Optimismo sobre una base de realidad. Es la forma que tiene de afrontar su labor al frente del Bilbao Basket Isabel Iturbe, satisfecha por el hecho de que "haber confiado en todo momento en nuestra gente" haya tenido el premio de la permanencia.

¿Qué balance realiza de la temporada realizada por el equipo?

—Ha sido una temporada muy anómala. Comenzamos con un equipo en el que no acertamos con alguno de los fichajes y luego hemos vivido rodeados de lesiones, cambios de jugadores... Son circunstancias que no son ajenas al resto de equipos, pero a nosotros, además, la falta de público nos ha hecho mucho daño. Los equipos modestos necesitamos ese empujón, contar con todos los recursos en nuestras manos para que las cosas funcionen. Y en el tramo final, el confinamiento por el covid. Ahí ya dijimos: ¿qué más nos puede pasar? Hemos ido reaccionando por el camino y con eso nos quedamos. Desde el punto de vista deportivo, nuestros recursos son los que son y debemos optimizarlos al máximo. Esa es la reflexión que hacemos. Prácticamente cada semana han surgido problemas y tanto desde la Dirección Deportiva como del Consejo de Administración se ha tenido capacidad de actuación. Hemos defendido a nuestra gente y con ellos hemos terminado el año.

¿Cómo vivió los últimos doce días de curso, con el equipo teniendo que jugar cinco partidos y necesitando un mínimo de tres victorias?

—Un mes antes estábamos muertos. Los resultados que se estaban dando nos obligaban a un último esfuerzo enorme. El resto de equipos sumaban, nosotros no acabábamos de reaccionar y además apareció el brote... El baloncesto es un tema de estadística pero también de toques de suerte y nosotros no habíamos tenido nada de suerte. Valorando todo, pensaba que en algún momento la situación tenía que cambiar porque se estaba trabajando para merecerlo. No haber perdido la tranquilidad y confiar en nuestra gente ha sido importante.

¿Lo llegó a ver imposible?

—No. Personalmente yo, y el resto del Consejo también, nos caracterizamos por el entusiasmo y el optimismo, en caso contrario no estaríamos aquí teniendo en cuenta todas las dificultades que hay. Somos de grandes miras. Nuestro objetivo es estar dentro de unos años más arriba. Ahora sabemos que nos quedan unas cuantas temporadas de seguir en esta realidad atendiendo a la situación deportiva y económica, pero con trabajo y optimismo tiraremos hacia adelante.

¿Barajaron un escenario de LEB?

—Lógicamente, en la parte de gestión se estuvo trabajando en diversos escenarios. En la parte deportiva no. Seguían centrados en el día a día para lograr la permanencia.

¿Cuál fue el peor momento?

—Cuando el equipo se tuvo que confinar. En ese momento piensas: ¿qué más nos puede pasar? Faltan cinco jornadas, hacemos que se retrase todo el final de la liga regular, dudas de cómo volverá la gente después de tanto tiempo parada, sabes que alguno de los jugadores contagiados está tocado... Piensas que la cosa se está poniendo muy negra, pero también que ya no puede ir a peor.

Jugadores y técnicos han agradecido públicamente la tranquilidad y la confianza que les ha transmitido el Consejo en todo momento.

—Eso debe ser parte de nuestro ADN. Algunas decisiones que tomemos serán acertadas y otras no, pero a nuestra gente la debemos cuidar, darles la tranquilidad de que todos estamos en el mismo barco aunque sin olvidar que tenemos capacidad de reacción. Cuando las cosas van mal todo el mundo sabe de baloncesto, pero lo que hay que analizar en ese momento es: ¿a quién le hemos dado nosotros la confianza? Pues él debe ser el que rija todo. Nos podemos equivocar o no o una persona se podrá equivocar o no, pero somos todos. Y asumimos todos cuando ganamos y cuando perdemos. Somos un equipo de trabajo bastante concentrado, nos conocemos mucho y hay mucha cercanía. Cualquiera puede llamar a cualquiera, no es muy jerárquico.

