El Bilbao Basket arrancó el curso baloncestístico 2020-21 con una derrota tras prórroga en la tradicionalmente indigesta visita al Herbalife Gran Canaria, pero dejó claro en un duelo jugado de poder a poder y sin reservas que su espíritu combativo e inconformista marca de la casa sigue indeleble. En un encuentro en el que le tocó siempre ir por detrás en el luminoso ante el tremendo acierto triplista de los de Porfi Fisac, el conjunto vizcaino se las arregló en todo momento para encontrar argumentos para no desconectarse de la lucha, fue capaz de sobreponerse a un déficit de 14 puntos en el tercer cuarto y forzó un tiempo extra en el que le faltó acierto y, sobre todo, tablas y mayor calma para ponerle la guinda al pastel. Atendiendo a la irregularidad vista en pretemporada y a la cantidad de piezas que todavía faltan por alcanzar su mejor versión tanto individual como colectiva, la puesta de largo competitiva de la nueva versión de los de Álex Mumbrú fue más que satisfactoria. Incluso placentera.

Y es que al Bilbao Basket le tocó remar contra la corriente durante la práctica totalidad del encuentro y lo hizo sin remilgos, sosteniéndose primero gracias a la superioridad de Ondrej Balvin en las distancias cortas (18 puntos, 31 de valoración) y posteriormente con el acierto anotador de Jonathan Rousselle y Ludde Hakanson (17 y 22 puntos respectivamente), con Arnoldas Kulboka ofreciendo soluciones en todo momento. El Gran Canaria, con Matt Costello y Stan Okoye sublimes desde la larga distancia, se las prometía felices con el 69-55 en el tercer cuarto, pero su rival recuperó su rebufo (77-75) y no se rindió, como tampoco lo hizo cuando se vio con una nueva desventaja de dobles dígitos en el cuarto acto, con Rousselle estableciendo el empate a 98 puntos y defendiendo con uñas y dientes el último ataque insular para jugar la prórroga. En ella, Beqa Burjanadze fue decisivo con dos triples y Aaron Jones y Hakanson fallaron con 103-102 dos lanzamientos que pudieron dibujar otro final muy distinto. Arrancar un triunfo del Gran Canaria Arena hubiese supuesto una campanada más que meritoria para arrancar el ejercicio, pero Mumbrú y los suyos demostraron que hay mimbres para construir un buen cesto.

La contienda arrancó con una canasta tras rebote ofensivo de Kulboka y dos propuestas ofensivas muy distintas, ya que mientras los visitantes buscaban hacer daño con Balvin cerca del aro los anfitriones percutían desde el perímetro de la mano de Okoye y, sobre todo, Costello, al que el poste checo de los hombres de negro no llegaba a puntear. Mumbrú consiguió endosar dos faltas tempraneras tanto a Costello como a Wiley, pero el gran acierto de los canarios hizo que suyas fueran las primeras ventajas (18-11). La entrada en escena de Hakanson rearmó fugazmente a los visitantes, pero su errático punto de mira desde los 6,75 hizo que el primer cuarto se cerrara con un adverso 25-19. A falta de triples, dos bandejas sin oposición de Brown y Hakanson en el arranque del segundo parcial acercaron a unos visitantes que, sin embargo, ofrecieron al Gran Canaria una inmejorable pista de despegue desde el tiro libre. Demasiadas faltas en situaciones de tiro, sobre todo a Amadeo Della Valle, hicieron que los locales mantuvieran una distancia de seguridad mientras el Bilbao Basket, que sacaba muchos puntos del rebote ofensivo, pugnaba por no perder contacto en el marcador. Parecía en disposición de hacerlo el cuadro vizcaino (39-37 a 4:35 del descanso), pero el magnífico acierto exterior de Okoye (14 puntos sin fallo al descanso con cuatro triples anotados) espoleó un parcial de 13-2 que encendió las alarmas (52-39). Los de Mumbrú lograron alcanzar el ecuador de la contienda sin desplomarse del todo (53-43), pero los puntos encajados y los porcentajes del rival (11 de 17 en tiros de dos y, sobre todo, 7 de 11 en triples) eran totalmente incompatibles con la victoria.

No hay rendición

Los de Fisac regresaron mucho más activos de vestuarios y amagaron con romper el duelo (59-45), pero la descalificación de Andrew Albicy permitió que Kulboka, con una jugada de cinco puntos, mantuviera a los suyos en posición vertical. Volvieron a golpear los locales, esta vez de la mano de Costello (69-55), pero en esa ocasión fueron Hakanson y Jaroslaw Zyskowski los que asumieron responsabilidades e hicieron ver al Gran Canaria que iba a tener que sudar hasta el final para salir victorioso. El 83-77 a diez minutos del final dejaba todo en el aire, más aún cuando el cuarto acto arrancaba con un triple de Kulboka, pero el equipo canario, sobrado de armamento, demarró hasta el 90-80. El Bilbao Basket, con sus dos bases y sus dos pívots en cancha, metió toda la carne en el asador, respondió a las andanadas de Okoye y logró igualar a 96 puntos a 1:45 del final del tiempo reglamentario. Beirán adelantó a los locales, Rousselle respondió y la gran defensa de los hombres de negro en la jugada final mandó el partido al tiempo extra.

Abrió fuego Burjanadze desde los 6,75, respondió Jaylon Brown y con 103-102 el Bilbao Basket tuvo dos tiros para ponerse por delante, pero Jones falló un triple y Hakanson un tiro de media distancia. Burjanadze no perdonó en la siguiente acción y los de Mumbrú, sin anotación en los dos últimos minutos de la prórroga, se quedaron sin argumentos para la remontada, aunque ofrecieron una imagen intachable.