La novena edición del festival de arquitectónico Open Bio ha vuelto a abrir casi un centenar de edificios de Bilbao. Desde primera hora de este sábado, cientos de personas han recorrido las calles de capital vizcaina en busca de edificios que durante el año son de difícil acceso y que pudieron visitar para aprender su historia, explicada por voluntarias y voluntarios. De hecho, algunas de ellas hacían cola hasta media hora antes de que abriesen algunos de los edificios más emblemáticos de la villa.
Por primera vez en su historia, este festival arquitectónico que se celebra cada año ha abierto al público por primera vez el Hospital de Basurto. Los asistentes pudieron así realizar un viaje en el tiempo, desde los orígenes del centro hospitalario hasta sus proyectos de futuro, con la sensación de haber descubierto un lugar que es, a la vez, patrimonio histórico y motor sanitario de Bilbao.
De hecho, este pasado miércoles, más de una veintena de personas, en su mayoría veteranas intrigadas por la historia del lugar y algunos médicos jubilados que querían conocer a fondo la historia de las instalaciones, tomaron parte el miércoles, en una visita guiada por las instalaciones de Hospital. Se trató de una de las nuevas ubicaciones que se enmarca dentro de Open Bio que ayer abrió a la ciudadanía las puertas de un centenar de edificios y espacios de la villa. El recorrido, desde sus pabellones históricos hasta los espacios más modernos, estuvo conducida por el doctor Juan Gondra, antiguo facultativo del centro, acompañado por otros doctores del hospital.
Casi un centenar de edificios
Posteriormente, los guías explicaron la singularidad arquitectónica del recinto, que cuenta con veinte pabellones de cinco tipologías diferentes, todos ellos con elementos comunes que responden al sistema pabellonal, un modelo muy poco frecuente hoy en día en Europa. Este diseño, que combina funcionalidad y estética, ha marcado la identidad de Basurto desde su inauguración en 1908.
A lo largo del recorrido, el gerente del hospital, el doctor Jesús Larrañaga, destacó que el “Hospital de Basurto es una combinación de lo histórico y lo moderno”, recordando que en la actualidad trabajan en él más de 4.000 profesionales. También señaló que la estructura centenaria del complejo supone retos para su adaptación en materia de seguridad y conservación. En este sentido, subrayó que el esfuerzo de los equipos humanos permite superar esas limitaciones.
La visita sirvió también para presentar el proyecto de futuro más ambicioso: la nueva facultad de Medicina y Enfermería, actualmente en construcción junto al hospital. El edificio, con 38.000 metros cuadrados y ocho plantas -cuatro subterráneas y cuatro en altura-, reforzará el vínculo entre la docencia universitaria y la práctica hospitalaria. “Estamos encantados con la facultad, es una maravilla tener a futuros médicos aquí. Ellos son la parte teórica y nosotros la práctica”, explicó el doctor Larrañaga a las personas asistentes.
El recorrido incluyó además curiosidades históricas, como el grave impacto que sufrió el hospital durante la Guerra Civil, cuando quedó bajo control militar hasta 1941, o la estricta labor de las monjas que, pese a sus rígidas normas, evitaron que el hospital se viniera abajo en los peores años. Entre las anécdotas actuales, se ha mencionado la tradición de plantar un árbol cada año y el funcionamiento de la central de esterilización del hospital, que cuenta con características casi únicas en Europa.
Explicaciones por toda la villa
Unas explicaciones que se llevaron de la misma manera en los otros 88 espacios abiertos durante esta semana para recibir visitar de la ciudadanía. Otro de los edificios emblemáticos que se han unido a esta iniciativa, por primera vez en su historia, ha sido la facultad de Economía y Empresa sección Elcano de la Universidad del País Vasco. “Estudié aquí hace muchos años y es como volver a lo que viví muchos años atrás”, comentaba una asistente haciendo referencia al edificio creado en el año 1800 como una escuela para comerciantes por iniciativa del consulado, pionera a nivel estatal. Posteriormente, tras recibir varios nombres, ha terminado siendo la facultad de Economía y Empresa de la Universidad del País Vasco.
Otro de los edificios tradicionales de Bilbao, que ayer abrió sus puertas es el edificio de La Bolsa, en el Casco Viejo bilbaino. Sin estar considerado por la organización uno de los lugares de “alta demanda”, los grupos se formaron a velocidades agigantadas. “¡Qué pasada! Fíjate que he estado veces pero siempre me sorprende”, señaló María Rodríguez a su grupo de amigas saliendo del edificio situado en el número diez de la calle Pelota.
Este edificio, que se presenta con un diseño que ha considerado el entorno que lo rodea para su composición, tiene la función de eje de acceso hacia la calle Santa María, por una parte, y como elemento de unión interna de dos calles Barrenkale Barrena y Santa María por la otra. Una visita, por las diferentes salas, que sorprendió a las y los presentes. “Tenía la curiosidad de entrar aquí -edificio de La Bolsa- y la verdad que ha cumplido con mis expectativas”, señala Marcos Márquez.