Atendiendo a la situación económica, esta debe ser la realidad deportiva del club en el futuro cercano.

—Así es. Todavía tendremos algunos años por delante con este presupuesto porque hay que seguir pagando la deuda. En el momento en el que nos podamos liberar, la situación será distinta. Como cualquier empresa, lo que toca es optimizar recursos. Hay métodos que se pueden aplicar en las distintas parcelas del club, como la digitalización, para optimizar la parte de scouting, de gestión o la relación con nuestros socios. Queremos ser más acertados en todo. Cuanto mejor método tengas, más posibilidades de acertar. Este año hemos comprobado que en los equipos modestos lo económico y lo deportivo conviven en un equilibrio muy sensible.

Tuvieron que incorporar siete jugadores con el curso ya en marcha. ¿Ha hecho mucho daño al balance económico?

—Todo ha ido dentro del control que tenemos en la parcela deportiva. Cuando se pasa el presupuesto a la Dirección Deportiva hay una bolsa para este tipo de cuestiones. La temporada anterior no hubo que echar mano de ella pero fue una situación irreal porque normalmente siempre ocurre algo. Se han negociado bien las salidas, cuando Balvin estuvo lesionado se cobró del seguro... Las situaciones se han ido compensando y hemos ido trabajando con lo destinado a esa parcela. Han sido claves la tranquilidad que se le ha dado a la parcela deportiva y su capacidad para reaccionar en todo momento.

De cara al curso que acaba de terminar hicieron cinco borradores de presupuestos y se quedaron con el más austero. Eso fue apretar más el cinturón en un club que ya vive con el cinturón apretado al límite.

—Es que no quedaba otra. Si algo ha sido nuestro presupuesto es realista. Nosotros nos fuimos al mes de octubre para nuestra campaña de abonados. Hubo clubes que la hicieron en junio o julio, pero en esas fechas no sabíamos lo que iba a pasar, lo que íbamos a poder ofrecer. Somos un club optimista, pero por encima de eso somos realistas. Queríamos tener todos los datos posibles y al final tuvimos claro que no iba a haber público. Por momentos pensabas: igual en Navidad, igual en Semana Santa... Pero la realidad te iba marcando que no iba a haber público en todo el año. Eso en septiembre nadie lo quería decir, pero había que asumirlo. Suponía una fuerte marejada y apretar al límite el cinturón porque venía una época muy dura. Planteamos a los socios y abonados recuperar en cuatro años la cuota de este curso porque somos transparentes y la gente sabe la situación en la que estamos. No tenemos la capacidad de devolverlo en cash. Tuvimos una muy buena respuesta. Este año volveremos a esperar a tener todos los datos posibles aunque la campaña de abonos ya se está preparando.

En la asamblea anunciaron un presupuesto para el curso 2020-21 de 3,1 millones, 1,7 de ellos dedicados a la plantilla deportiva. ¿Variará mucho de cara al próximo?

—Vamos a intentar mantenerlo. Bajar, no. Sería muy complejo. Hemos sido el segundo presupuesto más bajo de la categoría y casi se refleja así en la tabla. En nuestra plantilla cuando hablamos de 100.000 euros nos referimos a un jugador destacado. En lo que hay que mejorar es en la optimización de los recursos porque el presupuesto es el que es.

Para el Bilbao Basket el público es vital en lo deportivo y en lo económico. ¿Cómo han vivido un curso entero con Miribilla sin gente en sus partidos y con otras actividades que se desarrollan en ese mismo recinto pudiendo llevar público?

—Con esto de la pandemia todos vamos a salir tocados y asumimos normas que consideramos que están pensadas y bien hechas, no te puedes dar de golpes contra la pared. ¿Que frustra? Claro que frustra, pero las cosas han venido así. Hemos actuado en base a las circunstancias que se han ido dando. No hemos podido hacer otra cosa. El otro día le comentaba a una persona del Gobierno vasco que nuestro CNAE, que es actividades deportivas, no entra en las prioridades. Desde el Consejo estamos haciendo un plan estratégico y no tenemos ningún tipo de ayuda. Ahora parece que la industria deportiva sí va a ser un sector por el que apostar porque se han dado cuenta de que ha sufrido igual que el de la cultura. A nivel social se piensa que el club que se encuentra en la punta de la pirámide de un deporte es el potentado. Puede que eso suceda en el fútbol, porque en el resto...

