De grandes edificios que albergaban enormes muebles metálicos con relés, cables y conexiones de telecomunicaciones a pequeñas sedes donde acoger refrigerados armarios con servidores y controlar las comunicaciones ante una pantalla de ordenador. La tecnología de las comunicaciones ha cambiado de tal forma y tal ritmo que las compañías telefónicas se han tenido que adaptar a las circunstancias. La más importante ha sido el vaciado de decenas de inmuebles que albergaban las viejas centralitas de cobre en todas las ciudades del Estado. Bilbao no ha sido una excepción y Telefónica, a lo largo de este siglo, ha llevado a cabo un plan que la ha llevado a quedarse prácticamente con lo esencial tras vender activos inmobiliarios.

El más destacado, por ser la sede histórica de la compañía, fue la salida de sus directivos del edificio de la calle Buenos Aires. Tras vender el bloque en 2015, Telefónica acordó con el nuevo propietario mantener a su plantilla y la tienda de la planta baja alquilando el edificio por un periodo de siete años. Acabado el plazo el pasado ejercicio, la empresa abrió un nuevo local para atender a sus clientes justo en el edificio de en frente y los directivos y empleados se trasladaron al edificio de la calle Gordoniz donde permanecen en la actualidad hasta que tenga que ser desalojado para albergar viviendas. El gran edificio de Buenos Aires seguirá conteniendo servicios y oficinas ya que en el PGOU está catalogado como dotacional con uso alternativo comercial pero de momento no tiene una empresa como cara visible.

Además de las sedes de General Eguía, vendida en 2016, y las dos nuevas que sacará al mercado, Telefónica todavía mantendrá tres grandes instalaciones donde centraliza la infraestructura de telecomunicaciones digitales. En concreto, se trata del bloque ubicado en la avenida Sabino Arana, número 29, con la misma estructura y estilo arquitectónico que los de Indautxu y Deusto, el edificio de la calle Cocherito de Bilbao 7, y sobre todo el centro de operaciones sito en la calle Tutulu, conocido en la compañía como central de Artxanda. Este último edificio es el mayor con el que se ha quedado la empresa ya que, al igual que el de la calle Cortes, ocupa toda una manzana y cuenta con una altura similar a un bloque residencial de siete plantas. Además, la multinacional también mantendrá otro edificio que albergó centralita de cable, el ubicado en el número 41 de la calle Zabalbide, aunque este no tendrá un cambio de calificación por parte municipal con lo que no podrá albergar viviendas pero sí empresas u otros servicios terciarios.