Bilbao - Una primera vuelta con diez victorias y billete para la Copa no se la esperaba ni el más optimista. Supongo que usted tampoco.

-La verdad es que no. Al arrancar no sabíamos hasta qué punto íbamos a ser capaces de competir porque manteníamos un núcleo duro, pero de la LEB. Intentamos hacer el mejor equipo dentro de nuestras posibilidades y había jugadores en los que confiábamos. Hemos empezado con diez victorias, pero es circunstancial. La verdad es esa porque es lo que ha ocurrido, pero no es ni lo esperado ni lo normal en un equipo recién ascendido.

La Copa se logra con la campanada del Palau pero se cocina a fuego lento con cinco triunfos seguidos. ¿De verdad no se plantearon la Copa hasta la última semana o era más un discurso de autoprotección?

-Te aseguro que fue así. Es lo que digo siempre, si empezásemos a hablar de cosas así antes de tiempo, perderíamos el foco de la realidad. Este equipo no está hecho para jugar la Copa, sino para otro objetivo, solo pensamos en ese y con diez victorias en la primera vuelta nos quedan menos para alcanzarlo. Eso sí, también digo que con todo lo que esta afición ha sufrido necesitaba algo bonito y la clasificación para la Copa lo es. El ascenso del año pasado ya fue bonito, pero esta Copa es un regalo para la afición, para Bilbao y Bizkaia, para todos los que siguen el baloncesto y, sobre todo, para todos los que han estado en los momentos difíciles.

¿Torcieron mucho el gesto con la victoria del sábado del Burgos? No quedaba otra opción que ganar al Barça para ir a la Copa.

-Tampoco le dimos mucha importancia. Normalmente todos los equipos tienen que ganar para entrar en la Copa. Lo que teníamos claro era que dependíamos de nosotros mismos y fuimos a Barcelona a hacer el mejor partido posible. Esta vez nos salió cara.

Hizo mucho hincapié a sus jugadores en que no cayesen en la frustración durante el partido.

-Era una de las claves. Cuando juegas contra equipos con tanto talento muchas veces te anotan incluso cuando haces muy buenas defensas y te paran aunque juegues muy buenos ataques. Es importante tener la tranquilidad para seguir jugando sabiendo que tu momento puede llegar.

Analizando la primera vuelta, ¿cuánta importancia tuvo arrancar el curso ganando en Tenerife?

-Fue importante, por supuesto. Aquella victoria vino mediatizada porque llegas de la LEB, nadie te respeta al principio, juegas fuera de casa, en el primer desplazamiento el equipo local siempre tiene algo más de presión, sobre todo ante un recién ascendido€ Todas esas cosas se juntaron para empezar ganando. Ese triunfo nos dio mucha confianza y en el deporte las dinámicas son fundamentales, más para un equipo como el nuestro que tiene el peor presupuesto de la liga claramente.

Con una plantilla con mucha gente joven y novata en la ACB, ¿no esperaba que en algún momento llegara un bajón de rendimiento?

-Aún está por llegar. Creo que habrá algún momento de bajón porque es lo normal. Eso sí, intentaremos que llegue lo más tarde posible.

Por las circunstancias en las que llegó (tres derrotas seguidas, bajas€), ¿fue el triunfo en Burgos el más importante de la primera vuelta?

-Llegó en un momento difícil. Íbamos con lesionados, algo que no habíamos tenido hasta entonces y toco madera para seguir así porque a nosotros una baja nos hace mucho daño. Además, ellos estaban en plena lucha por la Copa, nosotros nos jugábamos salir de esas tres derrotas seguidas€ Hicimos un buen partido, ganamos y aquel partido nos dio un plus de confianza.

No le gusta individualizar, pero repasemos nombres propios. Axel Bouteille se ha convertido en el mascarón de proa del equipo.

