El Athletic todavía saborea la meritoria y necesaria victoria del pasado sábado sobre el Atlético de Madrid, tres puntos que le vienen de perlas al conjunto rojiblanco después de su fiasco ante el Real Madrid y en la antesala de recibir al PSG en un encuentro que puede ser determinante para el futuro de los leones en la Champions, donde están obligados a firmar un mínimo de dos triunfos en las tres jornadas que restan de la fase de liga si quiere seguir en la competición más allá de la liguilla. Un Athletic que recibirá el miércoles al conjunto de Luis Enrique, vigente campeón de la Champions, reanimado no solo por el resultado positivo sellado ante los colchoneros, que le permite colocarse a único un punto de los puestos europeos aunque con un partido más respecto al Betis y Espanyol y que son a día de hoy sus rivales directos, si no también por el fútbol propuesto por los de Ernesto Valverde, que consumaron el que probablemente sea su mejor encuentro de lo que va recorrido de curso, tanto en liga como en Europa.
El duelo ante la tropa de Diego Simeone sirvió también para que algunas de las grandes referencias rojiblancas volvieran a tener el impacto que se esperaba de ellas, especialmente cuando hasta la fecha habían proyectado más sombras que luces. Son los casos de Oihan Sancet, que salió de la intrascendencia de partidos anteriores para ir acercándose a la versión del curso pasado; Alex Berenguer, que volvió a ver puerta y cerrar su sequía goleadora que superaba el medio año; y Nico Williams, tocado por la lubalgia que padece y que destapó un alto número de sus virtudes para aproximarse a ese futbolista desequilibrante que se le reclama. Berenguer fue el autor del gol del triunfo del Athletic y lo ejecutó a asistencia del menor de la saga, que puso la guinda a su notable prestación en un choque donde generó mucho peligro y donde solo le faltó un pelín mas de acierto o, en su defecto, puntería para haber batido a Oblak y así elevar su cuenta a cuatro tantos.
Nico, pese al paso adelante que dio el sábado, reconoció que aún no está al cien por cien en el matiz físico, ya que su pubalgia no ha terminado de sanarse. “Ahí vamos. Todavía no está al cien por cien, es algo que tengo que soportar y tengo que jugar con ello. Me he ido encontrando más cómodo durante el partido y la cuestión es saber gestionar los minutos”, expresó el navarro al poco de finalizar el duelo frente al Atlético, el décimo cuarto en el que ha comparecido hasta la fecha entre liga, 12, y Champions, 2. Una presencia que agradece el colectivo de Valverde, ya que el menor de los Williams ha participado en todos los encuentros en los que su equipo ha puntuado, ocho victorias y dos empates, un dato que indica que el Athletic ha carecido de esa plusvalía en los siete partidos en los que se ha ausentado el 10, ya que en los mismos ha sufrido seis derrotas –tres en el torneo de la regularidad y otras tres en la continental– y se ha tenido que conformar con un único empate.
Visto lo visto, Valverde cruza los dedos en el deseo de que Nico Williams no se rompa, de ahí el cuidado que se tiene en la gestión de su participación, que ha ido a más con el paso de las semanas. No en vano, el extremo jugó el sábado su segundo partido completo después de hacerlo por primera vez frente al Getafe, entonces a un nivel muy bajo, y ha ejercido como titular en los tres últimos compromisos de los leones en una sola semana –Levante, Real Madrid y Atlético de Madrid–, en los que solo se ha perdido 22 de los 270 minutos totales, por lo que habrá que esperar a la decisión que tome Valverde sobre Nico de cara al compromiso con el PSG, donde se intuye, como ha sido norma en los encuentros precedentes en esta competición en los que ha rotado en ciertas posiciones. El técnico puede recurrir a la buena ola a la que se ha subido el menor de los Williams con ese punto de riego que correría o puede ser más conservador y no forzar con su presencia desde el inicio.