El Bilbao Basket recibió ayer un sopapo importante, pero que le debe dejar aturdido solo unas pocas horas. Después de un primer cuarto más que notable y un triple de Rousselle que puso el 31-20 para abrir el segundo cuarto, los hombres de negro se vinieron abajo en el aspecto defensivo y el Casademont Zaragoza les pasó por encima. Un parcial de 2-22 quebró la moral de los jugadores de Álex Mumbrú, aunque al descanso el partido seguía abierto. Pero el Bilbao Basket no logró corregir sus problemas, sobre todo en las situaciones de uno contra uno, y los maños, cargados de dinamita en el perímetro y encima muy acertados, no tenían problemas para encontrar al hombre libre.

Quince triples de veintiséis intentos logró el equipo de Diego Ocampo, que además sumó 21 puntos desde el tiro libre. Los locales se quedaron en seis y ocho canastas desde esas distancias y así se explica la enorme diferencia en el marcador. El Zaragoza, muy motivado, no levantó el pie y cerró el partido con cuatro triples consecutivos para hacer aflorar las debilidades del Bilbao Basket, que ayer jugó sin Hakanson y Balvin y eso, una vez más, obliga a no dramatizar porque son dos de los jugadores más importantes de la plantilla esta temporada. Moses y Jones se mostraron más participativos y atinados en ataque, pero otros jugadores estuvieron lejos de lo que debe su aportación. Rousselle intentó tirar del equipo, pero no le acompañaron.

El primer cuarto sí se acercó a lo que se puede esperar del Bilbao Basket, con buen movimiento del balón, con cinco puntos seguidos de Betolaza, y una defensa activa. A partir del 31-20, el partido fue otro. Dos triples del Zaragoza a campo abierto, tras malos ataques de los bilbainos, abrieron la caja de las dudas. Los aragoneses metían incluso tiros difíciles porque tienen calidad en el perímetro y el Bilbao Basket empezó a fallar todo, provocado en parte porque la defensa maña se mostró contundente. El duelo entró en un ritmo que a los vizcainos les superó porque aparecieron vías de agua por todas partes.

Tras el descanso, el Bilbao Basket se sujetó en el partido cuatro minutos, pero hasta el final fue casi un suplicio porque el Zaragoza desplegó su mayor conjunción. La mayoría de sus jugadores repiten de la pasada campaña y jugaron de memoria. Además, el horizonte competitivo de la Final a Ocho de la Champions les hizo mantener siempre el colmillo afilado. Mientras, en las filas locales la ejecución de los sistemas era imprecisa y apenas aparecían ventajas en ninguna parte. Brown y Rigo ejercieron a ratos de base, pero ya son tres partidos sin Hakanson y la fluidez del juego se resiente demasiado.

Al final, es la cuarta derrota seguida del Bilbao Basket en la preparación y con resultados como el de ayer, un equipo se hunde o reacciona. Que haya ocurrido cuando no tiene trascendencia viene hasta bien para que los jugadores caigan en la cuenta de aquello que les falta para llegar a su mejor rendimiento. Una bofetada a tiempo viene bien para aprender.