El partido del Athletic ante el Slavia Praga asomaba como una final para seguir con vida en la Champions. Así lo admitió el propio Ernesto Valverde en la rueda de prensa previa al encuentro, pues el conjunto rojiblanco arrancó la quinta jornada con solo tres puntos en su casillero y las estimaciones apuntan a unos 10 u 11 para alcanzar el play-off. Con esa premisa dispuso un once bastante reconocible, a pesar de la suplencia de Nico Williams, que parece que no está para enlazar dos partidos por su pubalgia, aunque introdujo algunas variaciones para evitar un exceso de carga física. Así, una de las novedades fue la presencia de Adama Boiro en el lateral izquierdo.
El defensa nacido en Senegal apenas ha contado en este arranque de temporada para el técnico, hasta el punto de que en las trece primeras jornadas de liga únicamente ha participado en dos encuentros. Fue titular frente al Girona en San Mamés, aunque le sustituyeron al descanso, y el pasado sábado, ante el Barcelona, sumó 22 minutos jugando como extremo en un partido que estaba ya totalmente sentenciado.
Una circunstancia que es bien distinta en la Champions, competición en la que ha tenido un mayor protagonismo y donde ha dejado sensaciones positivas, por encima de la media de un colectivo que no termina de carburar cuando se va acercando al ecuador de la temporada.
Especialmente destacado fue su partido a nivel defensivo contra el Slavia Praga, un choque en el que realizó dos acciones defensivos de un enorme valor. Primero, con una gran anticipación en un balón largo a la espalda de la defensa en la que tuvo que correr hacia la banda derecha y en la que actuó con muchísima contundencia. Ya en la segunda mitad tuvo otra de esas de valor gol al despejar de manera casi acrobática un balón en el área pequeña que todo apuntaba a que habría acabado en el fondo de la red.
Quizá su único debe fue que le faltó algo más de presencia en ataque. Se le vio algo más atrevido en la primera mitad, pero con la entrada de Nico limitó mucho más sus subidas. Un hecho totalmente entendible en un jugador que apenas ha contado con oportunidades y que ha hecho suya la máxima de un lateral: primero defender y después atacar.
En el encuentro frente al Slavia Adama disfrutó de su tercera titularidad en la máxima competición. Se estrenó nada más y nada menos que frente al Arsenal, el líder intratable de la Premier, en una cita en la que fue sustituido en el minuto 68, cuando en el marcador figuraba aún el 0-0 inicial, y que acabó con derrota del Athletic por 0-2.
Aprobó el lateral en una cita de enjundia y, aunque después desapareció del mapa, en Newcastle, tras ocho partidos sin rascar bola, volvió a figurar en el once y a cuajar una más que interesante actuación. De hecho, pudo marcar un gran gol con un disparo desde la frontal, pero el palo repelió su remate.
ARESO NO CARBURA
Las buenas sensaciones con las que acabó Adama el choque frente al Slavia chocan directamente con las que dejó, una vez más, Jesús Areso en el costado opuesto de la defensa. El lateral, por el que el Athletic realizó una importantísima apuesta en verano al pagar 12 millones para recuperarlo de Osasuna, no termina de ser ese lateral profundo y de muchísimo recorrido que llevó a los responsables deportivos a considerarle el idóneo para suplir la retirada de Óscar de Marcos.
Salvo en momentos muy puntuales, el de Cascante está ofreciendo un rendimiento insuficiente, hasta el punto de que a día de hoy se podría decir que Andoni Gorosabel es el titular en el lateral derecho. Frente al Slavia fue sustituido a falta de diez minutos por un Iñigo Lekue que en ese poco rato no desentonó y elevo las prestaciones del navarro. Valverde explicó que Areso aún está en un periodo de adaptación y recordó que en Osasuna estaba acostumbrado a jugar con línea de cinco atrás, lo que le permitía una mayor libertad para atacar. Mientras Adama cogió impulso en Praga, Areso volvió a dejar muchas dudas.