Un buen resumen del gris desempeño del Athletic en el Martínez Valero es que intentó un único disparo entre los tres palos y que este llegó, además, en el minuto 91, ya dentro del tiempo de añadido de la segunda mitad. Alex Berenguer, un futbolista que tiene el cielo ganado por su implicación, su sacrificio y por nunca alzar la voz, fue el que trató de superar a Iñaki Peña con un remate desde dentro del área que, a decir verdad, tampoco inquietó en exceso al guardameta del Elche. Y así, con ese pobre bagaje ofensivo y un contrario que remató hasta en cinco ocasiones contra la meta defendida por Unai Simón, que se ganó, sin discusión alguna, la consideración de mejor jugador del bando rojiblanco, el Athletic obtuvo el máximo premio al que aspiró: el empate a cero.
Recuperados todos los puntales del equipo, si bien Ernesto Valverde hizo públicos a la conclusión del partido los escasos entrenamientos completados por los Williams, Sancet o Berenguer, después de disponer de dos semanas para trabajar y reponer fuerzas sin el estrés de la competición, se esperaba una versión más reconocible de un equipo que sigue sin carburar. Es la tónica de una temporada muy irregular y, aunque solo estamos aún en octubre, este miércoles tiene la primera final del curso con la visita del Qarabag, uno de los líderes de la fase liga de la Champions, a San Mamés.
Cualquiera diría que el conjunto ilicitano es un recién ascendido a Primera División. No lo pareció en esta ocasión y si mantiene la línea de este arranque de curso será difícil que sufra por mantener la categoría. Por lo pronto, está igualado a puntos con el Athletic (14), al que superó en casi todas las facetas del juego, salvo en el marcador. Y menos mal que este es el que manda y que los méritos de unos y otros en numerosas ocasiones no se ven refrendados en el luminoso.
El Athletic fue la nada más absoluta en ataque. El gol pareció una de esas asignaturas que a las primeras de cambio los estudiantes dejan para septiembre -julio ahora con los cambios en educación- porque prefieren centrarse en otras más sencillas. Así, solo quedó defender, cuestión que no se le dio del todo mal, aunque no puede pasarse por alto la aportación de Simón.
En su regreso al Martínez Valero tras un fugaz paso de 20 días allá por 2018, el portero se convirtió en el guardián rojiblanco con una actuación destacada con la que puso fin a ocho partidos seguidos encajando. Desde el 25 de agosto no conseguía el Athletic dejar su portería a cero y nueve encuentros después repitió. Ya era hora. El mejor tono de Aymeric Laporte, muy cerca ya de su mejor versión, fue la otra y posiblemente única noticia positiva, con permiso de los buenos minutos de Alejandro Rego saliendo desde el banquillo, que rescatar en el pobre desempeño del Athletic en su partido ante el Elche.
Un rival que es especial para varios leones -además de la breve estancia de Simón, Vivian debutó contra él y los hermanos Williams se estrenaron como goleadores ante el equipo ilicitano-, pero que no lo será por el encuentro de este domingo.
Por primera vez en la temporada, Valverde dispuso de un once sin ninguno de los Williams, Iñaki y Nico, en él. Ambos saltaron juntos al campo tras el descanso en busca de una reacción que fue muy tímida, pues el conjunto rojiblanco no supo cómo atacar al Elche. A excepción de una acción individual de Nico que acabó en una mala decisión de su hermano, otra más en una temporada que a nivel individual está siendo para olvidar para el capitán, no hubo rastro del Athletic en ataque. Sin capacidad para desbordar, sin ideas, y sin juego, el equipo, que sigue sin carburar, se limitó a defender.