A suspensión del partido ante el Breogán ha impedido al Surne Bilbao Basket probar por primera vez la nueva configuración de su plantilla tras las ventanas FIBA, ese periodo de la temporada que muchos equipos aprovechan para dar al botón de reseteo. Ese trabajo se le va a acumular a los hombres de negro en los encuentros que abrazarán el cambio de año. Entre ellos está el que deben disputar ante el equipo lucense, que tendrá que jugarse la próxima semana o la siguiente. Los otros seis próximos duelos serán de máxima exigencia porque el Bilbao Basket tendrá delante a conjuntos que se están jugando la Copa o a rivales ahora mismo directos.

Antes de acabar el año, a los de Álex Mumbrú les espera el derbi ante el Baskonia y luego dos partidos seguidos en Miribilla ante el Gran Canaria y el Unicaja. Los tres buscan una plaza en la fase final de la Copa de Granada y para los tres sería un batacazo no meterse entre los ocho mejores al final de la primera vuelta. Los gasteiztarras y los malagueños están ahora mismo fuera y no tienen demasiado margen de error. Después y para empezar 2022, el Bilbao Basket tendrá que visitar al Real Betis en un encuentro muy importante y recibir en Miribilla al siempre rocoso Andorra para cerrar la primera vuelta.

La segunda mitad del calendario se abrirá en Santiago ante el Obradoiro antes de enganchar otra serie de tres partidos ante equipos situados en puestos de play-off: el Real Madrid, de nuevo el Unicaja y el Manresa, este el 6 de febrero en el Bilbao Arena. Aludir a esta fecha no es casual ya que puede marcar el devenir de toda la temporada. Tras el duelo ante los catalanes, llegará un parón de competitivo de un mes para el Bilbao Basket que se antoja tremendamente peligroso porque, en un momento en que los equipos empiezan a coger ya velocidad de crucero, no volverá a competir hasta el 6 de marzo por culpa de un calendario en el que se solapan competiciones de una forma que parece ya irremediable.

peligroso parón

El 13 de febrero el conjunto vizcaino debía jugar contra el San Pablo Burgos, pero los castellanos afrontan esa semana la Copa Intercontinental y el choque ha tenido que ser trasladado al jueves 10 de marzo, un día que además complicará un desplazamiento siempre apetecible de la afición del Bilbao Basket. Del 17 al 20 de febrero, se disputará la Copa, en la que los hombres de negro no tendrán plaza, salvo sorpresa mayúscula, y en la última semana de febrero regresarán las ventanas FIBA que pararán de nuevo la competición liguera. Un parón de dos semanas, como la pasada temporada, puede ser asumible, pero un mes entero parece demasiado porque se puede perder todo el ritmo de competición.

Para ese momento, quedan aún dos meses, aunque seguro que está en la planificación del cuerpo técnico del Bilbao Basket, a quien le debe preocupar más lo inmediato, el regreso a la competición con dos piezas nuevas, Khyri Thomas y Stefan Peno, y otra seminueva, Damien Inglis, que apenas han tenido unos pocos entrenamientos y un duelo amistoso contra el Iraurgi para acoplarse con sus compañeros. Por eso, el Surne Bilbao Basket es ahora mismo un equipo sin referencias, sin conocer con fuego real cuál puede ser su techo competitivo tras los retoques. Lo tendrá que averiguar en Miribilla donde, cualquiera que sea la fecha del duelo pendiente ante el Breogán, tendrá tres citas consecutivas. Este factor puede ser determinante para sujetar al equipo en este calendario intermitente.

Entre el 6 de febrero y el 6 de marzo el Bilbao Basket no jugará ningún partido por el solapamiento de las competiciones