalidad con un ordenador -"la única diferencia es que está apoyado en el suelo"-, cerrar la puerta del coche asiéndola con los pies, y abrir y cerrar la guantera. Incluso encender un cigarro con el mechero. "Como un niño aprende a realizar tareas con sus manos, yo he tenido que hacerlo con los pies", afirma.

"Se me saltaban las lágrimas" David recuerda como si fuera ayer la primera vez que se puso al mando del vehículo. "Fue muy emocionante, se me saltaban las lágrimas", rememora. La autoescuela ya disponía del sistema joystick, que permite que personas con discapacidades severas puedan ponerse al volante. En el caso de David, todo fue cuestión de adaptarlo al suelo, a la altura de sus pies. El sistema es relativamente sencillo: con el pie izquierdo, activa el pedal de la velocidad, hacia adelante o hacia atrás; con el derecho, maneja el joystick con el que gira el volante, desplazándolo hacia un lado o hacia el otro. No hay marchas, el coche es automático. Y una especie de botón que lleva colgado al cuello le permite activar las operaciones complementarias: dos toques, intermitente izquierdo; tres, derecho; cuatro, el claxon...

El reto estaba en marcha. Mientras José María se encargaba de preparar la homologación del vehículo y el papeleo para tramitar el carné, David se organizaba y conseguía una excedencia de un mes en su empresa para venirse a Bizkaia. Aunque es diplomado en Trabajo Social, actualmente coordina en Madrid un equipo de 11 personas, dentro de la Fundación Integralia, que gestiona el servicio de citas del Hospital La Paz.

Marzo fue un mes intenso, con jornadas de cuatro horas de teoría y seis de coche. "No podía estar más tiempo, tenía que estar preparado en un mes", recuerda David. Llegó el día 1; el 21 se examinó de la parte teórica y aprobó, "con cero fallos", apunta, orgulloso, José Mari. "El examen era igual al de todos; la única diferencia, que en lugar de tener el papel encima de la mesa, yo lo tenía en el suelo", describe, consciente de lo insólito de la situación. Se adaptó de forma fácil al volante, sorprendiendo incluso a su propio instructor. "Tiene una habilidad impresionante. Superaría a los diez mejores que se saquen el carné cualquier día en Bizkaia", confía José Mari.

"Una demostración continua" David regresó a Madrid con la parte teórica aprobada, aunque tuvo que volver a principios de junio para realizar el denominado examen conjunto, específico para discapacitados, en el que tienen que demostrar a técnicos de Sanidad y Tráfico que son aptos para ponerse al volante y que las adaptaciones son suficientes. Más que sus propias limitaciones, David ha tenido que superar también numerosos requisitos administrativos y burocráticos. "Ha sido una demostración continua de que puede conducir de forma segura. Además de la homologación del vehículo, hemos tenido que pedir permiso a la DGT y ellos mismos, a través de la Jefatura, han tenido que adaptarse: hacerle las pruebas pertinentes, comprobar el vehículo...", explica su profesor.

Ahora, por fin está preparado para afrontar hoy su gran día: el examen práctico de circulación. "Si apruebo, quemamos Bilbao", anuncia entre risas. A punto de celebrar su cumpleaños -cumple 34 años el próximo día 14-, asegura que "un papel rosa con lazo", en referencia al antiguo carné de conducir, sería su mejor regalo. Para él, ha merecido la pena, "por abrir un camino que puedan seguir otros", y por conseguir ser un poco más independiente. Y es que no quiere que ese papel rosa se convierta en algo simbólico; quiere poder comprarse un coche adaptado y ya busca fórmulas para poder asumir los 20.000 euros extra que supone. "Pienso sacarle muchísimo provecho, me encantada conducir", afirma, sonriente. ¿Su primer destino? "Bilbao, por supuesto", promete.