LEJOS queda ya en el retrovisor del Bilbao Basket la revitalizadora victoria cosechada en Sevilla ante el Coosur Betis, un resultado que llegó en circunstancias excepcionales, sin haber podido apenas trabajar durante la semana como consecuencia de la irrupción del covid-19 en su vestuario, y que debería suponer un punto de inflexión en la trayectoria de un grupo humano que aquel día demostró que tiene dentro más baloncesto del que había enseñado hasta ese momento. Las ventanas FIBA han frenado la singladura competitiva de la Liga Endesa, pero Álex Mumbrú ha aprovechado la pasada semana para seguir trabajando en la puesta a punto de los suyos pese a la ausencia de varias de sus piezas. Ondrej Balvin y Jovan Kljajic regresaron el lunes de sus concentraciones internacionales, Regimantas Miniotas, última contratación de los hombres de negro, aterrizó también en Bilbao tras jugar con Lituania, pasó reconocimiento médico y hoy trabajará por primera vez junto a sus nuevos compañeros, Jaroslaw Zyskowski retornará hoy a la capital vizcaina tras jugar ayer con Polonia ante Israel (cero puntos en quince minutos) y Ludde Hakanson conocerá a lo largo de la jornada el resultado del test PCR al que fue sometido el lunes después de cumplir con el protocolo de confinamiento resultante de su positivo. Si da negativo, Mumbrú tendrá disponibles a todos sus jugadores.

Y necesitará el técnico catalán contar con todo el caudal humano en buen estado de revista porque el mes de diciembre que se inaugura presenta un calendario denso, exigente e importantísimo para las aspiraciones del conjunto vizcaino. Hasta ocho compromisos tienen programados los hombres de negro antes de poner candado a 2020, seis pertenecientes a la Liga Endesa y dos a la Basketball Champions League, dentro de un ecosistema en el que, además, conjuntar a las dos piezas que se han incorporado en las últimas fechas se antoja de gran necesidad porque ambas se concentran en la rotación interior. Goran Huskic tiene ya algo de rodaje y ha podido acumular sesiones de trabajo a lo largo de la pasada semana, pero para Miniotas todo es nuevo, tanto la exigencia competitiva de la ACB como su rol en el equipo y los esquemas a desarrollar, por lo que necesitará tiempo y jornadas de trabajo.

Tras arrancar su singladura europea con dos derrotas en casa, el doble enfrentamiento ante la Fortitudo Bolonia en la BCL -en Italia el próximo martes, en casa el 23 de diciembre- tiene una importancia secundaria para el Bilbao Basket, que sabe que donde de verdad se juega la vida es en la Liga Endesa. Tras el duelo de este jueves en Miribilla ante el Morabanc Andorra (11º, cuatro victorias y otras tantas derrotas), aplazado en su día por los positivos registrados en el conjunto del Principado, los de Mumbrú enlazarán tres citas ante rivales de similar rango clasificatorio al suyo -marchan en la 15ª posición, con un balance de 2-8-, tres encuentros que pueden permitirles impulsarse hacia la zona templada o mantenerles en el sótano de la tabla: este domingo visitará Bilbao el Movistar Estudiantes (14º, cuatro partidos ganados y ocho perdidos), siete días después tocará rendir visita al Casademont Zaragoza (16º, dos victorias y nueve derrotas) y el 20 de diciembre habrá un nuevo desplazamiento a la cancha del Urbas Fuenlabrada (13º, con cuatro triunfos y siete choques perdidos).

Y para terminar el año, dos enfrentamientos ante rivales de notable potencial. El domingo, 27 de diciembre, visitará el Bilbao Arena el Unicaja Málaga (séptimo, con balance de 7-4), mientras que dos días después los hombres de negro se desplazarán a Burgos para medirse a un conjunto actualmente en estado de gracia con ocho victorias y tres derrotas, lo que le permite ser cuarto en la tabla clasificatoria. Nada de lo que acontezca este mes será decisivo, pero sí que puede dibujar una tendencia y definir si el Bilbao Basket, con su renovado fondo de armario, podrá ganar en tranquilidad o seguirá habitando posiciones de gran peligro.