LA derrota sufrida el sábado en Miribilla contra el Río Breogán, “a nivel de partido el accidente más importante de nuestra temporada” en palabras de Jaume Ponsarnau, ha hecho resurgir las dudas sobre el rendimiento y la capacidad competitiva del Surne Bilbao Basket. Todo lo bueno conseguido la jornada anterior dando la campanada en la pista del Valencia Basket se perdió en un duelo de notable trascendencia de cara a poner tierra de por medio con la zona baja de la tabla. A estas alturas de calendario y sin agonías clasificatorias, todavía es muy prematuro hablar de finales o citas a vida y muerte, pero sí que es cierto que la sensación de oportunidad perdida para reabrir una dinámica positiva y consolidar el estado de tranquilidad pasó por delante de los hombres de negro sin que estos fueran capaces de agarrarla.

Contra los lucenses, el conjunto de Jaume Ponsarnau recayó en problemas ya vistos en su desempeño tanto en la Liga Endesa como en la FIBA Europe Cup. Como los malos púgiles, le faltó pegada para enviar a su adversario a la lona por la vía rápida cuando el ecosistema era favorable (20-7 en el primer acto y varias rentas cercanas a los dobles dígitos en el tercero) y con el paso de los asaltos, tras permitir recuperarse a su contrincante, tuvo mandíbula de cristal pues fueron los locales los que acabaron noqueados con el 15-31 en los últimos once minutos de los de Veljko Mrsic. Falta de determinación y dureza para consolidar ventajas, problemas de confianza de muchos de los jugadores cuando aparecen los fallos, demasiada sensación de taquicardia cuando las cosas se tuercen, jugadores alejados del rendimiento que de ellos se esperaba... Demasiados déficit que dificultan discernir cuál es la principal vía de agua.

Además, este último resultado liguero confirma una tendencia peligrosa. El conjunto vizcaino ha perdido los siete encuentros ligueros que ha disputado en las semanas en las que previamente tuvo que afrontar un duelo de la FIBA Europe Cup, mientras que su balance es de 5-1 cuando no ha tenido citas continentales. El endurecimiento del calendario en la Liga Endesa coincidiendo con el arranque del torneo continental, donde luce un inmaculado 7-0, es un factor muy a tener en cuenta, pero también es llamativo que en la semana sin compromiso europeo entre la primera y la segunda fase de grupos los hombres de negro fueran capaces de superar a domicilio a un rival de rango Euroliga para pasar a perder en casa ante un conjunto de la zona baja de la tabla tres días después de jugar contra al Gottingen.

Problemas de frescura física para afrontar dos encuentros semanales, conveniencia de redefinir el reparto de cargas de algunos jugadores, necesidad de acumular más entrenamientos para asentar conceptos y ejecutarlos con rigor... O incluso puede que pese para mal la enorme diferencia de potencial entre ambas competiciones, que el hecho de acumular éxitos continentales con parecidos déficits en el rendimiento confunda al colectivo sobre el nivel de contundencia, eficacia y sostenibilidad que es necesario utilizar para salir victorioso en la Liga Endesa. Por momentos, los choques contra Gottingen y Breogán compartieron muchos elementos de guion, con los locales desperdiciando oportunidades de fabricar un final plácido y los rivales haciendo la goma en ambas citas, pero los gallegos fueron letales en el momento de la verdad, sin trazas de la candidez que muestran hasta el momento los rivales continentales. Distintos ecosistemas.