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Lo mejor y lo peor del Villarreal-Athletic

El conjunto rojiblanco insiste en ser un mal alumno y hacerse el harakiri

Iñaki Williams no tuvo su noche en La Cerámica.Agencias

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ElAthletic recibe el enésimo castigo. La historia en el Estadio de la Cerámica fue prácticamente un calco de la que se vivió en Mestalla una semana atrás. Fue mejor que su rival en el primer tiempo, pero volvió a hincar la rodilla.

Lo mejor: Que acaba el mes de septiembre

Septiembre es un mes que desajusta al personal, al ciudadano de a pie. Es el mes que para una mayoría se acaban las vacaciones, es el mes en el que los chavales regresan a sus estudios, es el mes que el verano da el testigo al otoño… Esa pequeña negrura que se atribuye al mes de septiembre se acentúa en el caso de este Athletic, que debe agradecer que toca pasa página en el calendario. Los rojiblancos han disputado cinco encuentros, cuatro de liga y uno de Champions, ha perdido cuatro de ellos y se ha tenido que conformar con un pobre punto ante el colista de Primera División. Por ello, hay quien piensa que lo mejor que le puede pasar al bloque bilbaino es que llegue octubre, aunque el nuevo mes de octubre arranque con un duelo de vértigo en el temible Signal Iduna Park de Dortmund.

El partido desplegado por el Athletic en el Estadio de la Cerámica dejó sensaciones agridulces. El primer tiempo fue muy similar al que ofrecieron los leones en Mestalla siete días atrás, incluso superó en esta ocasión en cuanto a juego y llegadas al primer tiempo de Valencia. Son los brotes verdes con los que hay que quedarse, los frutos de una alta presión bien planificada, un fútbol fluido en la medular, con los galones que posee Iñigo Ruiz de Galarreta y con el continuo crecimiento de Mikel Jauregizar, la solidez defensiva y las numerosas llegadas con peligro al área defendida por el imprevisible Luiz Junior. Es una lástima que ese dominio no tuviera continuidad como ocurriera también en Mestalla.

Lo peor: La falta de gol y las decisiones en las sustituciones

Suena repetitivo, pero la realidad es la que manda. El Athletic se empeña en caer en los mismos errores y, sobre todo, en pecar en insistir en ofrecer dos caras en un mismo encuentro, ya que juega en cada uno en varios. Así fue en Mestalla, con un buen tiempo y uno segundo malo y marcado por la expulsión de Dani Vivian; así fue también en el duelo de San Mamés frente al Girona, fatal en los primeros 45 minutos y creíbles en los segundos 45 minutos, y así fue este sábado frente a un Villarreal al que perdonó hasta el regreso de vestuarios, cuando el equipo de Marcelino García Toral le dio la vuelta al calcetín para acertar cuando tuvo que acertar y llevarse así los tres puntos, con el que el Athletic eleva su mala racha a cinco compromisos consecutivos sin conocer la victoria, una tacada que no se repetía desde la campaña 2022-23.

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Visto lo visto, Marcelino dio con la tecla a la hora de releer su guion inicial e introducir las correcciones necesarias para poder llevarse el gato al agua. Asunto que no se produjo en el caso de Ernesto Valverde, que quizá no manejó de la manera más idónea sus decisiones en el capítulo de las sustituciones. Sorprendió, a primera vista, la renuncia a un Unai Gómez que cumplía con creces en el extremo izquierdo y que inquietaba mucho a Mouriño, y en su lugar dio entrada a un Robert Navarro al que le falta dar un paso adelante en el marco competitivo. También volvió a retratar que Iñigo Ruiz de Galarreta no puede competir los 90 minutos, lo que se debe entender como un déficit, y llamó la atención el retoque táctico que generó la entrada al verde de Jesús Areso, un futbolista lejos del nivel que ofrecía en Osasuna, al adelantar la posición de Iñigo Lekue y situar a Iñaki Williams como hombre más avanzado, una fórmula que no ha funcionado este curso. Vamos, que quedan muchos detalles por cerrar.