Bilbao respira este martes fútbol europeo desde primera hora. El Casco Viejo ha amanecido con un ambiente especial y, como suele suceder en las grandes citas, la Plaza Nueva se ha convertido en el punto de encuentro para un buen número de aficionados del Arsenal, aunque también se dejan ver seguidores del Athletic, que aprovechan el día soleado para instalarse en las terrazas, beber cerveza y saborear la antesala del estreno de la Liga de Campeones en San Mamés.
El rojo de las camisetas inglesas se mezcla con el rojiblanco local en un escenario que, aunque animado, no llega a desbordarse. No se trata de una invasión masiva, como ya ocurrió en la final de la Europa League, sino de grupos de hinchas que ocupan mesas, brindan con pintxos y entonan de vez en cuando algún cántico suelto. La escena, en todo momento, desprende convivencia y normalidad.
Ilusión ante el estreno de la Champions
Entre los seguidores del Arsenal hay quienes muestran plena confianza en sus opciones: “Hoy ganamos fácil”, asegura uno en inglés entre risas, mientras otro se atreve a ir más allá: “Vamos a ganar la Champions”. Otros hinchas, en cambio, optan por un discurso más prudente y respetuoso hacia el rival: “Va a ser un partido complicado, la atmósfera que se va a vivir en San Mamés va a ser increíble”, señala un joven acompañado de su grupo. “Va a ser un partido bonito”, añade otro, alzando su pinta.
Los aficionados del Athletic tampoco esconden sus ilusiones. “Vamos a dar la sorpresa y nos vamos a llevar los 3 puntos”, dice uno de los presentes, mientras otro sonríe confiado: “Vamos de tapados en esta Champions, a lo bajini”.
Entre risas y comentarios, varios recuerdan gestas europeas pasadas en San Mamés y coinciden en que la comunión con la grada puede ser decisiva esta noche. La hostelería de la zona, reforzada con pintxos y barriles extra, responde al goteo constante de clientes. Los camareros sirven sin descanso mientras las terrazas se llenan de brindis, o cheers, fotografías y conversaciones entre locales y visitantes. Más que un choque de aficiones, la jornada se vive como un intercambio cultural en torno al fútbol y la cerveza.