-Axel es un jugador especial e importante en el equipo. Pero es igual de importante que el resto. Lo que ocurre es que muchas veces los roles son un fastidio porque a uno le toca brillar y a otro quizás no tanto. Por ejemplo, te pongo el ejemplo de Emir Sulejmanovic. Sule no suele ser el que pone la guinda al pastel, pero suele ser el que va cocinándolo durante todo el partido. Por eso una de nuestras premisas en pretemporada fue conseguir ser un equipo.

Ben Lammers y Jaylon Brown. Apostaron por la pareja de americanos de la LEB, algo para nada habitual, y ahora son dos de las grandes sensaciones de la liga.

-Cuando decidimos que fueran nuestros extracomunitarios en ACB todo el mundo se echó las manos a la cabeza. Podíamos equivocarnos, pero el tiempo nos ha dado la razón. Tanto Rafa Pueyo como yo lo hicimos con el convencimiento de que era lo mejor para competir en el máximo nivel y siempre regidos por nuestro presupuesto. Para nosotros, cualquier error en un fichaje, no te digo en dos sino en solo uno, nos haría mucho daño.

Por último, Jonathan Rousselle y Thomas Schreiner. El puesto de base quizás ha sido el más discutido desde el entorno.

-Es imposible llevar diez victorias si los bases no están a buen nivel. Bueno, sin los bases, sin los escoltas, sin los aleros€ Pero el juego de los bases es fundamental, son mi extensión en pista, los que deben entender a qué jugamos y cómo lo jugamos. ¿Que a veces no juegan tan bonito o no ponen la guinda como ocurre con Jaylon, Axel o Balvin? Seguramente no, pero todo el trabajo que hacen para llevar el equipo, que todo el mundo tenga balón y saber en todo momento qué jugamos, cómo jugamos y por qué lo jugamos es fundamental para mí.

Al principio se habló de factor sorpresa, pero tras 17 jornadas, ganando o perdiendo, el equipo siempre ha sido competitivo salvo en Zaragoza. ¿Es lo que más le enorgullece?

-Me siento orgulloso de competir todos los partidos, de ser fieles al ADN del Bilbao Basket, que es luchar siempre hasta el último segundo. Tenemos diez victorias, podríamos tener doce o también seis, pero seríamos el mismo equipo. La lucha, la entrega, el sacrificio, el esfuerzo y el trabajo son innegociables. Por eso en mi forma de ver el baloncesto apuesto por muchas rotaciones, para que ese nivel de agresividad y de lucha siempre sea alto.

Con diez triunfos en el ecuador liguero, ¿cómo debe afrontar el Bilbao Basket la segunda vuelta? Sabe de sobra que en breve saldrá a relucir la posibilidad del 'play-off'€

-Buffff. ¡Nos acabamos de clasificar para la Copa como para pensar en el play-off! Nosotros debemos seguir como hasta ahora. Lo de partido a partido suena a tópico, pero es que en el momento en el que te pones metas muy grandes te puede ocurrir que te frustres si no las consigues. Los objetivos se consiguen con el trabajo del día a día y tampoco ocurre siempre, porque el resto de equipos también trabajan, influye la suerte, acertar en los fichajes, dos o tres detalles que cambian un partido€ Nuestro objetivo es seguir partido a partido y, sobre todo, después de todo lo que hemos pasado, disfrutar de cada victoria.

¿Puede se la autocomplacencia el mayor peligro para este equipo?

-Si nos conformamos con lo que ya tenemos, no seremos un buen equipo. Un buen equipo es el que lucha por todo. Hay que seguir trabajando.

Días atrás decía que ahora mismo todo marcha sobre ruedas, pero...

-En algún momento tiene que venir el golpe.

¡Qué dura es la realidad de los modestos que deben prepararse para lo malo cuando todo va bien!