Tampoco saben con qué escenario se van a encontrar cuando vuelva a arrancar la competición...

—Aún no hay nada concreto. Suponemos que será algo que seguirá dictando el Consejo Superior de Deportes y probablemente será escalonado. Estamos trabajando con un escenario del 50% de ocupación, para nosotros sería un buen número. No tendríamos ticketing, pero podríamos ubicar a nuestros abonados y socios. Y el 50% en Miribilla ya hace ruido.

El 63% de los abonados renovó cuando parecía claro que iba a ser muy difícil que hubiese público en Miribilla. ¿Qué le dice eso?

—Es un orgullo pertenecer a un colectivo como este del Bilbao Basket. Existe un núcleo duro de gente aficionada que siente suyo el club. Además, hay muchas más personas que aunque no sean asiduas al Bilbao Arena conocen y reconocen la labor que se está haciendo. Es algo bonito.

¿Cree que estos años han conseguido cambiar la imagen que se tenía del club en la sociedad, entre posibles patrocinadores e incluso dentro de la clase política?

—Estoy convencida de que sí porque es algo que se nota en un montón de indicadores sociales. Creo que tenemos la imagen de club cercano y transparente. Una de las cosas que más ilusión nos ha hecho estos días ha sido una carta de felicitación que nos ha enviado el diputado general de Bizkaia. La Diputación sufrió mucho con nosotros y ver ese reconocimiento es importante y un indicador estupendo de que algo hacemos bien. Se la he remitido a todos los estamentos del club. Nos interesa mucho que la Diputación nos vea como buenos pagadores, porque es lo que estamos siendo, y que no tenemos nada que ver con la época anterior.

¿Ha habido también fidelidad por parte de los patrocinadores?

—Sí. La tenemos y esperamos que siga así. Son patrocinadores muy de aquí, muy fieles. Cuidar de los nuestros es también cuidar de ellos. Lógicamente, tenemos que seguir trabajando en esa línea. No son épocas buenas, pero se ve un repunte en la economía y tenemos que volver a la carga y animar a que más gente se sume a esta sociedad.

Según el Real Decreto que regula la publicidad de las casas de apuestas, la relación con el patrocinador nominal debe acabar este verano.

—Eso es. En teoría es así y se está mirando en la línea de sumar nuevos patrocinadores. Tenemos tres categorías de patrocinadores. El que aporta el naming, los medios y muchos pequeños. Queremos trabajar más la parte media de la tabla y estamos en ello. Hay que cambiar el modelo porque el patrocinador ya no solo quiere su marca en el campo. Trabajamos con ellos en una manera más próxima a un proyecto común.

La deuda se ha reducido a 2,2 millones y está totalmente calendarizada. ¿La pandemia ha abierto la posibilidad de flexibilizar los plazos?

—En esta época de la pandemia han aparecido distintos instrumentos financieros para las empresas y los estamos aprovechando.

El caballo de batalla más inmediato en el horizonte del Bilbao Basket parece la continuidad o no de Álex Mumbrú en el banquillo.

—Está solucionado. Álex está aquí, en Bilbao, tiene contrato por un año más y está trabajando junto a Rafa Pueyo en la composición del equipo del curso que viene. En ese sentido estamos tranquilos. Hablamos con él porque tenemos la confianza para hacerlo y porque los cantos de sirena nos llegaron a nosotros también. Estuvimos con él el martes y está trabajando en el nuevo proyecto deportivo.

"Tendremos algunos años por delante con esta realidad deportiva porque hay que seguir pagando la deuda"

"Vamos a intentar no bajar el presupuesto, 100.000 euros suponen para nosotros un jugador destacado"

"Estamos trabajando con un escenario del 50% de ocupación en Miribilla de cara al próximo curso"