Al igual que en la temporada anterior, la plantilla del Athletic incluye a cinco candidatos específicos para ocupar los laterales. Repiten cuatro de ellos, que son Yuri Berchiche, Andoni Gorosabel, Adama Boiro e Iñigo Lekue. La novedad se llama Jesús Areso, contratado de Osasuna en el mes de julio para compensar el hueco dejado por el incombustible Óscar de Marcos, quien en mayo optó por colgar las botas con 36 años recién cumplidos.
El reparto de papeles hasta la fecha, computados diez encuentros, sigue una pauta que no se aleja demasiado de lo ya conocido. Yuri continúa destacando sobre el resto por su elevada participación. En este inicio de curso suma casi 700 minutos de los 900 posibles, pese a compartir quintada con De Marcos. Con contrato hasta el 30 de junio, ha arrancado dispuesto a aproximarse a su último registro: 3.151 minutos repartidos en 44 partidos. Solo ha quedado al margen en una cita, la de Dortmund.
A Areso, segundo más utilizado, le corresponde hacer las veces de De Marcos. Figura como el titular en la banda derecha desde el primer compromiso, aunque es posible percibir una línea descendente en su presencia: dos titularidades en los últimos seis encuentros. En un escalón inferior se halla Gorosabel, recambio de Areso y uno de los contados del equipo que luce un pleno ante Arsenal y Dortmund. A esta pareja le sigue Lekue, desaparecido en los siete primeros partidos, cero minutos, no siendo algo nuevo en su ya dilatada trayectoria en el equipo. Pero, de repente, enlazó tres compromisos, ejerciendo además de titular en dos de ellos. Cierra la relación un Adama con cifras muy discretas: dos veces ha saltado al campo de inicio siendo suplido en ambas.
Si se profundiza un poco en las situaciones particulares y pese a que estemos en los albores del otoño, se puede hallar material para conjeturar sobre la proyección de cada cual. Yendo en orden inverso, de menor a mayor protagonismo, tocaría hablar de Adama. No será por voluntad propia, pero este joven que se dio a conocer en sociedad hace trece meses y cumple por tanto su segunda campaña en la élite, enfila una etapa crucial de su carrera que no parece ir en sentido ascendente. Que se haya tirado ocho partidos de diez sin levantarse del banquillo sugiere algún tipo de reticencia por parte de Valverde.
Los trece puntos que constan en el casillero relativizan la mala dinámica de juego, pero en situaciones incómodas, con el equipo incapaz de despegar, se tiende a depositar la confianza en la gente experimentada. En este contexto se ha dado la insistente apuesta por el veterano Yuri, desmesurada a estas alturas sabiendo la gran exigencia del calendario que gestiona el Athletic, o que Valverde haya preferido asimismo a Lekue por el costado izquierdo en una ocasión. Yuri cumple, defiende mejor que antes, en parte porque no se prodiga tanto en ataque; selecciona más las subidas y a cambio cierra mejor su costado. Mantiene una fiabilidad que lógicamente un joven como Adama no está capacitado para ofrecer y este no se distingue por su agresividad y recursos en el marcaje.
EL COMODÍN
De momento, la inexistencia de relevo claro en Lezama y que se trate de un fichaje explica que Adama esté en el ajo, aunque pase casi desapercibido. Ya en el curso anterior su minutaje fue paulatinamente menguando: con el avance de los meses y el equipo inmerso en citas decisivas para sus intereses, Valverde le fue dando más bola a Lekue. Alternativa a la que recurrió con asiduidad, especialmente ante rivales de entidad o para anular a extremos particularmente incisivos. Un ejemplo práctico y muy cercano sería el día del Dortmund, cuando se tuvo que emparejar a ese cuchillo llamado Adeyemi. Enésimo ejemplo de que el deustoarra nunca deja de merecer un crédito que incluso este técnico tiende a regatearle.
Apuntar que Lekue ya cubrió de forma completa la visita a La Cerámica en la banda opuesta, dejando a Areso y Gorosabel en la recámara. Estos se habían repartido los minutos en el partido previo, contra el Girona, y Valverde se decantó por el tercero de la lista que, encima, estaba inédito. La elección reflejaría un presumible descontento por el rendimiento de Eraso, muy en concreto, pero también de Gorosabel.
El navarro, una adquisición costosa y reciente, no acaba de amoldarse a la propuesta del Athletic. En Osasuna llamaba la atención por sus potentes avances que solía culminar con envíos templados al área, característica que en estos dos meses en Bilbao apenas ha asomado. Sucede además que sin balón se le ha visto desorientado. Un poco como a Gorosabel, que venía de hacerlo muy bien como complemento de De Marcos y acusa, como el resto, los altibajos que tiene el bloque en casi todos los partidos.