“Damos la bienvenida a bordo al Bilbao Basket y a su nuevo pasajero: la copa de campeón”. Así dio la bienvenida la tripulación del vuelo de regreso a Euskadi a los ‘hombres de negro’ tras conquistar el título de la FIBA Europe Cup en Salónica después de que Xavi Rabaseda, ejerciendo de capitán, la subiera a bordo. Como no podía ser de otra manera, las tres horas de vuelo transcurrieron en un gran ambiente festivo con dos claros MVPs: Marvin Jones y Jon Novo, uno de los fisioterapeutas del equipo. Y si hubiera que componer un mejor quinteto, entrarían Tomasz Gielo y su megáfono, el delegado Erik Badiola y el técnico ayudante Ibon López de Letona.
Ya desde la llegada al aeropuerto de Salónica quedó claro que el pívot estadounidense era el que más ganas de fiesta tenía. Se hizo muy pronto con dos botellas de champán cuyo contenido iba repartiendo a cualquiera que se cruzara por su camino, fuera compañero, periodista o aficionado, mientras saludaba a todos con la misma frase: “What’s up, champ?” (¿Qué pasa, campeón?). “Esto es muy importante para el club y también para Bilbao. Me alegro mucho porque ha sido un viaje muy largo pero precioso”, destacaba.
Y su principal compinche festivo era Gielo, el que abría los cánticos con su megáfono, recordaba que allí, todos, eran “hijos de Jaume Ponsarnau” y agradecía a los aficionados sus ánimos en un ambiente tan complicado como el del Palataki. “En el calentamiento y en algunas fases del partido se os escuchaba y, de verdad, eso nos ayuda mucho. Habéis sido muy importantes en todo esto”, les decía.
Ya en el avión, abrieron fuego los aficionados desde la parte trasera de la aeronave al grito de “no vais a dormir” y celebrando que “nos traemos la copa” mientras Alberto Álvarez, responsable de prensa, ejercía de fotógrafo para que todos y cada uno de ellos tuvieran su foto de recuerdo con el trofeo de campeón. Y después, llego el show de Marvin Jones con sus cánticos, bailes y vaciladas constantes y una clara declaración de intenciones: “¡Fiesta, fiesta, esta noche hay fiesta!”. Melwin Pantzar se llevó varias raciones de “MVP, MVP”, también coreó los nombres de Rubén Domínguez o Rabaseda y cuando se quedaba sin ideas buscaba la colaboración de Gielo, que no titubeaba a la hora de recorrer el pasillo arriba y abajo con su megáfono buscando la colaboración de los aficionados.
Malcolm Cazalon y sobre todo Muhammad-Ali Abdur-Rahkman, con la capucha puesta durante todo el viaje mientras veía totalmente concentrado una película, fueron los más ajenos a la fiesta junto a Amar Sylla. Hubo un momento en el que Bassala Bagayoko pidió a sus compañeros entre risas que se sentaran en un punto con turbulencias (más o menos cuando Harald Frey fue ganando protagonismo en las celebraciones) y ante las constantes bromas de Jones pidió al piloto que fuera “más rápido”.

Pero poco a poco, el epicentro del fiestón fue pasando a la zona delantera del avión, donde viajaba el cuadro deportivo, ese grupo de gente que desde una posición quizás menos visible para el gran público es absolutamente vital para el funcionamiento del equipo en su día a día y que es puro ADN Bilbao Basket. Por eso celebraron el título como había que hacerlo: a lo grande. Llevo la voz cantante y el liderazgo en los bailes Jon Novo, al que salvo en el despegue y el aterrizaje le sobró el asiento, con Erik Badiola e Ibon López de Letona (admirable su equilibrio con el altavoz portátil en la cabeza en plena zona de turbulencias) como grandes colaboradores. Tampoco Javi Salgado le hizo ascos a su ración de cánticos en un viaje histórico que puso la guinda a una noche histórica.