El colectivo rojiblanco no se reconoció, puso muy poco en el verde de La Cartuja y apenas hubo rastro del equipo que dos meses y medio atrás conquistó la Supercopa en este mismo escenario. Las referencias desaparecieron y solo Iñigo y Raúl García quisieron ser protagonistas, pero en una versión muy baja.

EL MEJOR RAÚL GARCÍA

1 RAÚL GARCÍA. Delantero. El navarro no tuvo su mejor noche, pero fue de los pocos que se fajaron a la hora de pisar el área realista. Estuvo más activo en el primer periodo, en el que ganó un par de balones pero sus peinadas no encontraron compañero, al mismo tiempo que intentó pelear en las escasas llegadas del equipo rojiblanco, pero en la reanudación apenas se le vio. Además, no llegó a asociarse con un Williams muy gris, lo que redujo sensiblemente las posibilidades de los rojiblancos.

1 UNAI SIMÓN. El de Murgia no se vio excesivamente exigido hasta el penalti que cometió Iñigo Martínez, pero no pudo evitar la transformación de Oyarzabal. Sacó un par de centros muy peligrosos al área pequeña, pero debe corregir todavía cierto déficit en el juego de pie.

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Las imágenes de la final de Copa Athletic-Real Sociedad

1 DE MARCOS. Estuvo irregular como el resto del equipo. No conectó con Berenguer, salvo en una única llegada con un centro que no encontró rematador. Sufrió en algunas fases del segundo acto y un desajuste suyo produjo la mano de Iñigo revisada por el VAR. Lo intentó a la desesperada en el tramo final.

1 YERAY. Probablemente dará muchas vueltas a la cabeza a su error en la salida de balón que generó el penalti de Iñigo sobre Portu. Una acción evitable y que manchó la que era una actuación solvente hasta ese momento. Semejantes decisiones en falso tienen un coste muy alto.

1 IÑIGO MARTÍNEZ. Fue uno de los grandes protagonistas en clave Athletic. Gozó de la ocasión más clara de los leones y en el segundo acto cometió el penalti que no desaprovechó Oyarzabal. Fue un lunar en una noche en que sacó dos buenas anticipaciones que evitaron más castigo.

0 BERCHICHE. Estuvo desconocido desde el minuto cero, ya que no hubo noticias del lateral que había lucido un potencial que se esperaba en esta final. Subió muy poco y cuando lo hizo no acertó en sus centros. No ofreció garantías y cometió algunas pérdidas que hasta sorprendieron.

0 BERENGUER. El que es pichichi rojiblanco en liga se nubló en una noche en la que se pedía soluciones para superar a la zaga realista, pero no las ofreció. Arrancó con alguna intención, pero con el paso de los minutos se diluyó muy pronto y ni hizo casi cosquillas a Monreal, muy cómodo.

0 VENCEDOR. Marcelino apostó por la fórmula que triunfó en la Supercopa, pero en esta ocasión le salió rana. El de Santutxu no se sintió cómodo y no tuvo ocasión de sacar detalles de su calidad, por lo que careció de impacto en la creación y Mikel Merino le pasó por encima.

0 DANI GARCÍA. No comenzó con mala pinta, pero fue un espejismo. Se ganó pronto la amarilla y después ya no tuvo fluidez a la hora de generar juego, al mismo tiempo que tampoco supo cerrar las líneas de creación de la Real. Se equivocó en un despeje que casi cuesta el segundo gol realista.

0 MUNIAIN. Una de las malas noticias fue la escasa aportación del capitán, que apenas tuvo contacto con el balón y sin posibilidades de crear peligro en las inmediaciones del área de Remiro, que vivió una noche plácida. El de La Txantrea estuvo irreconocible, lo que penalizó al colectivo.

0 WILLIAMS. Tampoco hubo rastro del delantero, que no ganó ningún duelo con los defensores rivales. Ni aprovechó su velocidad ni supo leer un par de peinadas de Raúl García, con lo que el Athletic vio reducidas sus posibilidades de hacer gol. Tampoco mejoró en banda derecha.

-UNAI LÓPEZ. Su presencia tampoco sirvió para solucionar los males rojiblancos, pese a un par de intentos baldíos.

-VILLALIBRE. Quizá tardó en comparecer y en sus minutos ofreció alguna intención de dañar a la defensa albiazul.

-VESGA. Buscó alguna conexión con Muniain, pero sin ninguna fortuna. Se fajó más a la hora de defender.

-CAPA. Su concurso fue anecdótico, porque careció de tiempo.