El Bilbao Basket no ha gozado de un arranque de temporada placentero desde el punto de vista de los resultados. Era algo que entraba dentro de lo esperado. El balance de 0-3 con el que ha amanecido el curso de los hombres de negro es perfectamente entendible atendiendo a parámetros como la identidad de los rivales que ha tenido delante, los profundos y sensibles cambios que ha sufrido la plantilla y el escaso bagaje de carga competitiva con el que cuentan las piernas de muchos componentes de la plantilla -siete de sus doce componentes, cinco de ellos nuevas incorporaciones, llevaban parados desde el ya lejano mes de marzo-. Si algo han dejado muy claro los tres encuentros disputados ante Herbalife Gran Canaria, Iberostar Tenerife y Barça es que al conjunto vizcaino le queda bastante camino por recorrer para adoptar una estructura grupal que le permita sacar el mejor rendimiento de sus piezas y ofrecer un rendimiento más sostenible en los partidos, sin los profundos dientes de sierra que le han llevado a desconectarse en el luminoso en los compromisos disputados.

En toda la trayectoria del Bilbao Basket en la máxima categoría del baloncesto estatal, solo hay un precedente de un arranque de temporada con un balance de cero victorias y tres derrotas, el acontecido en la temporada 2013-14. Con Rafa Pueyo, actual director deportivo, como entrenador y Álex Mumbrú, técnico hoy en día, vestido de corto, los hombres de negro perdieron los cinco primeros partidos de la campaña -en casa ante Zaragoza y Gran Canaria y a domicilio frente a Fuenlabrada, Real Madrid y Gipuzkoa Basket- y se estrenaron en la sexta jornada en el Bilbao Arena con el Barça como víctima. Ese duelo dio inicio a una racha de cinco victorias en seis partidos y la situación deportiva se corrigió bastante al tiempo que la entidad estallaba en una crisis económica e institucional de infausto recuerdo. El balance de 2-1, repetido hasta en siete ocasiones, ha sido el más habitual para la escuadra vizcaina en la ACB, con otros cinco cursos arrancando con un 1-2 y registrando un inmaculado 3-0 dos veces: 2014-15 y 2016-17.

Tras la disputa de tres encuentros en apenas nueve días, una puesta en escena áspera para los equipos que van cortos de preparación y de ensamblaje, el Bilbao Basket recupera la tradicional semana de trabajo para afrontar la siguiente cita, que le medirá el sábado (18.00 horas) en Miribilla al Monbus Obradoiro, conjunto que ha arrancado con constantes vitales diametralmente opuestas a las de los hombres de negro: tres victorias ante Fuenlabrada, Manresa y Betis, equipos mucho más asequibles sobre el papel que los que se han cruzado en el camino de su próximo rival, y con el gigantón Laurynas Birutis como MVP de la competición en septiembre con unas medias excelentes: 19,3 y 8 rebotes para 27,7 créditos de valoración. Tras el duelo contra los gallegos, el calendario seguirá siendo de máxima exigencia hasta mediados de noviembre -visitas al Joventut, Manresa y Baskonia, además de recibir en casa a Real Madrid y Andorra-, momento en el que llegarán enfrentamientos ante conjuntos de potencial mucho más asemejable al suyo.

No existen motivos para alarmas ni nervios y sí la necesidad de mantener la tranquilidad y los pies en el suelo como punto de partida para seguir construyendo un equipo que gane en competitividad y solidez. En los tres duelos disputados al Bilbao Basket se le han visto ramalazos de buen juego. Toca darles continuidad a base de insistir con el trabajo diario para que los baches vayan desapareciendo.