La Misericordia más cálida de celebración
La actual residencia municipal acogió ayer con motivo de la celebración del santo San Mamés la tradicional ofrenda floral
BILBAO. Jornada emotiva y cálida la vivida ayer por los más de 5.000 residentes de la casa de Misericordia de Bilbao. Acedo González disfrutaba, junto a más de un centenar de compañeros, de la celebración del patrono de San Mamés y de los actos organizados con motivo del homenaje que dirigido exclusivamente para los antiguos y actuales residentes del centro municipal de ancianos.
Pero además de disfrutar, los allí presentes también recordaron emocionados las vivencias de su niñez. Aquella infancia -y parte de la adolescencia- que vivieron entre esas cuatro paredes cuando la Misericordia era un hogar para personas huérfanas. “Es muy emocionante vernos a muchos de nosotros aquí juntos de nuevo”, confesó González a DEIA muy conmovido. A su lado se encontraba Félix, que escuchó atentamente las palabras que el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, les estaba digiriendo. “Hoy es un día para celebrar, para estar contentos y alegres”, aseguró el edil bilbaino. El alcalde también confesó que las personas mayores “son un ejemplo en la sociedad y en el Bilbao en el que vivimos”. Asimismo, comentó que la villa “quiere ser amiga de las personas mayores, en la que se sientan cómodas y se puedan desenvolver con facilidad”.
Y llegó la hora de los pintxos, del talo y del vino. Las trabajadoras -en su mayoría mujeres- de la residencia fueron las encargadas de que ninguno de los que estaban presentes se quedase con hambre. “Los abuelos llevan esperando este día durante casi todo el año”, explicó Idoia Sagastagoia mientras le ofrecía un bocado de tortilla a Félix. “El día de la institución es muy importante para todos ellos porque vivir este día junto con la banda de música escuchando bilbainadas les emociona”. Sagastagoia también relató que “ninguno quiere perderse este momento porque, por ejemplo, el talo lo llevan esperando durante toda la semana”, aseguró entre risas.
Devoción
Los recuerdos vuelven llenos de emociones y junto a ellos el calor de los abrazos. Aburto remarcó la importancia que tiene el apoyo y el cariño de las familias que estaban presentes. “La administración no sustituye a las familia”, dijo. Por eso, el alcalde de Bilbao pidió emocionado a todas las familias que sigan, durante todo el año, “manteniendo el contacto con los seres queridos que tanto os han querido durante toda su vida”.
Julián Larrañaga estaba disfrutando del talo junto a sus padres, quienes cruzaron por primera la puerta de la casa hace 60 años. “Les trae muchos recuerdos estar aquí”, afirmó. A pesar de ser el primer año que asistía a esta conmemoración, aseguró volver los próximos años porque ver la cara “de felicidad y emoción” de sus padres “no tiene precio y pocas veces les veo así de felices”, reconoció. Su padre recuerda como si fuese ayer el día que entró por la puerta. “Me acuerdo que hice muchos amigos. Algunos todavía están aquí y nos encanta recordar algunas de las gamberradas que hacíamos de pequeños”, aseguró.
El mítico Mikel Bilbao y Aitor Aurekoetxea fueron galardonados con una especial ofrenda por acuerdo unánime de la Junta de Caridad de la Santa y Real Casa de la Misericordia por sus “generosas contribuciones”. El txistulari, muy emocionado y “temblando”, confesó a DEIA que es un “honor” que le reconozcan una vez más su trabajo. “Estamos en familia y soy un viejo conocido. Creo que ya me tienen preparada una habitación”, bromeaba. En la misma línea, también espera que su “pulmón de acero” le aguante por lo menos hasta los 120 años. “También he tocado en todas las iglesias de Bilbao y los curas me dicen que me tienen preparada una parcelita en el cielo”.