El Surne Bilbao Basket ha resuelto su puesta en marcha competitiva de manera más que satisfactoria. Y no se trataba de un asunto en absoluto sencillo. Jugarse en la primera semana de temporada oficial su participación en competición continental y dar un buen arranque a la exigente Liga Endesa en casa, ante un rival directo y atendiendo a la dureza del calendario liguero hasta el mes de diciembre, colocaba una notable presión a Jaume Ponsarnau y su tropa en un momento del curso demasiado prematuro. En una época de teórica profundización en la fase de ensamblaje, de asimilar aún conceptos y remarcar roles, el conjunto vizcaino ha tenido que afrontar en seis días tres duelos que podían mediatizar su temporada tanto para bien como para mal y ha sido capaz de ofrecer una gran respuesta a una situación de gran exigencia.
El test europeo ante el Neptunas lituano lo resolvió de manera autoritaria, tanto que hizo parecer a la entidad de Klaipeda una presa más mansa de lo que realmente es. Cierto es que los hombres de negro cuentan con más calidad individual y fondo de armario, pero hacer valer esos aspectos del juego en una fase tan tempranera de la temporada, sin haber entrado aún en faena competitiva, no es siempre tarea fácil, menos tratándose el rival de la escuadra más complicada que le podía tocar en suerte, con un par de individualidades más que interesantes y con un puñado de jugadores con muchas tablas en el baloncesto continental. El botín de ocho puntos conquistado en Klaipeda fue vital para afrontar con más tranquilidad el choque de vuelta e imponer en él de manera inapelable su teórica superioridad. Quedarse fuera de Europa habría supuesto un arranque muy a contrapié para el Surne Bilbao Basket como entidad que tiene siempre el deseo de competir más allá de las fronteras estatales y para un conjunto de jugadores que habría visto muy reducido su escaparate competitivo y su reparto total de minutaje y aumentado el tedio de los entrenamientos al disputar un solo partido por semana. Finalmente, la escuadra vizcaina ha quedado encuadrada en un grupo aparentemente muy sencillo –con viajes en absoluto cómodos, eso sí– junto al Balkan búlgaro, el Prievidza eslovaco y el Kutaisi de Georgia, lo que debería facilitar un primer tramo de competición muy amable con la oportunidad de dar más protagonismo y responsabilidades a los jóvenes. En la siguiente fase ya asomarían contrincantes de mucho más nivel.
Pero la clasificación europea sin arrancar bien la competición liguera en casa ante el Río Breogán habría dejado un poso amargo. Todo el mundo tiene claro que es en la Liga Endesa donde realmente se juega la vida el Surne Bilbao Basket, cuyo vestuario es muy consciente de que el calendario dibuja un arranque muy complicado –los siguientes equipos en pasar por Miribilla son Real Madrid, Valencia Basket, Joventut y Baskonia mientras que tocará visitar a Murcia, Gran Canaria, Granada, Girona y Zaragoza– y que por lo tanto dejar escapar partidos en casa ante rivales de su propia liga, la que busca evitar los dos últimos puestos de la tabla, debe evitarse a toda costa. Con dos partidos muy recientes a sus espaldas, la respuesta de los de Ponsarnau fue magnífica. Estuvieron por delante en el luminoso casi todo el partido, solo tuvieron un momento de zozobra en el tercer cuarto, desperdiciando un 52-39, y su acto final fue magnífico, con un 14-0 tras mantener a su rival sin anotar durante más de cinco minutos.
En cada uno de estos choques, el conjunto vizcaino ha mandado en el marcador durante más de treinta minutos, en los dos disputados en Miribilla sus últimos cuartos han sido letales (22-8 frente a los lituanos y 26-11 contra los gallegos) y ocho de los componentes de la rotación principal han anotado ya en dobles figuras. Con Melwin Pantzar como primer espada, Harald Frey guardándole perfectamente las espaldas, Tryggvi Hlinason y Marvin Jones gozando de suministro de bolas en la pintura, Thijs De Ridder y Kristian Kullamae ganando galones, Zoran Dragic haciéndose ya importante y Muhammad-Ali Abdur-Rahkman dando el deseado paso al frente, el Bilbao Basket capturó más rebotes defensivos que nadie (34) en la primera jornada liguera y, muy importante, fue el equipo que más veces viajó a la línea de tiros libres (34) con un 91% de acierto. Buenos mimbres para un muy buen arranque.