-Es que el deporte es así. A un recién ascendido le pueden pasar dos cosas: volver a descender o hacer una gran campaña y que la segunda sea mucho más dura porque ya te respetan más. Llevamos un año y medio increíble, con resultados muy buenos, saliendo de LEB ganando una Final Four, saliendo de un concurso de acreedores, metiéndonos en Copa€ Cuanto más alto estás a lo mejor el batacazo es más grande. Hay que estar preparados para que todo lo bonito que nos dicen ahora sea malo cuando perdamos, saber llevar con la misma naturalidad los momentos difíciles y, sobre todo, mantener algo que está por encima de todo: la humildad y el trabajo. A partir de ahí, tenemos una ventaja que muy pocos clubes tienen: una afición que entiende de baloncesto y que valora cada victoria porque sabe quiénes somos y dónde estamos. Eso es fundamental para el Bilbao Basket.

¿Es muy diferente entrenar en la LEB que en la ACB?

-Te tienes que adaptar porque son ligas diferentes y en esta hay más táctica y más calidad de jugadores. Aunque mantenemos un núcleo del pasado curso, no jugamos igual.

Desde fuera da la sensación de que no ha cambiado demasiado las dinámicas respecto al año pasado. Tipo de entrenamientos, foco en las normas propias más que en el rival...

-No lo hemos hecho, pero date cuenta que nosotros en LEB trabajábamos ya con pautas muy de ACB porque era lo que yo más conocía.

Se le ve casi siempre muy calmado en el banquillo. ¿Es pose y la procesión va por dentro?

-No es pose. Me lo pregunta mucha gente porque lo comparan con mi época de jugador. Pero cuando eres jugador vas a 200 pulsaciones. Yo a mis jugadores siempre les digo que para jugar al baloncesto como yo entiendo este deporte siempre tenía que jugar al 200%, por lo que muchas veces vas por encima de tus posibilidades. En el banquillo debes mostrar tranquilidad a los jugadores porque ellos en cancha ya juegan contra el equipo rival, contra una afición si están fuera de casa, a veces contra el arbitraje€ Si encima tu entrenador te está gritando, imagínate el panorama. Por eso intento siempre que el equipo esté unido, que seamos doce contra todo lo que tenemos delante. Además, este equipo funciona. Si tuviera otro grupo con otra mentalidad, seguramente habría más broncas o gritos. Eso sí, que no los haya en pista no quiere decir que no haya en los entrenamientos. Ahí somos duros (risas).

¿Qué es más estresante, el favoritismo en la lucha por el ascenso con el que tuvieron que cargar todo el curso pasado o arrancar en la ACB siendo candidato al descenso?

-Es más difícil jugar por no descender que jugar por alcanzar un éxito como es un ascenso. Pero también te reconozco que el año pasado teníamos muchísima presión por la situación del club. Este año la presión es diferente, aunque también importante. Luchas por no bajar con el peor presupuesto de la liga, eres un equipo que en teoría vas a tener menos recursos que el resto y debes optimizarlos al máximo para no fallar. Sabes que si te equivocas, luego vas a sufrir.

Últimamente se ven vídeos suyos en redes sociales practicando boxeo. ¿Una forma de soltar tensión?

-No (risas). Cuando te retiras dejas de entrenar a diario y hay que hacer algo para que no salga barriguita. Además, llevaba muchos años haciendo lo mismo, baloncesto y más baloncesto, y me apetecía probar algo nuevo.

Las aficiones de los equipos pequeños conviven con el miedo de que sus mejores jugadores vuelen a otros clubes. La del Bilbao Basket se empieza a temer que lo mismo pueda ocurrir con su entrenador.

-¡Bueno! (risas). Hay que tener paciencia y el tiempo dirá qué ocurre. Seguro que habrá jugadores que se irán en el futuro, es inevitable porque no tenemos el poder económico de otros equipos. Ojalá podamos formar jugadores de 21 años como Kulboka y que cuando empecemos a sacarles rendimiento los podamos retener. La realidad del club es la que es y cada año tendremos que reinventarnos con paciencia y tranquilidad.