El Surne Bilbao Basket se ha elevado a los altares de la historia del deporte en Bizkaia como el segundo equipo que consigue alzar un título europeo después de que lo hiciera el Bidaideak Bilbao BSR en 2019, cuando se proclamó campeón de la Euroleague 1. Los hombres de negro son los nuevos campeones de la FIBA Europe Cup coincidiendo con el 25 aniversario de la fundación del club, una historia breve pero intensa, con alegrías y decepciones, y desde ayer enriquecida por el primer título de la historia de la entidad, del que se quedó a las puertas en tres ocasiones, en las finales de la Supercopa de la temporada 2007-08, de la ACB en la 2010-11 y de la Eurocup en la 2012-13, y que ahora pone un broche de oro a una fecha redonda.

Melwin Pantzar –elegido MVP de la final–, Harald Frey, Muhammad-Ali Abdur-Rahkman, Carlos Taboada, Rubén Domínguez, Iker Chacón, Thijs De Ridder, Tomasz Gielo, Bassala Bagayoko, Marvin Jones, Xavi Rabaseda, Zoran Dragic, Tryggvi Hlinason, Amar Sylla y Kristian Kullamae, todos ellos bajo las órdenes del técnico Jaume Ponsarnau, son ya nombres eternos.

El camino hacia la consecución del título de la FIBA Europe Cup no ha estado plagado de rosas, aunque lo pudiera parecer en los compases inaugurales. Para comenzar, el Surne Bilbao Basket inicio la andadura continental desde la eliminatoria previa de la competición allá por septiembre. La tropa de Ponsarnau se ganó el derecho a concursar tras imponerse al Neptunas Klaipeda (66-74 y 95-59). Una ronda salvada con solvencia pero siempre peliaguda por la inexperiencia y la falta de rodaje del equipo. Después el plantel bilbaino quedó encuadrado en la primera fase de grupos con BC Balkan (95-55 y 62-93), BC Kutaisi 2010 (57-88 y 91-63) y BC Prievidza (61-84 y 87-66), a los que superó de manera inapelable para permanecer invicto con un promedio de anotación de 89,6 puntos por partido y 60,6 en contra.

En la segunda ronda de grupos el Bilbao Basket quedó enmarcado con Banco di Sardegna Sassari (89-91 y 77-60), Cholet Basket (95-88 y 82-75) y ESSM Le Portel (74-65 y 74-78). Los hombres de negro volvieron a ser autoritarios, si bien los marcadores fueron más ajustados, con una media de 81,6 puntos a favor y 76,3 en contra, y además encajaron su primera derrota en el torneo. Sucedió en el decimotercer partido, ante el Cholet en el citado 82-75. El avance se cobraba su factura.

Eliminatorias de infarto

Las fase de eliminatorias proyectó la resiliencia de un equipo que ha sabido sufrir en los momentos delicados y también recurrir a la épica. En los cuartos de final se midió al Tofas Bursa, el equipo llamado a gobernar la competición gracias a su calidad individual. El Surne Bilbao Basket adquirió ventaja en la ida de Miribilla (84-72). En el partido de vuelta la situación se complicó de manera alarmante y solo un triple sobre la bocina de Muhammad-Ali Abdur-Rahkman, desde la distancia de unos ocho metros, evitó la comprometida prórroga instalando el 102-93 definitivo.

Los hombres de negro regresaron así a una nueva semifinal europea, la quinta en los 25 años del club tras las alcanzadas en las ediciones de la Eurocup de 2009, 2010 y 2013 –en la que llegó a la final de Charleroi– y en la FIBA Europe Cup del pasado curso. En esta ocasión aguardaba el JDA Bourgogne Dijon y tal vez la mayor gesta de la historia del club por el cómo sucedió. El cuadro de Ponsarnau sucumbió en el duelo de ida por 77-58 en lo que parecía un adiós anunciado a la competición. Pero en un acto de rebeldía histórico ya no para la entidad bilbaina sino para el baloncesto, los hombres de negro remontaron los 19 puntos de desventaja del partido de ida en los cinco minutos finales gracias a un parcial de 28-2 que congeló el marcador en el 97-68. Aguardaba la segunda final continental. “Notamos que esto es algo histórico”, manifestó Rubén Domínguez como sentimiento de todo el vestuario.

Miribilla vivió el primer capítulo de la final ante al PAOK Salónica, un histórico del baloncesto europeo. Los hombres de negro alcanzaron una ventaja de siete puntos (72-65), pese a llegar a estar hasta a cuatro por debajo en el marcador, para tener a la historia de la competición de su lado: en las finales a doble partido el equipo ganador del primer partido siempre había levantado el trofeo. “La final está muy abierta, queda mucho”, advirtió en cualquier caso Ponsarnau para evitar excesos de confianza. En Salónica el Bilbao Basket completó una gran primera mitad –39-49 al descanso–, pero sufrió, como en las dos rondas previas. El PAOK se puso por delante en la final a 3:16 de la conclusión –76-67–, pero el bloque bilbaino sacó fuerzas de flaqueza, cuando los nervios bloquean porque la tensión es máxima, y firmó un 84-82 que le hizo valer la renta del Bilbao Arena. El Surne Bilbao Basket conquistó Europa en el Palataki.